El club de fans del show m

 

Cuando tenía 9 años, recuerdo que tenía un show de TV favorito. Tenía actores humanos y actores en botargas de animales con segmentos educativos entre cortes. No quiero mencionarlo porque era un show muy bueno y éste acontecimiento no es culpa del show. Sólo lo llamaré "El Show M".

El Show M llevaba años transmitiéndose y yo había estado viéndolo desde que recuerdo. Siempre me sentaba, justo después de la escuela con mi hermana mayor Scarlett y mi mejor amiga Brandi, quien vivía en la casa de al lado.

Era nuestra rutina, cada día nosotras tres nos sentábamos juntas; con dulces, si nuestras madres lo permitían, o si no con manzanas y uvas; y durante las pausas conversábamos y chismeábamos sobre hechos importantes en nuestras vidas.

Entonces, recuerdo que fue un cálido viernes de verano, Scarlett encontró una competencia con premios en una de sus revistas de chicas. Hacía preguntas sobre el show, y el primer premio era un viaje con tus padres a Disney World. Pero aún mejor, quien quiera que enviara las respuestas correctas se volvería un miembro del Club de Fans del Show M, un club de fans del show. Aquél mismo día, después del ver el Show M, nosotras tres nos apiñamos en el sofá para responder el cuestionario.

Las preguntas eran muy difíciles: pedían detalles sobre episodios viejos del show. Sin Scarlett, Brandi y yo jamás hubiéramos podido lograr responder todas las preguntas.

Scarlett le suplicó a nuestra mamá estampas y sobres y llenamos los tres sobres con cada papel con nuestros nombres, y detalles de contacto y las respuestas a las preguntas. Scarlett incluso nos dijo que variáramos nuestras respuestas un poco para que no nos acusaran de hacer trampa.

Eran los primeros días de primavera. Recuerdo que había tulipanes en nuestro jardín y mi mamá nos regañó por arrancar dos para decorar la mesa de la cocina. Pero después de su sermón ella me entregó una pequeña y cuadrada carta con mi nombre impreso en ella. La parte posterior decía "Bienvenido al Club de Fans del Show M".

Las cartas fueron enviadas y cada día nos apresuraríamos al buzón de correos para conseguir nuestras insignias del Club del Show M. Cuando la primera nevada comenzó a caer, dejamos de revisar el buzón. Brandi seguía apasionada sobre el show y lo miraba todos los días, pero Scarlett perdió interés. Cuando Scarlett dejó del ver el show, yo también empecé a saltarme el show. Brandi seguía viniendo, pero ella era la única mirándolo. Me sentaba junto a ella mientras leía las viejas revistas de chicas de Scarlett.

No había mucho en el sobre, sólo un pequeño panfleto que me dio la bienvenida como miembro del club y una pequeña tarjeta de identificación con mi nombre en ella, un gran logo del show y en letras negras "Club de Fans del Show M", y en la línea de abajo, con grandes letras negras, la palabra "Miembro".

Brandi recibió su sobre ese mismo día. Ella brillaba con felicidad. Scarlett estaba celosa al principio, pero dos días después también recibió su sobre.

Desde entonces, cada viernes, cada una de nosotras recibía un folleto sobre el show con fotos, anécdotas y antecedentes de los personajes. Ocasionalmente los panfletos también pedían a los miembros del club que promovieran el show y que esperaran el "Tour del Show M"

De cualquier forma, funcionó: Amamos el show después de eso. Creo que desde ese día en adelante, después de que orgullosamente metí mi tarjeta de membresía en mi mochila, no me perdí ni un episodio.

Hola! hace poco empecé a ver videos de Dross y entre los muchos que he visto, este es de los que más turbada me ha dejado :l a continuación dejo el video con la historia, y un pequeño resumen de lo que trata si es que no se animan a verlo. No asusta mucho realmente, pero pena sí da. Espero que os guste.

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Video

QUOTE

Resumen:

La siguiente historia surgió como una leyenda urbana, pero hay quienes dicen que fue real, y que el autor del conocido creepypasta «Candle Cove» se basó en ella para hacer su historia.

La historia ocurrió en los años 70 y es contada por uno de los niños que tuvo la desdicha de participar en ella. El hombre se refería al programa como «El Show M», que, como dice Dross, por todas las características que contó que tenía, era fácil de identificar como «The New Zoo Revue», un programa infantil de marionetas que se pasaba en televisión por esos años.

El hombre cuenta que él, su hermana y una amiga suya eran grandes fanáticos de dicho show. Un día, su hermana encontró en una revista un artículo que hacía referencia a este programa: eran una serie de preguntas que, de ser contestadas correctamente, podían llevar al ganador a conseguir un viaje a Disneylandia o una tarjeta que lo acreditaba como miembro oficial del club del programa.

Los 3 niños contestaron emocionados las preguntas -que como dice el hombre, eran difíciles de contestar-, alterando un poco sus respuestas para que «los miembros del club del show no se diesen cuenta de que estaban copiándose», y las depositaron en el buzón del correo. Los primeros días de espera por la respuesta, los niños iban constantemente a revisar su buzón, pero conforme pasaban los meses, al no recibir respuesta, empezaron a perder la esperanza. Todos menos la amiga del niño.

El día menos esperado, recibieron una carta que contenía un panfleto que decía «Bienvenido al club». No habían ganado un viaje a Disney, pero sí una tarjeta que los acreditaba como «miembros». A partir de ese momento, los niños empezaron a recibir cartas constantemente, todas ellas que contenían cosas como dibujos de los personajes del show, chistes para niños, juegos de preguntas, etc. Este tipo de cartas persistieron por un tiempo, hasta que unos meses después, recibieron un anuncia espectacular: El autobús del Show pasaría por su ciudad el domingo de esa semana, y en él estarían los personajes del programa para que pudiesen ir a conocerlos y jugar con ellos. Además, tendrían la chance de ganar una tarjeta dorada que los acreditaría como miembros élite del club.

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La espera para los niños fue terrible. El domingo por la mañana, los niños se alistaron muy temprano para ir a ver el susodicho autobús. Sin embargo, la hermana del narrador de la historia había ido a una pijamada la noche anterior, por lo que tenían que ir a recogerla. Se demoró tanto que la amiga del niño decidió adelantarse, y se fue en el coche de su madre a ver el bus con los personajes.

Finalmente, tras dos horas de espera por su hermana, el niño fue llevado por sus padres al lugar donde se dijo que estaría el bus. Lo primero que hizo fue buscar a su amiga, pero no la vio; lo único que encontró fue una muchedumbre. Al principio pensaban que los personajes se hallaban detrás del gentío, pero no se les veía en ningún lugar. Estaban en el estacionamiento vacío de un mall, y no parecía que se fuese a llevar a cabo ningún evento.

Habían muchos padres que conversaban preocupados entre sí. Entre ellos, se encontraba la mamá de su amiga. Al encontrarse con ella, le contó a la madre de los niños que el autobús sí había estado ahí, y un sujeto con un traje de animal le había dicho que se llevarían a los pequeños a grabar un capítulo especial en un estudio y regresarían lo más pronto posible. Muchos padres no se habían sentido cómodos con la idea; muy pocos fueron los que cedieron. El autobús había partido con los pequeños, y entre ellos, se encontraba la amiga del narrador. Le prometieron a los padres que pronto llegarían más buses y los llevarían a ellos también.

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Conforme pasaban las horas la mujer se puso cada vez más nerviosa. Nunca vieron pasar más buses; en su lugar, muchos coches de policía pasaron por el lugar.

Al día siguiente, el narrador, con sentimientos encontrados, se encontró esperando a que iniciara el show en la televisión. Luego de la música del opening, la cámara del programa enfocó a uno de los personajes, que le pidió a los niños que hicieran que sus padres se acercaran a ver la pantalla. El personaje le dijo a los padres que el show nunca había enviado tarjetas ni publicado el artículo que los niños vieron muchos meses atrás en aquella revista. Los padres de la niña lloraron muchísimo, y el niño no pudo entender lo sucedido hasta varios años después.

La parte más horrible de la historia es lo que sucedió meses después. Los padres de la niña desaparecida recibieron un sobre, en el que había una tarjeta que acreditaba a su hija como miembro élite del club de fans. En ella también había un rollo de cámara, en el que se mostraba a la niña, y otro de los chicos que se subió al autobús, mano a mano sonriendo al lado de un hombre disfrazado de conejo. En el video, la niña saludaba y decía alegremente «hola mamá, hola papá. Me gusta mucho este lugar, deseo que pudieran estar acá. Lamento mucho que los otros no hubieran poder venido. Estoy segura de que les hubiera encantado».

PD: no se sabe si esta es una historia real o solo un invento disparatado, pero igual, deja mucho que pensar :l

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