
ESCUCHAR
El término sorpresa refiere al acto y al resultado de sorprender. Este verbo, por su parte, hace mención a generar asombro, causar impacto o provocar desconcierto por mostrar o desvelar algo que estaba oculto, resulta extraño o era inesperado.
Sorpresa también es aquello que hace que una persona se sorprenda. Por ejemplo: “Mi mamá me prometió un regalo sorpresa para mi cumpleaños”, “Fue una sorpresa haber encontrado a Matilde en el centro comercial”, “Las declaraciones del entrenador del seleccionado generaron sorpresa entre los periodistas”.
Una emoción repentina
Puede decirse que una sorpresa es una emoción repentina que surge por un suceso que no era previsto. Las sorpresas pueden ser agradables, negativas o no tener valoración, de acuerdo al contexto.
Tomemos el caso de una mujer que, al llegar a su casa, encuentra sobre la cama un ramo de flores y pasajes para viajar al Caribe junto a una nota de su marido, quien la saluda por un aniversario de casados. En este caso, la sorpresa genera satisfacción a la persona sorprendida.
En cambio, si un hombre sale de la oficina y descubre que le han robado su automóvil, experimentará una sorpresa negativa: el impacto de la noticia sólo provocará sentimientos desagradables.
También puede haber sorpresas que resulten neutrales en el ánimo. Si una persona ingresa a un negocio y se entera de que el empleado que la atiende habitualmente ha renunciado ya que se mudó de ciudad, puede sorprenderse sin realizar ninguna valoración en particular de la novedad.
Puede servirte: ánimo
La sorpresa como objeto material
Más allá de la emoción o el sentimiento, se puede llamar sorpresa a un objeto material: “¿Ya viste la sorpresa que te dejé sobre la mesa?”.
En este caso, el término sorpresa se puede usar como sinónimo de regalo u obsequio, aunque tiene implícita esta naturaleza inesperada por parte de quien lo recibe, algo que no siempre se da al recibir algo de otra persona. Del mismo modo, una sorpresa de este tipo casi siempre es positiva.
Para que un regalo sorpresa pudiera ser considerado negativo, debería tratarse de una situación muy particular en la que la persona que lo entrega desea vengarse de su receptor o bien herir sus sentimientos por una razón determinada. Si le dijera las mismas palabras que vimos en el ejemplo anterior para indicarle que lo ha dejado sobre la mesa, estaría usando un tono sarcástico con el deseo de ver en su cara una sensación de desagrado, miedo u otro estado negativo.
Ver también: Agradable
Un tipo de efecto
Existe el concepto de efecto sorpresa, que se define como una herramienta que se aplica de forma intencional para generar sorpresa en el receptor de un mensaje. Esto se puede aplicar en un gran número de ámbitos, que van desde la educación hasta el mercado. En el primer caso, se considera especialmente útil para mantener la atención de los estudiantes más pequeños o adolescentes, edades en las que suele ser más difícil concentrarse en las explicaciones de los maestros dados los cambios que tienen lugar en nuestro cuerpo y nuestro desarrollo emocional.
Por medio del efecto sorpresa, que se puede conseguir de diferentes maneras, es posible generar diferentes puntos de inflexión a lo largo de una lección que obliguen a los estudiantes a prestar atención a la exposición de una forma espontánea. Supongamos que en medio de una clase de historia antigua la profesora establece una comparación entre un personaje del pasado y uno de la cultura popular actual; seguramente, los alumnos serán sorprendidos ante tal conexión y esto los llevará a esperar la siguiente.
En el caso del mercado, el efecto sorpresa es necesario para romper con la monotonía que suele generar la demanda de productos similares todos los años. La telefonía móvil es un ámbito en el cual resulta especialmente útil cada cierta cantidad de tiempo para recuperar el interés del público.
Sigue en: Secuencia didáctica
veremos las diferencias entre asombro y sorpresa explicada:
SORPRESA
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Dentro de las expresiones del ser humano está la sorpresa, vista como un breve estado mental y fisiológico de alteración emocional que produce sobresalto, asombro, impacto o desconcierto al develar algo desconocido, extraño o inesperado, y puede ser neutral, moderado, agradable, desagradable, positivo o negativo, e inmediata por la emoción de miedo, alegría o confusión.
La respuesta fisiológica a la sorpresa es de sobresalto, cuyo propósito es interrumpir una acción en curso y reorientar la atención hacia un evento nuevo que provoca tensión de los músculos, en especial los del cuello, y una respuesta inmediata de lucha o huida, ataque o amenaza de supervivencia, provocando una liberación de adrenalina en el sujeto, este tipo de sorpresas son negativas al ser humano. Este mecanismo de afrontamiento predice la respuesta más allá de la sorpresa, como confusión o interés y a medida que la persona se adapta a este tipo de sorpresas disminuye el nivel de intensidad.
Se cree que al determinar la dimensión emocional que el individuo expresa como respuesta a la reacción de una sorpresa positiva, la pupila se dilata, mientras que en las sorpresas negativas, esta se constriñe. Sin embargo, en estudios recientes se muestra que la dilatación de las pupilas se da tanto con estímulos positivos como negativos.
La sorpresa viene causada por el asombro, cuando los invade el desconcierto por descubrir algo que no se espera. Por lo que la sorpresa, es una reacción muy personal ya que no todos se alarman por las mismas cosas, ni se interiorizan del mismo modo, aunque es cierto que algunas son bastante comunes a todos los individuos, por el hecho de incidir en los instintos más básicos de las personas.
ASOMBRO
El asombro es un estado o sentimiento que normalmente afecta a las personas y que se desencadena tras apreciar algo totalmente fuera de lo habitual y es considerado como una emoción que ilumina la mente, ya que cuando algo asombra a una persona, esta sale de su bloqueo emocional o embelesamiento para percibir la realidad del entorno y centrarse en aquello que lo impactó. Es decir, produce impresión en el ánimo de admiración, fascinación, extrañeza, pasmo, estupefacción, sobrecogimiento y desconcierto por algo nuevo, excepcional, grandioso o inesperado que desencadena diferentes emociones en la persona asombrada.
Las emociones del asombro son similares a la de la sorpresa como elevación de las cejas, abrir los ojos y la boca de forma excesiva y tocarse cualquier parte del cuerpo en especial la cara y el pecho con las manos.
DIFERENCIAS ENTRE SORPRESA Y ASOMBRO
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Para muchas personas sorpresa y asombro son sinónimos, pero estos dos vocablos son diferentes. Al sorprender a una persona se ejecuta la sorpresa. Por lo que la sorpresa es repentina e inesperada, mientras que el asombro se utiliza para generar o provocar emociones que nos haga sentir maravillados o deslumbrados, no necesariamente repentino e inesperado. Sin embargo, algunas personas pueden ser sorprendidas con algo negativo o positivo, mientras que el asombro casi siempre es positivo o bueno.
EJEMPLOS DE SORPRESA
- Encontrarse con alguien a quien tenía tiempo sin verlo, por lo que el encuentro es repentino e inesperado, que causa sorpresa.
- Estar en un lugar de vacaciones y de repente presenciar una tormenta o tempestad violenta.
- Recibir una propuesta de matrimonio en un lugar inesperado.
- Llegar a su casa después de un día de trabajo y encontrar en la sala un cocodrilo.
- Recibir un sobre con pasajes gratis para dos personas a una isla paradisiaca.
- Salir de un supermercado y descubrir que le han robado su vehículo.
- Batir récord de velocidad en un maratón que no lo esperaba.
- Llegar a un determinado lugar y encontrarse con una fiesta sorpresa de cumpleaños.
- Enterarse de una enfermedad o accidente repentino de un familiar o amigo.
- Haber disfrutado de una fiesta entre amigos, luego enterarse, que esta embarazada.
EJEMPLOS DE ASOMBRO
- Estando de visita en Europa, se observó que uno de los acompañantes dominaba bastante bien el inglés como guía turística y sorprendió al grupo familiar.
- Cuando un estudiante mantiene altas calificaciones sin preocuparse mucho por sus estudios.
- Compartir con un amigo y enterarse al día siguiente que éste falleció repentinamente.
- Ver que su equipo favorito va perdiendo 0-3 y en los minutos sube a 4-3.
- Enterarse que descubrieron la cura contra el cáncer.
- Compartir en la comunidad con un vecino ejemplar, serio, responsable, trabajador, padre de familia y de repente verlo transformado en mujer.
- Conocer por primera vez una persona extremadamente alta o excesivamente pequeña.
- Conocer personas que se han realizado operaciones extravagantes en su cuerpo para parecerse a una alienígena o lucir diferente.
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ESCUCHAR
Se conoce como asombro a la sorpresa, la estupefacción, el pasmo o la consternación que se produce por algo inesperado o impensado. El asombro puede provocarse por un acontecimiento positivo (agradable), pero también por un hecho negativo (dañino o doloroso).
Por ejemplo: “El nivel de juego mostrado por el equipo catalán no deja de provocar asombro en los amantes del fútbol”, “¡No puedo salir de mi asombro! Anoche vi cómo Santiago besaba a Daniela”, “El desarrollo tecnológico de la ciudad suele generar asombro entre los visitantes”.
Hallazgos o situaciones sorprendentes
Un descubrimiento científico puede producir asombro. Supongamos que todos los ejemplares conocidos de una determinada especie de insecto no miden más de 5 centímetros. Si un entomólogo descubre una familia de estos insectos con tamaños que superan los 10 centímetros, el hallazgo generará asombro en toda la comunidad científica.
Diversas situaciones que modifican lo cotidiano también están en condiciones de causar asombro. Si un hombre que está casado y tiene hijos y nietos, de pronto empieza a recorrer las calles de su barrio vestido de mujer, su apariencia posiblemente provoque asombro en todas las personas que lo conocen. El asombro no implica una reacción positiva o negativa: se asocia a la sorpresa que provoca aquello que no estaba en las previsiones.
Puede servirte: Barrio
Capacidad de asombro
Se denomina capacidad de asombro a la facultad de las personas para sorprenderse ante lo nuevo y aprender de ello. Esta capacidad se vincula también a la adaptación de los individuos ante un entorno cambiante, ya que el asombro deriva de un cambio de las expectativas.
Sobra decir que los seres humanos no somos los únicos capaces de asombrarnos, ya que el resto de los animales también reaccionan de este modo ante las cosas que exceden el marco de lo conocido y pueden aprender de ellas para entenderlas y, en el mejor de los casos, controlarlas para su propio beneficio. En la convivencia con perros y gatos, entre otras especies consideradas domésticas, millones de personas observan día a día como sus compañeros cuadrúpedos se adaptan de forma admirable a nuestras estructuras.
Después de todo, el asombro es el primer paso hacia la reflexión y la contemplación, dos puntos fundamentales de la filosofía. Para elevarnos es necesario en primer lugar reconocernos en una posición de inferioridad con respecto al conocimiento; esto no quiere decir que debamos despreciarnos sino, en todo caso, valorarnos de forma justa y precisa. Nadie puede poseer el saber absoluto, y por eso surge el asombro ante lo desconocido; un vez en este punto, tenemos dos opciones: ignorarlo o intentar entenderlo.
Ver también: Adaptación
El cambio de la infancia a la adultez
A menudo asociamos la capacidad de asombro con la infancia, aunque el vínculo entre ambos conceptos no sea más que un resultado de las imposiciones sociales. Si bien es cierto que los niños se enfrentan día a día con un volumen mayor de situaciones nuevas e impactantes, la adultez nos permite ir en busca de nuevos horizontes, más allá de nuestro círculo de seguridad. Hacer caso a la curiosidad es una práctica sana; aplacarla es peligroso.
Las grandes creaciones que revolucionan la ciencia y la tecnología no serían posibles si sus autores dejaran sus talentos en bruto, sino que deben pulirlos a base de técnicas y conocimientos. Para ello es necesaria la humildad antes mencionada, que da lugar al asombro ante todo aquello que se encuentra por encima de sus posibilidades y los incentiva a derribar sus muros.
En la infancia, por lo tanto, el asombro es inevitable, ya que es uno de los recursos fundamentales con los que contamos para crecer y desarrollarnos. En la adultez, por otro lado, es opcional, aunque sus beneficios son incalculables para llegar a los niveles más altos de autoconocimiento y autosuperación.
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