Dios eolo

Para otros usos de este término, véase Eolo (desambiguación)

En la mitología griega, Eolo o Éolo (en griego Αἴολος) es el nombre de tres personajes distintos. Los datos ofrecidos por los mitógrafos han llevado a confundirlos.

Pronunciación del nombre.

Eolo (hijo de Helén)

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Eolo fue hijo de Helén y de la náyade Orséis y hermano de Doro y Juto. Se le describe como rey de Eólida (posteriormente llamada Tesalia) y se le supone la fundación de la rama eólica de la nación helénica. Según Apolodoro, Eolo desposó a Enárete, hija de Deímaco, con la que tuvo siete hijos: Creteo, Sísifo, Deyoneo, Salmoneo, Atamante, Perieres y Magnes; y también cinco hijas: Cálice, Cánace, Pisídice, Perimede y Alcíone.[1]​[2]​ Otras fuentes dicen que su esposa fue Egialea,[3]​ o Laódice, hija de Aloeo,[4]​ o bien la náyade Ífide, hija del dios fluvial Peneo.[5]​ Parece que Eolo estaba arraigado en muchas genealogías helénicas, y así muchos otros descendientes eran atribuidos a Eolo. Se dice que Macareo mantuvo relaciones amorosas con su hermana Cánace. Horrorizado, Eolo envió a Cánace una espada para que se suicidase (Macareo también se suicidó) y arrojó al hijo incestuoso a los perros.[6]​[7]​ Otros Eólidas, variando las fuentes, son Etlio,[8]​ Tritogenia,[9]​ Macedón,[10]​ Minias,[11]​ Cércafo,[12]​ Tanagra[13]​ Ceix,[14]​ Juto[15]​ e incluso Yope.[16]​ Este Eolo también tuvo una hija ilegítima llamada Arne, también llamada Melanipa o Antíope, que engendró con Hipe, hija del centauro Quirón.[17]​ Esta Arne sería la madre del segundo Eolo por Poseidón. Otro de los hijos mencionados es Mimante que es vinculado al tercer Eolo (véase abajo) mediante una genealogía muy acomodaticia.[18]​

Eolo (hijo de Poseidón)

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Este Eolo fue hijo de Poseidón y Arne. Tuvo como gemelo a Beoto. Arne quedó embarazada de Poseidón. Se lo confesó a su padre, pero no la creyó y ordenó a un extranjero de la ciudad de Metaponto que se la llevara a su ciudad. Como consecuencia de ello, al nacer Beoto y Eolo, fueron adoptados por otro hombre llamado Metaponto, que no tenía hijos. Cuando los gemelos se hicieron mayores, se apoderaron del reino durante una revuelta. Después, hubo una disputa entre Arne y Autólite, la esposa de Metaponto. Eolo y Beoto tomaron partido por su madre, mataron a Autólite, y como Metaponto se indignó por ello, tuvieron que equipar unas naves y huir de la ciudad, con Arne y otros amigos. Beoto se marchó al país de su abuelo Eolo, lo sucedió en el trono y llamó Arne al país y beocios a sus habitantes; Eolo, por su parte, llegó hasta un grupo de islas en el mar Tirreno, las cuales recibieron en su honor el nombre de Islas Eolias y se le atribuye también la fundación de la ciudad de Lípara.[19]​

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En una versión alternativa, la madre de los gemelos es llamada Melanipe, hija de Desmontes o de Eolo, fue encadenada por su padre y había sido un rey de Icaria llamado Metaponto el que había adoptado a los gemelos, que habían sido abandonados. La esposa de Metaponto, llamada en esta versión Teano, había tenido otros hijos e incitó a que sus hijos matasen a Eolo y Beoto, pero estos últimos fueron los que salieron victoriosos y, tras ser avisados por Poseidón de que su verdadera madre estaba en prisión, la liberaron. Melanipe y Metaponto se casaron y Eolo y Beoto dieron nombre a Beocia y Eolia, respectivamente.[20]​

Aunque tradicionalmente su hogar ha sido identificado como una de las Islas Eólias, cerca de Sicilia, se ha sugerido como localización alternativa a Gramvousa en la costa noroccidental de Creta.

Eolo (hijo de Hípotes)

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La paternidad de este tercer Eolo es atribuida a Hípotes, que, según cuenta Diodoro Sículo en su Biblioteca histórica, era hijo de Mimante, uno de los hijos del Eolo Helénida.[21]​

En otra parte de la obra de Diodoro que parece mezclar datos del segundo y del tercer Eolo, se narra cómo, al llegar a la isla de Lípara, donde reinaba el rey Líparo, ayudó a este a apoderarse de la zona de Sirrento mientras él se casó con la hija del rey, Cíane, y se convirtió en rey de la isla.[22]​ Era piadoso, justo y amable con los extranjeros, enseñó a los navegantes el manejo de las velas y se decía que era capaz de predecir los vientos. En este pasaje se mencionan seis hijos de Eolo: Agatirno, Astíoco, Androcles, Yocasto, Feremón y Juto; también se dice que tuvo seis hijas, pero no las menciona. [23]​

Según la Odisea, este Eolo, Señor de los Vientos, vivía en la isla flotante de Eolia, con sus seis hijos y sus seis hijas, que se habían casado entre sí. Zeus le había dado el poder de controlar los vientos; Eolo los tenía encerrados y los gobernaba con un dominio absoluto, apresándolos o liberándolos a su antojo. Trató de ayudar a Odiseo, que lo visitó al retornar a Ítaca. Eolo lo trató muy bien, y le dio un viento favorable, además de un odre que contenía todos los vientos y que debía ser utilizado con cuidado. Sin embargo, la tripulación de Odiseo creyó que la bolsa contenía oro y la abrió, provocando graves tempestades. La nave terminó regresando a las costas de Eolia, pero Eolo se negó a ayudarlos de nuevo.[24]​[25]​ Eolo es representado empuñando un cetro como símbolo de su autoridad, y rodeado de turbulentos remolinos, los Vientos, cada uno de los cuales era un dios. En un escolio de la Odisea nos nombra a sus hijos: Androcles, Crispo, Yocasto, Falacro, Feremón y Juto; y también sus hijas: Eole, Asticratía, Día, Hefestia, Ifte y Peribea. En esta fuente la esposa de Eolo es denominada como Telepora or Telepatra, hija de Lestrigón.[26]​ Partenio de Nicea recuerda el encuentro amoroso entre Odiseo y la hija de Eolo, Polimele; se dice que esta última terminó comprometida con su propio hermano Diores.[27]​

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En la Eneida, Juno le ofrece a la ninfa Deyopea (Δηιόπεια) como esposa a cambio de mandar sus vientos a la flota de Eneas para impedirle desembarcar en Italia.[28]​

Véase también

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Notas y referencias

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Enlaces externos

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  • Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Eolo.
  • EURÍPIDES: fragmento de Eolo (Αἴολος).
    • Texto griego en Wikisource.

La mitología griega es una buena fuente de información cultural, pero no siempre resulta accesible a los más pequeños. Por eso en Guiainfantil estamos adaptando la mitología en forma de leyendas cortas para que los niños las entiendan y las disfruten.

Eolo era un anciano que vivía en la isla de Eolia. Era el señor de los vientos y llevaba instalado en esa isla contralado las idas y venidas de todos los vientos desde el principio de los tiempos. Y seguramente allí seguirá. Un buen día, a la isla de Eolo llegó el héroe Ulises en su camino de vuelta a Ítaca.

Eolo le regala los vientos a Ulises

Eolo

Al héroe Ulises se le estaba complicando el camino de vuelta a Ítaca después de la guerra de Troya. A veces porque se entretenía con magas o con sirenas, otras veces por los peligros a los que se enfrentaba y otras veces más porque el dios del mar, Poseidón, estaba muy enfadado con Ulises y se dedicaba a hacerle imposible la navegación.

Poseidón iba una vez por semana a la isla de Eolo porque era su mejor amigo. Allí jugaban a las cartas, se divertían y también hacían la planificación semanal de los vientos que querían dejar salir durante los siguientes siete días. Pero un día Eolo se enfadó con Poseidón porque el dios le había hecho trampas a las cartas y decidió gastarle una broma pesada.

Fue cuando apareció por la isla de Eolia el héroe Ulises de Ítaca, ansioso por llegar a su casa y encontrarse con Penélope. Eolo vio en Ulises la mejor forma de castigar a Poseidón, que estaba empeñado en que no volviera a casa. Y así le prometió a Ulises un viento favorable hasta Ítaca. Como todos los vientos obedecían a Eolo antes que a Poseidón lo tuvo fácil.

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– Yo te ayudaré a volver a Ítaca, Ulises– le dijo Eolo amistosamente.

– Pero es que Poseidón está empeñado en complicarme el camino y nunca puedo navegar con buen rumbo- contestó Ulises.

– No te preocupes, los vientos me obedecen a mí, no a Poseidón.

Y Ulises confió en Eolo porque además de dio un saco donde encerró todos los vientos excepto el viento favorable que le ayudaría a navegar hasta Ítaca. Con el saco de los vientos bien cerrado para que no se escaparan, Ulises se volvió a su barco feliz de poder regresar por fin.

– ¿Qué llevas en ese saco?- le preguntaron sus marineros

– No es nada, pero os puedo asegurar que esta vez llegamos a casa- contestó Ulises.

Pero a los marineros no les bastó la escasa explicación que dio Ulises y empezaron a sospechar que el saco estaba lleno de tesoros, sobre todo, porque Ulises no soltaba el saco ni un solo momento. Y es que a veces los secretos se pueden volver peligrosos. 

Mientras Ulises sujetaba el saco con fuerza para que ningún viento desfavorable se escapara, los marineros le miraban pensando que era un capitán codicioso que pensaba quedarse con todos los tesoros. Y, por supuesto, la cosa no acabó bien.

Ulises, por muy héroe que fuera, también tenía necesidades y en un momento dado el sueño le venció. Los marineros aprovecharon a ese Ulises dormido para arrebatarle el saco al que estaba abrazado. Solo querían abrir el saco para ver qué contenía. Pero en cuanto lo abrieron, un huracán de vientos salió del saco y se formó una tormenta como nunca se había visto en el Mediterráneo. 

Así que el barco de Ulises volvió a alejarse de su destino y se quedó navegando sin rumbo durante unos cuantos días hasta que los fuertes vientos se calmaron. No sabían ni dónde estaban, pero desde luego seguían muy lejos de Ítaca. Lo que sí tenían cerca era una nueva aventura.

Laura Vélez. Redactora de Guiainfantil.com

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