La colección de dibujos españoles del British Museum es una de las mejores que hay fuera de España y posee ejemplares de una calidad excepcional. Comprende cerca de doscientas obras e incluye muestras de artistas que van desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XX. La colección ha ido creciendo de forma esporádica. Las primeras adquisiciones, de mediados del siglo XIX, reflejan el creciente interés que había en Gran Bretaña por el arte español, impulsado, entre otros factores, por la publicación de los dos volúmenes el Handbook for Travellers in Spain, de Richard Ford (1845) y los Annals of the Artists of Spain, de William Stirling Maxwell (1848). Ambos escritores fueron asimismo coleccionistas. Ford reunió un gran número de estampas y dibujos —entre los que se contaban algunos de Murillo que adquirió en Sevilla— y Stirling Maxwell, pinturas y dibujos. Entre los primeros diseños españoles que ingresaron en el British Museum figuraban los de la colección del vizconde de Castel Ruiz, que fueron obtenidos en la subasta que celebró Christie’s en 1846. Dentro de los dibujos subastados en dicha ocasión estaban la Apoteosis de san Francisco de Asís de Teodoro Ardemans y la Imposición de la casulla a san Ildefonso de Antonio de Pereda. Era la primera vez que el museo adquiría dibujos de una colección española, algo que volvería a repetirse en ese mismo siglo. El museo compró en dicha ocasión un total de treinta obras españolas, lo que constituía un corpus importante. Varias fueron luego atribuidas a artistas italianos, pero recientemente se han vuelto a asignar a la escuela española, como El desvanecimiento de la reina Ester a Mosén Domingo Saura. En 1850, cuatro años después de la subasta de 1846, el museo compró al editor de estampas y marchante londinense Henry Graves un grupo de dibujos españoles fundamentales, entre los que estaba El agarrotado de Goya, el Santo atado a un árbol de Ribera y La expugnación de Rheinfelden de Carducho.
En la segunda mitad del siglo XIX, el creciente interés en Gran Bretaña por el dibujo español coincidió con una mayor valoración del arte hispano en general, como prueba la formación de colecciones especializadas en otros ámbitos, como la pintura y las artes decorativas. Cuatro de las cerca de sesenta piezas atribuidas a Murillo que pertenecían a Alleyne Fitzherbert, barón de St Helens, cuya colección se vendió en 1840, acabaron en el British Museum, dos de ellas en 1873 como donación de James Hughes Anderdon. El espléndido grupo de dibujos españoles que se estaba formando fue un acicate para incrementar la colección, y en 1890, dos obras claves de Luis Paret y Alcázar y otra de Miguel Jacinto Meléndez reforzaron considerablemente los fondos del siglo XVIII.
Entre los mil dibujos que el museo adquirió en 1895 estaban algunos de los más valiosos ejemplares españoles de la colección de John Malcolm of Poltalloch (1805–1893), acaudalado terrateniente y magistrado escocés residente en Londres. En 1860, sir John Charles Robinson (1824–1913), director de las colecciones de arte del nuevo South Kensington Museum (posteriormente Victoria and Albert Museum) vendió a Malcolm su notable colección de dibujos. Es posible reconstruir la importancia de este conjunto gracias al catálogo de los dibujos de Malcolm que elaboró Robinson en 1869. Durante los años siguientes, Robinson siguió asesorando a Malcolm en sus adquisiciones. Robinson viajó a España donde, además de otros objetos, compró una serie de dibujos por mediación de José Madrazo, director del Museo del Prado, y fundador y director del Real Establecimiento Litográfico de Madrid. Entre ellos estaban la Cabeza de monje atribuida a Zurbarán y la Asunción de la Virgen de Herrera Barnuevo. En el prólogo del catálogo de 1869, Robinson explicaba los criterios por los que se regía para crear la colección de Malcolm. Dos de las cuatro reglas que le parecían esenciales eran: «independientemente de la autoría, coleccionar solo ejemplares de indiscutible excelencia como obras de arte», y, «en el caso de maestros menos eminentes, quedarse solo con los ejemplares de excepcional calidad y bien conservados». Ambas reglas quedaban avaladas por los dibujos de Zurbarán, Herrera Barnuevo y otros que llegaron al museo por la misma vía.
Ya en el siglo XX, una serie de adquisiciones y donaciones importantes han enriquecido el conjunto. Los dibujos de la colección de sir Thomas Phillipps (1792–1872), donados por el conde Antoine Seilern en 1946, a través del nieto y heredero de Phillipps, Thomas Fitzroy Fenwick, incluían magníficos diseños de artistas españoles, como el Cristo golpeado por un sayón de Ribera y la Última Cena, de Luis Antonio Planes. La donación aportaba también cuatro dibujos que se creían de Velázquez, pero que actualmente se atribuyen al artista florentino Jacopo Confortini (1602–1672). Durante la segunda mitad de siglo, quizá coincidiendo con el declive del interés por el tema, disminuyó la capacidad del museo para adquirir diseños españoles. Con ello se perdió la oportunidad de engrosar la colección con nuevas obras de Goya cuando todavía estaban disponibles. El soberbio conjunto de estampas del pintor del que dispone el museo llegó relativamente tarde, en 1975, procedente de la colección del hispanista Tomás Harris. Desde entonces, las adquisiciones de dibujos españoles han sido esporádicas, aunque ha habido incorporaciones reseñables, como el notable Diseño para el retablo de una capilla de Sebastián de Herrera Barnuevo. Con todo, en los últimos años, gracias a la generosidad del Ottley Group, que patrocina adquisiciones de dibujos de maestros antiguos, se han añadido a los fondos algunos ejemplares importantes. Entre ellos están el Estudio de desnudo con una rodilla en tierra, de Juan Conchillos y Falcó, y Cristo repartiendo el pan entre sus discípulos, de Miguel Barroso y Diego López de Escuriaz.
Perhaps the most influential artist of the 20th century, Pablo Picasso may be best known for pioneering Cubism and fracturing the two-dimensional picture plane in order to convey three-dimensional space. Inspired by African and Iberian art, he also contributed to the rise of Surrealism and Expressionism. Picasso’s sizable oeuvre grew to include over 20,000 paintings, prints, drawings, sculptures,ceramics, theater sets, and costume designs. He painted his most famous work, Guernica (1937), in response to the Spanish Civil War; the totemic grisaille canvas remains a definitive work of anti-war art. At auction, a number of Picasso’s paintings have sold for more than $100 million. The indefatigable artist has been the subject of exhibitions at the world’s most prestigious institutions, from the Museum of Modern Art and Centre Pompidou to the Stedelijk Museum and Tate Modern.
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Germán Samper dibujando durante una entrevista realizada por ArchDaily en 2015. Image © Nicolás Valencia
El dibujo es la representación de un mundo donde convergen la imaginación, la creatividad y la manera en que el hombre percibe su entorno. Es quizás una de las herramientas más importantes para la expresión del arquitecto, un lenguaje siempre al servicio entre la mente y la mano. Sin embargo, hoy es inminente la evolución del mundo al medio digital y muchas veces el dibujar se vuelve un tema que a los jóvenes arquitectos intimida o deja de interesar.
Una iniciativa originalmente impulsada por Mauricio Uribe, director Del Instituto Distrital De Patrimonio Cultural de Bogotá (IDPC), tiene como objetivo acercar nuevamente a los estudiantes al dibujo como una práctica fundamental para el desarrollo, el pensamiento y expresión arquitectónica. En trabajo en conjunto con el Museo de Bogotá, ha llegado a la Escuela Nacional Superior de Arquitectura Paris-Val de Seine la exposición “Dessiner s’apprend en dessinant” (Dibujando se aprende dibujando) de Germán Samper, gran arquitecto colombiano, quien desde joven entendió la importancia del dibujo para su labor.
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Exposición «Dessiner s’apprend en dessinant” en París. Image Cortesía de Catalina Samper
Durante unas vacaciones en Europa, cuando el joven Germán Samper trabajaba en el taller de Le Corbusier y planeaba su viaje de visita al Congreso Internacional de Arquitectura Moderna – CIAM, el reconocido arquitecto suizo le sugirió dejar a un lado la cámara fotográfica y conseguir en vez lápices y libretas. Samper fue tomando incrédulamente la costumbre del dibujo, pero con la práctica esta herramienta se convirtió en un lenguaje esencial para comunicarse con el mundo.
Hoy, la trayectoria de Germán Samper ha reunido en archivo más de 5.000 dibujos a mano, de los cuales 200 han sido tomados para su exhibición. Su hija, Catalina Samper, ha trabajado en la documentación de todos estos dibujos y gracias a su conocimiento, ha logrado organizar una curaduría del trabajo de su padre para abrir al público.
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Exposición «Dessiner s’apprend en dessinant” en París. Image Cortesía de Catalina Samper
La primera parte de la muestra se enfoca en los años en que Germán Samper empezó a dibujar. Seguida de una catalogación de diferentes estrategias que fue desarrollando a través de la práctica. En una etapa más madura se pueden apreciar dibujos sobre los maestros modernos que han influido en su trabajo como arquitecto, así como su interés por sus raíces culturales heredadas de arquitecturas españolas y precolombinas. Sus dibujos también reúnen varios lugares de sus viajes por el mundo, así como sus paseos urbanos por diferentes lugares de cada ciudad. Finalmente, croquis de sus proyectos ponen en evidencia como con constancia se logran desarrollar las destrezas para dibujar.
Esta exposición estará abierta al público en París hasta el 8 de diciembre y se espera próximamente sea llevada a otras ciudades de Europa. Es una apuesta por mostrar el trabajo y la práctica de un arquitecto que no siempre fue hábil en el dibujo pero la práctica rápidamente le ayudo a desarrollar diferentes estrategias hasta llegar a ser el gran dibujante que hoy es. Esta es una apuesta cuyo énfasis pedagógico propone sembrar de nuevo, en las próximas generaciones, algo de la enseñanza que dejó a Germán Samper el gran Le Corbusier; A dibujar, se aprende dibujando.
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Exposición «Dessiner s’apprend en dessinant” en París. Image Cortesía de Catalina Samper
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Exposición «Dessiner s’apprend en dessinant” en París. Image Cortesía de Catalina Samper