
Definición de
El vocablo latino benevŏlus llegó a nuestro idioma como benévolo. Se trata de un adjetivo que permite calificar a aquel o aquello que resulta amable, cariñoso, simpático o, al menos, no dañino.
Muchas veces el término se emplea para aludir a lo que podría ser más duro o difícil pero, sin embargo, termina siendo piadoso o compasivo. Por ejemplo: “La directora de la escuela fue benévola y solo apercibió a los alumnos que escribieron frases groseras en la fachada de la escuela”, “El equipo tiene un calendario benévolo de aquí a fin de año”, “El clima no está siendo benévolo con los productores rurales de esta región”.
Tomemos el caso del sorteo que determina cómo se distribuirán, en distintos grupos, los seleccionados nacionales que participarán de la Copa Mundial de Fútbol. Si a un equipo le toca compartir el grupo con el último campeón del mundo, el vigente campeón americano y una potencia europea, puede decirse que el sorteo no fue benévolo con él. En cambio, para la selección que queda en el mismo grupo que tres países sin tradición futbolística ni logros recientes, el sorteo sí fue benévolo.
La benevolencia también se asocia a la bondad, la magnanimidad y la misericordia. Supongamos que un hombre descubre a un niño robando. El sujeto, en lugar de llamar a la policía para que determine cómo actuar o de tratar de ponerse en contacto con los padres del pequeño, se muestra benévolo y busca entender los motivos que llevaron al chico a robar. Así comienza a conversar con él y le explica que su accionar fue desacertado.
Antes de continuar, veamos ciertas curiosidades de las definiciones que el diccionario de la Real Academia Española nos ofrece para éste y otros términos relacionados. Con respecto a benévolo, nos dice que se trata de un adjetivo usado para describir a alguien que se muestra «simpático hacia los demás y sus obras», o bien que «tiene buena voluntad hacia ellos». Pero luego podemos echar un vistazo a benevolente, otro adjetivo que en general se encuentra como sinónimo del primero; aquí la RAE nos dice que significa «favorable» o «que tiene benevolencia». Este último término, por su parte, lo presenta como la «cualidad de benévolo».
Se trata de un círculo un tanto confuso, que nos lleva a pensar en la gran cantidad de términos que podrían fusionarse en nuestra lengua con el propósito de simplificar su uso y, sin quererlo, de potenciar la riqueza de nuestra comunicación. Tener tantos sinónimos cuyos significados son tan similares no siempre es beneficioso, porque nos empuja a cometer errores con tal de no incurrir en una redundancia: los sinónimos no siempre son intercambiables en cualquier contexto, pero sus diferencias pueden ser muy sutiles y esto dificulta su correcto uso.
Dicho todo esto, podemos recurrir una vez más a algunos de los ejemplos expuestos en párrafos anteriores para analizar el significado que le hemos imprimido al término benévolo y verificar que su uso sea correcto. Podemos decir que el hombre que decide no llamar a la policía tras presenciar el acto de vandalismo del niño es en efecto benévolo, ya que muestra buena voluntad y comprensión hacia él. Sin embargo, tanto la directora del colegio que dicta una sanción ligera como el clima que no echa a perder la cosecha incluyen el matiz de «favorable», algo que encontramos en la definición de benevolente.
Claro que esto no indica que no sean sinónimos, sino que en algunos casos uno se prefiere por encima del otro. Veamos más sinónimos a continuación: magnánimo, indulgente, clemente, afable, afectuoso, benigno, bondadoso, generoso, complaciente y liberal. Con respecto a sus antónimos, podemos mencionar intransigente, maligno y malévolo.
BENÉVOLO
La palabra benévolo se refiere a quien desea hacer el bien a otros, al amigable, bienintencionado e indulgente.
Este término procede del adjetivo latino bĕnĕvŏlus, que significa ‘el que tiene bondad e indulgencia’; en un esclavo, significaba también ‘tener lealtad o fidelidad y total disposición para servir’. Derivado del adverbio bene, con el significado de ‘bien’, ‘satisfactoriamente’, ‘acertadamente’, a su vez, del adjetivo bŏnus (en latín antiguo duenos), es decir, ‘bueno’, ‘útil’, ‘provechoso’, ‘con buenas cualidades y talento’; también ‘rico’, ‘noble’, honrado’, ‘patriota’, etc. Más -volus, -vol, que es la raíz del verbo volo / velle, de vŏlu que significa ‘desear’, ‘querer’, de donde derivan las palabras voluntad, volición, voluntarioso y voluntariado. Por lo tanto, una persona benévola es «la que desea (vŏlu) hacer el bien (bene) a otros».
El vocablo bŏnus, que se asocia a la raíz indoeuropea *deu-2 (poderoso, adorar), de donde deriva una gran familia de palabras, entre otras: bonanza, benigno, bondad, bonito, abonar, etc.
Por su parte, volo / velle, tiene relación con la raíz *wel- (desear, querer) y con el término latino voluptas (placer, de donde voluptuoso).
Fuente:
- De Miguel Raimundo. Edición 2003. Nuevo Diccionario Latino-Español Etimológico. pp. 120, 992. Madrid.
– Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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rosper Mérimée LA VENUS DE ILLE (La Vénus d’Ille, 1837) Que la estatua, decía, sea favorable y
benévola
puesto que tanto se parece a un hombre.
Miss Lavinia nos miraba con
benévola
protección, como si nuestro amor y nuestra felicidad fueran obra suya, y todos estábamos contentos unos de otros.
A punto vienes: como siempre en el pasado, también en lo futuro por tu mano me dejo llevar. Atena ::Lo sabia, Ulises, y por ello,
benévola
, hace rato me he puesto en camino para proteger tu caserío.
ntes de comenzar a decir lo que he de deciros tengo que empezar dándoos gracias por la
benévola
curiosidad con que habéis acudido a esta cita de difusa esperanza española, y pediros que, dilatando un poco más vuestra benevolencia, suspendáis un momento los juicios previos que hayáis formado sobre lo que este acto, como todo acto, tiene de personal.
Angustias y su madre, al ver derrotado a su enemigo, habían procurado dos o tres veces llamarle la atención, a fin de calmarlo o consolarlo con su mansa y
benévola
actitud, pero él les había contestado por medio de rápidos y agrios gestos, muy parecidos a juramentos de venganza, tornando en seguida a su patriótica música con expresión más viva y ardorosa.
l señor don Fernando Valdés, conde de Torala y coronel de artillería en el ejército español, ha tenido la amabilidad de «emitirme para la Biblioteca Nacional, acompañado de
benévola
carta, un ejemplar del primer tomo de la obra que, sobre nues tra guerra de Independencia ha entregado á la publicidad.
Y preñada luego la diosa en su abrazo con el dios, parió a Leto de azulado peplo, siempre dulce,
benévola
con hombres y dioses inmortales, dulce desde su origen, y la más amable dentro del Olimpo.
Los que asistían de continuo a formar el séquito de presuntos galanes de doña Inés de Tordesillas, que tal era el nombre de esta celebrada hermosura, a pesar de su carácter altivo y desdeñoso, no desmayaban jamás en sus pretensiones; y éste animado con una sonrisa que había creído adivinar en sus labios, aquél con una mirada
benévola
que juzgaba haber sorprendido en sus ojos; el otro, con una palabra lisonjera, un ligerísimo favor o una promesa remota, cada cual esperaba en silencio ser el preferido.
Hasta los ha habido veteranos del presidio, que al yerme en el último momento, se tranquilizaban decian: «Nicomedes, me satisface que seas tú.» El funcionario iba animándose en vista de la atención
benévola
y curiosa que le prestaba Yáñez.
La voz pública, si bien creía á la marquesa libre de culpa en el doble envenena- miento, no era tan
benévola
para con su señoría el de San Juan Nepomuceno.
Ellas han hecho aun más por mí; me alimentaron en mi larga peregrinación, y encaminaron mis pasos a este suelo de libertad y de paz, a esta patria adoptiva, que me ha dispensado una hospitalidad tan
benévola
.
Las señoras le miraban con miedo; algunas, jóvenes, con cierta curiosidad
benévola
; aunque todas se inclinaban a creer que estaba algo loco.
Benevolent Dictator for Life (BDFL) es un título informal que se otorga a ciertos individuos de la comunidad de desarrolladores de software de código abierto que tienen la tarea de asignar las directrices generales y, en ciertas situaciones, las decisiones finales dentro del ámbito de un proyecto. La traducción de Benevolent Dictator for Life es Dictador Benevolente De por vida, lo que conlleva un tanto de informalidad y humor.
En 1995 Guido van Rossum, creador de Python, fue la primera persona sobre la que recayó dicha distinción.[1][2]
El término «Benevolent Dictator for Life» fue acuñado por el programador de Python, Guido van Rossum, quien se autodesignó como «BDFL» para el desarrollo de Python. En la comunidad del software libre, el papel del BDFL es visto como una forma efectiva de tomar decisiones rápidas y unificadas, lo que permite que un proyecto crezca y evolucione de manera más eficiente.
Sin embargo, también hay críticas al concepto de BDFL, ya que algunas personas argumentan que el control absoluto de una sola persona puede limitar la creatividad y la innovación del proyecto. Además, la naturaleza del BDFL puede crear una dependencia insalubre en una sola persona, lo que puede ser perjudicial para el proyecto a largo plazo.
Nótese la diferencia con su significado histórico usado en un contexto político.[cita requerida]
Lista de algunos BDFLs
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Dictador Benevolente
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Entendemos por dictador benevolente aquella persona que tiene la autoridad final para la toma de decisiones, por su personalidad o experiencia y la aplica diariamente con un uso racional para el beneficio de una comunidad o de una familia en concreto.
No hay que asociar este concepto al tópico de dictador que toma las decisiones por la fuerza o sin consenso común. Los dictadores benevolentes no toman realmente las decisiones, dejan que las cosas fluyan libremente, esperan un intercambio de ideas, y mediante la experiencia, el razonamiento y la reflexión intentan llegar a un acuerdo. En caso de que no se consiga, el dictador benevolente cuenta con suficiente experiencia para poder tomar una decisión final que beneficiará a la sociedad.[16]
Por otro lado, en muchos casos el dictador tendrá que delegar responsabilidad en la toma de decisiones en quien considere que esté capacitado para ejecutarlo.
Una de las características que les une a los dictadores, es su rechazo en la toma de decisiones sin ser consensuada y entendida por todos los miembros de la sociedad, a lo que suelen decir “así tiene que ser”, en el sentido de que es lo mejor para ti y para la sociedad porque ya lo he conocido a través de la experiencia.
Ser dictador benevolente requiere una especial delicadeza a la hora de dirigirse a la comunidad. En primer lugar, cuando comienza la conversación, el dictador permite que los individuos de la sociedad manifiesten sus opiniones libremente, dejando para el final sus opiniones constructivas para que los miembros de la comunidad no se sientan influenciados. Aunque en algunos casos, el dictador puede equivocarse, pero no por ello pierde su credibilidad.
Es importante que el dictador sea el emprendedor del proyecto. Que reúna las habilidades, tales como competencia técnica o habilidad de persuadir para poder liderar el proyecto y que los miembros de la sociedad confíen en tus ideas. Así el proyecto será centralizado ya que sus conocimientos y aptitudes son aceptadas por el grupo. Pero en cambio si no hay un candidato con suficiente credibilidad, es mejor que el proyecto se descentralice en la toma de decisiones.
Referencias
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