Es el hilo conductor de edipo rey

Resumen

Mediante el análisis de determinados pasajes del capítulo VI de la Fenomenología del espíritu, este trabajo demuestra cómo se vale Hegel de la tragedia griega para diseñar un modelo del desarrollo conflictivo de las relaciones entre sociedad y Estado. El hilo conductor de la lectura es el concepto de inversión (Verkehrung), que aparece estrechamente vinculado al de acción (Handlung). El estudio muestra, en conclusión, que la reducción de esta comprensión trágica de la eticidad a los términos del conflicto entre sociedad civil y Estado de la Filosofía del derecho implica pérdidas grandes, pero no irrecuperables.

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Para esta ocasión, la profesora Marisi nos propuso un retorno a los clásicos y leer la que se considera obra maestra de Sófocles, «Edipo Rey» escrita probablemente después del año 430 a.de C. Edipo, rey de Tebas, manda a su cuñado Creonte a consultar el oráculo de Delfos para encontrar una solución a la peste que asola la ciudad. Éste trae como respuesta, que la causa de la peste es que no se ha vengado la muerte del anterior rey, Layo, y que, hasta que el asesino sea ejecutado o exiliado, no cesarán las muertes en la ciudad. A lo largo de la obra se irá descubriendo la verdad, la peor de todas para Edipo y su esposa Yocasta. Esta obra, intensa y corta, tiene además como hilo conductor la fuerza del destino, un tema común en la tragedia y la mitología griegas. El destino es una fuerza que está por encima del os dioses y de los hombres; contra él nada pueden hacer ni unos ni otros. No existe la libertad de los hombres ; todo está escrito con anterioridad. Yocasta, sin embargo, se enfrenta a ese destino y sacrifica a su propio hijo por el bien del pueblo y de ellos mismos, intentando evitar así la muerte de su marido. La obra se encargará de demostrar que eso es imposible y que no se puede eludir la tragedia. Se comentó en la tertulia la “figura” del oráculo, que es la forma de manifestarse el destino. Los sacerdotes interpretan el oráculo, que es la respuesta que dan los dioses a las consultas que se les hacen. El lugar donde se recibe esta respuesta se llama también oráculo y el de Delfos, en Grecia, en el templo del dios Apolo, era uno de los más famosos. También hablamos del coro, un personaje colectivo que comenta y juzga lo que ocurre en la tragedia y que puede representar el pueblo, la conciencia, o incluso los dioses. Se dijo que la obra reflejaba mucho el alma humana, las pasiones, a veces con exageración, y que por ello, seguía siendo muy actual. Nos referimos muchas veces a Edipo, que llegó a ser rey, porque descifró el enigma de la esfinge. Fue un rey honesto que pensaba que la justicia debía ser igual para todos, incluido el rey, y que gobernaba, tomaba decisiones y asumía responsabilidades. Se comentó igualmente que García Márquez dijo que ésta era la mejor obra de la literatura universal. También que Edipo aparecía ya en la Odisea, y que según Luis Alberto de Cuenca «Edipo Rey» es la primera obra policíaca de la literatura en la que el personaje principal investiga un crimen. Cerramos el comentario-resumen de la tertulia dejando constancia de la asistencia del grupo tanto a la presentación de libro «Edipo Rey» versionada por el autor extremeño Miguel Murillo en la Feria del Libro de Badajoz, como a la representación magistral de dicha obra en el teatro López de Ayala al día siguiente. Disfrutamos mucho. Fue un placer altamente recomendable.

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¿Cómo se mantiene en orden una sociedad volátil y se impide que sus componentes se desestructuren? Cuando se tiene en cuenta que diversos individuos que co-existen en un espacio determinado y forman agrupaciones, también poseen ideales y motivaciones que escapan a lo político, lo cultural y al factor determinante social y que, además, pueden verse en discordancia con las motivaciones de los otros individuos conformantes de sociedad, la primera respuesta que parece evidente para resolver estas disputas y mantener un orden social son las leyes institucionales. Ahora bien, Cuando Malinowski estudia la razón por la cual los “salvajes” de cierta tribu “veneran las temporadas de lluvia” (Malinowski,1929) encuentra en el mito, a través de los ojos de las comunidades, una explicación no científica de la los fenómenos naturales que juegan un rol trascendental en la comunidad. Dicho esto, no se puede caer en el carácter reductivo del concepto: la versatilidad del mito es tan amplia que puede verse reflejada incluso en otros aspectos como, por ejemplo, el control social. De esta forma el objetivo de este texto será abordar, desde la reconstrucción de aspectos específicos de Edipo Rey de Sófocles, cómo el mito evoluciona de un medio explicativo a una herramienta de control social.

En Edipo Rey, como es bien sabido, se sigue la historia del príncipe de Tebas, el mismo Edipo, que es sentenciado a muerte por su padre debido al temor de este, infundado en la predicción del Oráculo de Delfos, que vaticinaba que tomaría la vida de su padre y se casaría con su madre.

Desde el principio de la obra se hace evidente el papel del “destino” como hilo conductor de la historia. Ahora bien, el papel del mito se presenta, como en los casos iniciales presentado por Malinowski como una explicación a un hecho desconocido-el destino- y que escapa del saber práctico de las personas; así, este mito va estrechamente ligado con este papel omnipotente del destino: el misto se muestra como la herramienta encargada de entender este destino incomprensible.

Jean Jhosep Goux, en Edipo Filósofo, parte de una perspectiva freudiana para realizar una crítica metódica de la mitología de la concepción del héroe. De esta teoría, y para el desarrollo de este texto, se torna interesante la razón por la cual Edipo es considerado un héroe: el vencimiento de la Esfinge. Cuando Edipo responde a la pregunta que le formula la criatura mítica, no necesariamente actúa como se acostumbra en las tragedias griegas:

“…en la Grecia arcaica puede localizarse un monomito regular de iniciación puberal del héroe… donde es enviado por una figura superior- llámese rey, emperador o deidad- a llevar a cabo una tarea en la que debe arriesgar su vida-parámetro primordial en el mito moral o teológico- con ayuda de los dioses.” (Goux, 1990.p67)

Sin embargo, Edipo, el “héroe” no es enviado por nadie, al menos de manera tangible. Si se ahonda más en el análisis se llegaría a la conclusión de que Edipo, inconscientemente, es movido a través de su destino. Las “fuerzas superiores” –entiéndase como deidad, oráculo, divinidad- han marcado, o dejado saber, el designio de la raza humana; un designio que es tomado por las culturas, a través del mito, para dar explicación a procesos que no son fácilmente entendibles a primera mano.

Así, Edipo, descrito por Hegel como “aquél que era tan sabio, está bajo el poder de lo inconsciente, de modo que incurre en una honda culpa mientras estaba en lo alto” (Hegel, 1984.p123) avanza, precisamente por esta sed de conocimiento, por esa necesidad de la propia comprensión de su ser, en un recorrido que le permita lograr su meta. Para completar lo anterior debe, o al menos eso piensa, desafiar su destino, ignorando las señales y designios que le han sido dados a través de la Historia. Siguiendo lo anterior, desde la perspectiva de la función de

la mitología y el destino, puede verse, más allá de lo escrito y enmarcado en un estudio social, la intención de Edipo: desafiar la función controladora del mito.

Edipo trata de entender, no se limita a lo dicho- venga de donde venga- indaga, busca, desafía. Sin embargo, fracasa, precisamente, a causa de sus ansias de auto-reconocimiento. Edipo, en su encrucijada por conocerse, va desembocado a ese destino fatídico del cual no puede huir. Edipo es castigado por una fuerza superior.

Con lo anterior se crea un oxímoron interesante: el querer derrumbar un mitro a través de otro. Edipo quiere, impetuosamente, forjar su propio destino, escapándose del que socialmente ha sido impuesto; esto implicaría el derribamiento de un mito. No obstante, en orden de jerarquías, existe esta fuerza, este mito mayor, este destino que es implacable y termina generando un castigo que convierte a Edipo, de una u otra forma, en una figura mítica, una figura de que quiso comprender el funcionamiento de un mito a través de la derrota de este y fue castigado porque esa no es la forma en la que funciona: el mito está creado para explicar lo inexplicable, el mito existe para fomentar la fe, el mito existe para controlar.

La tradición oral y escrita –y la literatura como abanderada- plasma en el imaginario de las generaciones aquello que se ha mitificado a través de la persistencia social. Estas mitificaciones, en efecto, se desplazan a través de las distintas esferas sociales y son interpretadas y usadas de manera distinta: por la élites para generar terror, orden… una vigilancia que no requiera una presencia física, un monitoreo del comportamiento social que parta desde la concepción del desconocimiento y el miedo.

Edipo rey muta desde la concepción de mito de origen, aquel mito teológico explicativo, a un mito moral: aquel que puede dejar la enseñanza que implica que no deben cuestionarse designios de orden superior –leyes, destino, mandamientos…- un mito que, usado en las manos apropiadas, puede servir como herramienta de control y cohesión bajo la premisa de “el no cuestionamiento”. Este fenómeno, el del mito controlador, se repite no solo en Edipo rey, sino en varios más: se ve, claramente, en el “Castigo del Gigante Ticio”, en el “Lápita Ixión” o, sin

ir más lejos, la serie de mitos presentes en los llanos orientales –“el Rezo del Pescado” “El Carrao”, “El Ánima de Santa Helena”… – que circulan alrededor del respeto hacia la religión católica y muestran el castigo consecuente para aquél que los desobedezca.

En este punto resulta interesante ver las opciones que presentan los cursos de desarrollo que permite el mito como herramienta de control, en especial dos: la búsqueda del “por qué”, el planteamiento de hipótesis que permitan ser comprobadas mediante hechos y pruebas , quizá, arriesgándose a terminar arrancándose los ojos como Edipo a causa de la “revelaciones” o , someterse al control mítico- que va incluso más allá del papel de la mitología y se inmiscuye con los asuntos de la toma de decisiones individuales y sociales- y, tal como afirma Yocasta, madre de Edipo y reina de Tebas, “…vivir al azar, según cada uno pueda”

REFERENCIAS

*Malinowski, B.; H. Ellis .The Sexual Life of Savages in North-Western Melanesia. An Ethnographic Account of Courtship, Marriage, and Family Life Among the Natives of the Trobriand Islands, British New Guinea. Londes, 1929.

* Hegel, G.W.F, Lecciones sobre filosofía de la religión, Editorial Camasa. Madrid. 1984.

* Goux, J.J., Edipo Filósofo. Aubier. Alianza Editorial. Buenos aires. 1990.

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