
Todo lo que debes saber sobre la tesis inductiva
Llegó el momento de hacer el TFG y, por tanto, de conocer las diferentes formas de redactar este trabajo final. Una de las más comunes es la tesis inductiva. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué estructura tiene? Si todavía no conoces qué es la tesis ni en qué se diferencia esta tesis de otras, hoy te damos las claves para descubrirlo.
¿Qué es una tesis inductiva?
Una tesis es una opinión, proposición, conclusión o teoría fundamentada con razonamientos y, por otra parte, un texto inductivo es un escrito en el que la idea principal se presenta al final del mismo. Por tanto, una tesis inductiva es un texto argumentativo fundamentado con razonamientos donde lo más importante se encuentra al final del mismo.
La tesis inductiva es solo una forma o estructura con la que se puede desarrollar una investigación. Estas pueden ser: encuadrada, paralela, de comparación, y, las dos más comunes, inductiva y deductiva.
Diferencia entre la tesis inductiva y la deductiva
La tesis inductiva es un documento que busca presentar la idea central del texto al final del mismo, yendo de un elemento particular hasta la idea general. En cambio, en la tesis deductiva la idea principal está al inicio del texto.
La estructura inductiva no es más que por la que los autores deciden ordenar las ideas en sus textos con el fin de influenciar al lector con su obra. Sin embargo, asumir un método inductivo o deductivo va a depender siempre de la naturaleza del objeto de estudio que se esté investigando.
Si estás realizando tu trabajo final de grado (TFG), trabajo final de máster (TFM) o la tesis del doctorado tendrás que optar por organizar la información decidiendo qué presentarás primero y qué dejarás para el final.
La estructura inductiva
Ahora bien, como se ha mencionado anteriormente, en las tesis inductivas la idea principal se presenta al final del trabajo, pero esta también lleva una estructura de tipo novelista y enigmática que busca que el lector se envuelva en el tema y saque sus propias conclusiones. Para ello, el autor también puede usar herramientas como párrafos expositivos y argumentativos que le ayuden a mostrar pequeños indicios de su idea en el texto conduciendo al lector hasta el final de su obra.
Este tipo de estructura se usa, por lo general, en el mundo literario, aunque en ciertas ocasiones también se emplea en tesis filosóficas o humanísticas. Busca conducir al lector para que saque sus propias conclusiones.
Ejemplos
Es fácil reconocer este tipo de estructuras inductivas en un texto porque desde el inicio y el desarrollo del mismo se va construyendo un argumento que finaliza con el dato mayor. Además, existen muchas formas de redactar esta clase de textos, pongamos un ejemplo sencillo:
“Javier va los lunes y jueves a un curso de cocina y los sábados juega fútbol con sus amigos; por lo tanto, a Javier le gusta cocinar y los deportes”.
Como se puede ver, en la primera parte de la oración (Javier va los lunes y jueves a un curso de cocina y los sábados juega fútbol con sus amigos) se aportan varios argumentos particulares y esta se concluye con un dato general (a Javier le gusta cocinar y los deportes).
“María quiere comprar un portátil nuevo, para ello ve el precio en tres tiendas distintas. En la primera, el portátil que busca cuesta 1500€; en la segunda cuesta 1300€; y en la tercera 1000€. De modo que decidió comprar su portátil ahí.
En esta ocasión, el elemento del precio es el que ayuda al lector a concluir dónde María terminó comprando su producto a través de un ejercicio de percepción y lógica.
Claves de la tesis inductiva
- Es un texto donde se presenta la idea central al final del trabajo.
- Se espera que el lector saque sus propias conclusiones.
- Su estructura indica al lector ciertos aspectos sobre un tema, pero la intención es que sea el lector el que saque sus propias conclusiones al respecto.
- La estructura establecida por el autor invita a seguir su hilo a través de una lectura reflexiva.
- Es una herramienta muy usada en el mundo novelístico y literario.
- Los textos inductivos parten de una idea específica y terminan con la idea general.
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La estructura inductiva parte de los datos precisos al comienzo del texto para mostrar la idea principal al final del texto
Veamos un ejemplo de texto expositivo con estructura inductiva
“Cada vez que leo necesito acercarme el libro o la revista y luego alejarlo para ver un poco más nítido, me sucede lo mismo al ver televisión: los objetos e imágenes se deforman según la lejanía que presentan de mi vista. Según recuerdo, cuando más joven no me sucedía tan agudo como ahora. Por lo mismo, me da horror tener que ir a renovar la licencia de conducir, porque al mirar las letras del control oftalmológico, tiendo a verlas borrosas y más pequeñas de lo habitual.
Supe que esto sucede porque uno va perdiendo la capacidad de ver desde distancias más lejanas y se justifica porque los cristalinos van dejando de tener elasticidad y, por ende, uno se esfuerza más en enfocar los objetos, sean éstos de cerca o muy retirados de la visión”.
A la hora de plasmar la información, se puede elegir entre una serie de estructuras, en función del objetivo que tenga el autor.
Una de estas posibilidades es la conocida como estructura inductiva. Vamos a analizar detenidamente en qué consiste esta modalidad, cuáles son sus características, en qué se diferencia de otros posibles modelos, e incluso veremos algunos ejemplos con los que podremos entender mejor esta información
¿Qué es una estructura inductiva?
Cuando hablamos de estructura inductiva, estamos haciendo referencia a la manera de ordenar una serie de datos, es decir, de información, a lo largo de un discurso, relato o texto. Esta forma de estructuración se basa en la inducción, concepto que debemos definir adecuadamente en esta introducción para poder así comprender mejor el tema que nos ocupa.
La inducción, o razonamiento inductivo, es una manera de razonar en la que se analizan primero una serie de premisas para tratar de alcanzar una conclusión que, aunque está sustentada sobre las primeras, no ofrece una absoluta certeza acerca de su veracidad. Es decir, sabemos que dicha conclusión se cumple para todas las premisas analizadas, pero no podemos estar seguros de que sea aplicable para aquellas que desconocemos.
Otra forma de describir la inducción, que es la base de la estructura inductiva, como ya hemos visto, sería aquel razonamiento que parte de lo más particular, es decir, desde casos concretos y conocidos, para tratar de llegar a las consideraciones generales para todos los casos. Como hemos dicho, solo podemos estar convencidos de que esas consideraciones se aplican a los casos conocidos, pero no para el resto.
Para poder ilustrar esta cuestión con un ejemplo, podemos pensar en el hallazgo de una nueva especie de animal, pongamos por caso, un roedor. Los investigadores que estudian esta nueva especie podrían observar una serie de premisas, relacionadas con el color del pelo de cada ejemplar encontrado, que podría ser pardo en todos los casos. A través de la inducción, podrían concluir que todos los miembros de esa especie serían de color pardo.
Este razonamiento es de tipo inductivo, ya que la conclusión alcanzada es válida con absoluta certeza solo para los casos (las premisas) conocidos, es decir, para los ejemplares que se han estudiado. Pero los investigadores no podrían garantizar que de repente se encontrara un nuevo espécimen de dicho roedor cuyo pelaje fuera de un color diferente, por ejemplo, blanco. Esto nos servirá para entender posteriormente las implicaciones de la estructura inductiva.
En ese caso, la conclusión dejaría de ser válida y habría que llegar a una diferente, por ejemplo, que los miembros de esa especie tienen el pelo o bien pardo o bien blanco. Al igual que antes, esta conclusión seguiría teniendo validez para las premisas conocidas, por lo que, si se introdujera una nueva, como que se han observado ejemplares con el pelaje negro, una vez más, habría que establecer una nueva conclusión, actualizada en función de los datos conocidos: el pelaje de este animal puede ser pardo, blanco o negro.
Características de la estructura inductiva
En la introducción hemos podido observar un ejemplo de inducción que nos ayudará a entender las características de la estructura inductiva. En este caso, se trata de aplicar esta forma de razonamiento a la estructura de un texto.
A continuación, recopilaremos algunos de los rasgos fundamentales de este estilo de escritura, las principales características por las que podemos identificar un texto con una estructura inductiva.
1. Premisas primero, conclusión al final
Tal y como observábamos en el ejemplo anterior, existe una característica básica en la inducción que se traslada a la estructura inductiva. No es otra que el orden de los elementos que van a necesitarse en el texto para poder transmitir el mensaje que el escritor pretende hacer llegar a los lectores.
En ese sentido, será primordial que el autor comience estableciendo toda la serie de premisas sobre las que va a basar el razonamiento. En esa parte del texto, el escritor debe dejar claros todos los datos que va a necesitar, ya que una estructura inductiva requiere que toda esta información esté situada al comienzo del escrito.
Tras enumerar todos esos casos concretos, ejemplos o datos que se conocen respecto a la temática que el autor está analizando, se puede pasar al siguiente punto, que es el de la recopilación de la información que ha ido apareciendo en los ejemplos concretos, para así poder sintetizar los datos y llegar al paso final.
El último paso de la estructura inductiva no es otro que el de la conclusión. Llegados a ese punto, el autor del texto expondrá lo que se concluye de todos los casos estudiados en los puntos anteriores. Es fundamental recordar que dicha conclusión, al estar basada en el razonamiento inductivo, es cierta para los ejemplos estudiados, pero no podemos garantizar que lo sea para los que desconocemos.
Por lo tanto, esa conclusión tendrá la categoría de certeza en cuanto a los casos desde los que se ha establecido, pero el autor no podrá aventurarse a hacerla extensible a otros ejemplos o situaciones, al menos no con la absoluta seguridad de que seguiría cumpliéndose tal y como se ha observado.
En caso de encontrar nuevos datos, la conclusión alcanzada en dicho escrito debería actualizarse mediante un nuevo texto que tuviera en cuenta el hallazgo realizado, para así poder mantener la validez.
2. Diálogo entre el escritor y el lector
A diferencia de otros textos, la estructura inductiva da pie a una participación activa del lector, estableciendo una especie de diálogo con los datos que poco a poco le va ofreciendo el autor a lo largo del escrito. Lógicamente, también se puede leer de una manera pasiva, pero para poder comprender adecuadamente el razonamiento que se está realizando, es conveniente prestar atención, con la mente despierta.
Solo así podremos acompañar, como lectores, en el camino que el escritor nos está marcando, entendiendo así la información con la que partimos y las reflexiones que debemos realizar para llegar a las conclusiones finales que se establecen, y que son aplicables para la información que se nos ha ofrecido al principio.
Si se sigue este proceso, el propio lector que tenga ante él un texto de estructura inductiva, va a poder llegar a la conclusión al mismo tiempo que el escritor, porque le habrá acompañado indirectamente a lo largo del razonamiento. Igualmente, podrá darse cuenta si el autor ha cometido algún error y ha pasado por alto algún detalle que invalida la conclusión a la que ha llegado.
De esta manera, la lectura se convierte en un acto participativo, en el que podemos convertirnos por un momento en investigadores y juntar las piezas del puzle para emitir un juicio que sea adecuado para la información recopilada inicialmente.
3. Estructura en embudo, del desorden al orden
Otra característica de los textos con estructura inductiva es precisamente el sistema de embudo en el que presentan la información. Bajo este prisma, podríamos observar que al comienzo del texto estaría la parte ancha del embudo, estaría la parte más desordenada, consistente en toda la información, aparentemente inconexa.
Es al principio del texto donde se sitúan todas las premisas, como ya hemos visto. Cada una de ellas aportará una serie de datos, pero en este momento puede que no sea demasiado evidente cuál es la relación que podría establecerse entre todos ellos. Para ello es necesario seguir avanzando por el razonamiento inductivo, o lo que es lo mismo, el embudo, desde su parte más ancha hasta la parte más fina.
A mitad del camino, encontraríamos el segundo punto, en el que se han ordenado todos los datos, para poder establecer las relaciones entre ellos. En este momento nos encontraríamos en el medio del embudo, y el desorden inicial comenzaría a tornarse en orden, pero aún sería pronto para llegar al resultado final.
Para ello, hay que seguir avanzando en el camino de la estructura inductiva, y por lo tanto llegar hasta la parte más estrecha del embudo, que representa el final del camino. Es ahí donde por fin se ha realizado una síntesis de toda la información desordenada, se han establecido las relaciones correspondientes y por lo tanto, el autor o investigador está en condiciones de establecer una conclusión o conclusiones sobre la temática estudiada.
Observamos, por lo tanto, como el embudo sirve de símil para entender cómo es posible establecer un razonamiento a partir de una serie de casos particulares y poder sacar las generalidades que se ocultan tras todos los datos obtenidos, obteniendo la conclusión que aplica sobre todos ellos, aunque no sepamos si lo hace sobre los ejemplos que desconocemos.