
El vocablo latino excelsus llegó a nuestra lengua como excelso. Este adjetivo se emplea para calificar a aquel o aquello que es notable, eminente o insigne. Por ejemplo: “La nueva película del cineasta argentino es un documental excelso sobre los pueblos fronterizos”, “En el siglo pasado tuvimos un presidente excelso que fue clave en el desarrollo nacional”, “El excelso delantero chileno podría continuar su carrera en el fútbol francés”.
El calificativo excelso es muy positivo: alude a características maravillosas o sobresalientes. Supongamos que un crítico literario define a un escritor como un “excelso novelista”. Con esta calificación, estará haciendo referencia a que el autor en cuestión tiene un talento especial para el desarrollo de novelas.
El adjetivo puede aplicarse tanto a personas como a objetos o situaciones. Así como se puede calificar de excelso a un novelista, también se puede denominar de ese modo a una novela (o a cualquier otro tipo de libro).
Un “futbolista excelso” es aquel que suele destacarse gracias a su capacidad. De todos modos, cualquier jugador puede tener un “partido excelso”: un encuentro donde brilló y tuvo una actuación estupenda.
Cuando el término se escribe con mayúscula inicial, indica el diccionario de la Real Academia Española (RAE), hace mención a Dios: “No tengo miedo porque sé que el Excelso me protegerá”, “Era muy joven cuando tomé la decisión de consagrar mi vida al Excelso”, “El Excelso guía mi camino”.
La araucaria excelsa, por último, es un tipo de araucaria que se caracteriza por su crecimiento rápido y por alcanzar una gran altura. Cabe mencionar que las araucarias son árboles que pertenecen al grupo familiar de las abietáceas.
Otros nombres por el que se conoce esta conífera son pino de la isla Norfolk, simplemente araucaria o, en el ámbito científico, araucaria heterophylla. La familia a la que pertenece, cuyo nombre en latín es Araucariaceae, es muy antigua y la isla Norfolk, de donde es endémico, se encuentra en Australia. Dado que tiene un gran valor como pieza de ornamentación natural, se cultiva en muchas partes del mundo.
El punto que vuelve la araucaria excelsa tan atractiva es que sus ramas presentan una simetría impactante; surgen de a cinco por nivel desde el tronco (que se desarrolla con mucha rectitud), generalmente con un ángulo casi recto con respecto a éste, aunque tienden a inclinarse levemente hacia arriba. Vistas desde una perspectiva vertical, cada uno de los niveles en los que se agrupan sus ramas forma un pentágono perfecto.
Las hojas tienen forma de escamas y esta araucaria se considera un árbol dioico, ya que las flores femeninas y las masculinas se encuentran en plantas diferentes, pero también hay ejemplares monoicos, es decir que contienen flores de ambos sexos. El fruto de la araucaria excelsa es un cono globoso cuyo diámetro puede alcanzar los 12 centímetros. Es importante señalar que solamente a través de la reproducción sexual es posible garantizar que se conserve la simetría que tanto la caracteriza; por el contrario, la reproducción agámica (donde no intervienen los gametos) es menos estable.
La araucaria excelsa fue descubierta en el año 1774 por el conocido capitán británico James Cook, quien ante la fascinación que le causaron los bosques de la isla de Norfolk no tardó en utilizarlos para su provecho. Los mástiles de la Marina Real, por ejemplo, comenzaron a ser fabricados con los troncos de estos imponentes árboles que alcanzaban los 50 metros de altura.
En la actualidad, es posible encontrar ejemplares de araucaria excelsa que alcanzan los 80 metros de altura, aunque muchas personas la utilizan como planta de decoración de interiores cuando todavía es joven, ya que su desarrollo es lento.
Fray Ambrosio le recibió inclinando el aventajado talle, con extremos de burla, y su cabeza siempre temblona pareció que iba a desprenderse de los hombros: —¡Bien venido, ignorado y
excelso
capitán!
los nombres, los retratos, los fastos, las historias, los vicios, las virtudes, los actos de valor, los crímenes, los triunfos, lo absurdo, lo monstruoso, lo ruin, lo más
excelso
, la gloria y el baldón de cuantos en España y en este Centenario bulleron y pasaron en el noventa y dos.
Uno, recio y proceroso como un roble, con el capuchón más puntiagudo y más
excelso
, con aire imponente de jefe, zapatea a su tropa, la amenaza con el palo mientras gira la pupila en lo blanco de aquel ojo que asoma miedoso por los rotos del percal.
Príamo y su pueblo, armado con lanzas de fresno; el
excelso
Jove Cronión, que vive en el éter, irritado por este engaño, agitará contra ellos su égida espantosa.
El
excelso
Cronión no ratificó nuestros juramentos, y seguirá causándonos males a unos y a otros, hasta que toméis la torreada Ilión o sucumbáis junto a las naves que atraviesan el ponto.
Como corre veloz el pensamiento del hombre que habiendo viajado por muchas tierras, las recuerda en su reflexivo espíritu, y dice: estuve aquí o allí, y revuelve en la mente muchas cosas; tan rápida y presurosa volaba la venerable Hera, y pronto llegó al
excelso
Olimpo.
Al Conde de Niebla) Estas que me dictó, rimas sonoras, Culta sí aunque bucólica Talía, Oh
excelso
Conde, en las purpúreas horas Que es rosas la alba y rosicler el día, Ahora que de luz tu niebla doras, Escucha, al son de la zampoña mía, Si ya los muros no te ven de Huelva Peinar el viento, fatigar la selva.
En Lepanto las naves españolas figuraron en primer término; un
excelso
príncipe español mandó en jefe la Escuadra católica; allí se distinguió, como siempre, acrecentando su gloria, el famoso don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz; y allí, en una de las galeras vencedoras, de las que más levantaron el nombre español, perdió la mano izquierda un oscuro soldado de ninguna importancia; pero este oscuro soldado de ninguna importancia era Miguel de Cervantes, a quien el Cielo conservó la mano derecha para que, manejando con ella, en vez de la espada la pluma, eternizara la lengua española, escribiendo un libro gigante, que es nuestra primera gloria literaria, y que vivirá cuanto viva el mundo.
Si un espectador de la clarividencia de Goethe hubiese presenciado nuestra batalla, ¿habría acaso pensado con respecto a ella lo que el
excelso
hijo de Weimar dijo de Valmy?
Los rangos van siendo ocupados de manera automática por cosas y personas cada vez menos compatibles con ellos. Perdióse en la Restauración la sensibilidad para todo lo verdaderamente fuerte,
excelso
, plenario y profundo.
Sus hijos, de mis versos y amor en recompensa, me dan tan excesivo y
excelso
galardón, que tal honor me espanta y el corazón me prensa: los viejos le tenemos sujeto a la razón.
Es decir, traduciendo al lenguaje de hoy ahí, en esa tierra, que los cazadores de pesos que desprecian las macanas jamás sabrán nada que haga la vida más noble, y aunque se redondeen de fortuna tendrán pobrísima el alma, siendo toda su vida unos beocios; y siglos más tarde que Platón, otro espíritu
excelso
, aunque de un temple distinto al de aquél, el canciller Bacon, escribió que «no se han de estimar inútiles aquellas ciencias que no tienen uso, siempre que agucen y disciplinen el ingenio».
Excelso Significado Bíblico
Excelso significado bíblico, Excelso en la Biblia, significado de Excelso.
la eminencia del Reino de Dios. Su poder es el más elevado que existe y nadie podrá superarlo. Esta idea es expresada en reiteradas ocasiones, en diferentes partes de las Sagradas Escrituras (1 Crónicas 29:11;
En cuanto a su etimología, la palabra excelso proviene del latín “excelsus” que significa “muy elevado”. Se compone del prefijo -ex (hacia fuera) y del verbo “cellere” que significa sobresalir. Entonces, ¿qué es excelso según la Biblia? Evidentemente, Dios es lo más excelso que existe y así nos lo deja muy claro el Texto Sagrado. Esta es una verdad de la que un
Todo poder, todo logro resaltable que tenga un humano sobre la tierra, proviene de Dios a través del
De manera que, el poder de un
Excelso según la Biblia se refiere a. Su poder es el más elevado que existe y nadie podrá superarlo. Esta idea es expresada en reiteradas ocasiones, en diferentes partes de las Sagradas Escrituras (1 Crónicas 29:11; Job 36:22; Salmos 71:19; Salmos 113:4; Salmos 138:6; Jeremías 17:12). Toda la gloria de la tierra y los cielos proviene solo de Dios, no hay nadie más excelso en su envergadura. Atribuir un poder más alto a cualquier persona o entidad es algo totalmente errado.En cuanto a su etimología, la palabra excelso proviene del latín “” que significa “”. Se compone del prefijo -ex (hacia fuera) y del verbo “” que significa sobresalir. Entonces, ¿qué es excelso según la Biblia? Evidentemente, Dios es lo más excelso que existe y así nos lo deja muy claro el Texto Sagrado. Esta es una verdad de la que un cristiano jamás debe dudar. Otorgarle más poder del que tienen a cosas mundanas es un pecado frecuente de las personas.Todo poder, todo logro resaltable que tenga un humano sobre la tierra, proviene de Dios a través del Espíritu Santo . Pensar que somos excelsos por haber conseguido cosas en el mundo, solo habla de nuestra vanidad y narcisismo. Dios premia la humildad , no las actitudes de superioridad. Él está por encima de nosotros, ya que no se regocija de su propio poder, sino que simplemente lo tiene y lo ejerce. Nosotros deberíamos aprender del modelo de Cristo , quien siempre bajó la cabeza ante el excelso poder de Dios.De manera que, el poder de un cristiano nunca podrá venir de sí mismo. Su fuerza de espíritu proviene siempre de Dios. Esto lo dejó claro Pedro a los israelitas cuando presenciaron el milagro de sanación que hizo el apóstol (Hechos 3:12-16). Él solo fue un instrumento de Dios en ese momento, así como lo fue Jesús
Vox in excelso es el nombre de una bula emitida por el papa Clemente V el 22 de marzo de 1312, en la que se determinaba disolverse formalmente la Orden de los Caballeros Templarios, eliminando de forma eficaz el apoyo papal para ellos y revocando los mandatos otorgados a ellos por los papas anteriores en los siglos XII y XIII.[1]
Contexto histórico
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Antes de la sentencia contra los templarios en el Concilio de Vienne y la persecución de la que fueron objeto por parte del rey Felipe IV de Francia, ya se habían levantado contra ellos diversas acusaciones, especialmente de parte de los obispos locales que no soportaban que la Orden del Temple estuviera sometidos a la jurisdicción papal y no a la suya. Existían, además, voces que corrían acerca de los excesos cometidos por los caballeros, acusaciones populares de sodomía y críticas a sus celebraciones secretas que causaban sospechas.[2]
Esquieu de Floyran, un exmiembro de la Orden en Francia, de quien poco sabe, hacia el 1305 aseguraba que los templarios adoraban un ídolo llamado Bafomet, que renegaban de Cristo y escupían un crucifijo como rito de iniciación, además de los ya mencionados actos de sodomía y otras cosas escandalosas.
No se sabe bien por qué Felipe IV de Francia a partir de 1305 comenzó una fuerte lucha contra los caballeros templarios. Según algunos historiadores, la razón principal era el deseo del rey francés de adueñarse de las posesiones de la Orden para financiar las guerras en las que su reino se veía inmerso, con el pretexto de hacer una cruzada contra los infieles; otros aseguran que Felipe no soportó el hecho de que los templarios le dieran la espalda en el conflicto que tenía contra Bonifacio VIII; y finalmente, hay quienes aseguran que hacía parte del proyecto de Felipe de reforzamiento del Estado francés, donde los templarios eran vistos como un Estado dentro de su Estado. El 13 de octubre de 1307, Felipe ordenó el arresto de todos los templarios que se encontraban en territorio francés acusándolos de herejía, basándose en las acusaciones de Floyran. Los arrestados sumaban unos dos mil templarios, entre los que se encontraba el Maestre General de la Orden, Jacques de Molay.[2]
Des cas des nobles hommes et femmes de Boccacio
Ejecución de los templarios en presencia del rey Felipe IV de Francia. Miniatura del manuscritode Boccacio
El papa Clemente V protestó contra la detención de los templarios, pero Felipe lo convenció de que los acusados habían confesado sus culpas. Es menester aclarar que dichas confesiones fueron obtenidas bajo tortura. Así el papa, asombrado por las supuestas pruebas, promulgó la bula Pastoralis praeminens,[3] decretando la detención de los templarios en los territorios cristianos y de condena a la hoguera de quienes se retractaran de sus confesiones. El 12 de mayo de 1310, Felipe levanta una gran hoguera en París donde quema vivos a 54 templarios.
Felipe IV de Francia no se conformaba con el juicio, quería la supresión de los templarios y su condena como herejes, influyó en la personalidad conciliadora de Clemente V para que convocara un concilio en Vienne (aquel entonces ciudad del Sacro Imperio Germánico), el cual inició en octubre de 1311. El concilio reunió a unos doscientos obispos, con el propósito de examinar tres asuntos básicos: el caso de los Templarios y el examen de las acusaciones en su contra; el lanzamiento de una nueva cruzada; y la reforma de la Iglesia. Sin embargo, el principal objetivo de la reunión fue, en cualquier caso, resolver el problema generado por la Orden del Temple.
Felipe el Hermoso deseaba que el Papa condenara a la Orden, pero la mayoría de los grupos religiosos deseaban la realización de un juicio con el debido proceso, y que la defensa de los templarios estuviera garantizada.[4] Además, nueve templarios hicieron el viaje para defender a la Orden, y afirmaron que entre 1500 y 2000 de sus hermanos estaban en Lyon y sus alrededores, listos para testificar en defensa de la Orden.[5]
A muchos religiosos les parecía que un proceso y una defensa podrían limpiar el nombre de los templarios de una serie de acusaciones. Sin embargo el rey de Francia contraataca, y convoca a los Estados Generales el 10 de febrero de 1312 en Lyon, cerca de Vienne. Estos Estados Generales aprobaron el principio de la supresión de la Orden del Temple. Ingeniosamente, Felipe el Hermoso le escribió al Papa para transmitirle esta reclamación y solicitarle la creación de una nueva orden. Este era uno de los deseos, ya antiguos, del rey de Francia, que también pretendía instalar a uno de sus hijos al frente de la nueva orden. Acompañado por una fuerte escolta, Felipe llegó a Vienne el 20 de marzo. Este despliegue de fuerza dejó pocas opciones al consejo y a los prelados. Dos días más tarde, el consistorio secreto aprobó la supresión de la orden, con mayoría de cuatro quintos de los votos. Clemente V emana la bula de supresión Vox in excelso dos días después.
Contenido
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En la bula, Clemente V luego de hacer un recorrido por la historia de todo lo que se había hecho en el proceso contra los templarios, justifica su decisión diciendo que, si aunque la Orden no se ha demostrado culpable desde el punto de vista jurídico, el hecho de haber sido difamada por los testimonios que contra ella han hecho príncipes, eclesiásticos y un número infinito de personas. Además de las confesiones espontáneas del Gran Maestre de la Orden y de otros miembros de la Orden, ya ninguno tendrá deseo, en adelante, de entrar en ella. Por esta razón la misma Orden no podrá llevar a cabo satisfactoriamente su cometido.[6] Así lo expresa la bula:
En vista de las sospechas, la infamia, las fuertes insinuaciones y otras cosas que se han presentado contra el otro (…) y también la recepción secreta y clandestina del hermano de esta Orden; teniendo en cuenta, además, de los serios escándalos que han surgido de estas cosas, que no parecía que se fueran a detener mientras la Orden siguiera existiendo, y el peligro para la fe y las almas, y las muchas cosas horribles que se habían hecho por los hermanos de esta Orden, quienes cayeron en el pecado de la apostasía malvada, el crimen de la idolatría detestable, y el ultraje execrable de los Sodomitas (…) no sin amargura y tristeza en el corazón es que abolimos la citada Orden de los Templarios, su constitución, sus hábitos y su nombre, por un decreto irrevocable y perpetuamente válido; y la sometemos a una prohibición perpetua con la aprobación del Sagrado Concilio, estrictamente prohibiendo a cualquiera a presumir entrar a la mencionada Orden en el futuro, o recibir o vestir sus hábitos, o a actuar como un Templario.
Vox in excelso
Consecuencias
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Miniatura que representa la condena a la hoguera del Maestre general de los templarios Jacques de Molay y de Godofredo de Charnay.
A la emisión de esta bula le siguió un período de cinco años de represión y juicios contra los Templarios durante los cuales fueron acusados de diversos delitos de blasfemia y herejía.[7] Clemente V, que no quería problemas con el rey de Francia, marcó el destino de la Orden de los Caballeros templarios, y esta es abolida. Muchos se opusieron a la decisión del Papa, a veces con ironía y a veces con vehemencia. Un ejemplo es el monje cisterciense Jacques Thérine, quien enseñó teología en la Universidad de París, que se molestó con la supresión de la orden: él publicó un manifiesto titulado Contra Impugnatores Exemptiorum, en la que se plantea la cuestión de la culpabilidad de los templarios, la que pone en duda.
Felipe luchó por quedarse con los bienes de la Orden, sin embargo Clemente V por medio de la bula Ad providam vicarii Christi del 2 de mayo de 1312, decretó que las propiedades de los templarios pasaran a la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. La lucha entre el rey y esta Orden será fuerte, al punto que el rey pensó en hacer un proceso similar contra ellos, como el que había armado contra los templarios.
El 18 de marzo de 1314 es condenado a la hoguera el último Maestre general de la Orden, Jacques de Molay, junto a Godofredo de Charnay, por orden real, debido a que abjuraron de las confesiones que habían hecho bajo tortura.
La historiadora italiana Barbara Frale a inicios del año 2000 ha estudiado un documento, llamado el pergamino de Chinon, con el cual demuestra que el papa Clemente V tenía el deseo de absolver a los templarios en 1314 de las acusaciones de herejía y limitarse solo a suprimir la Orden. El documento pertenece a la primera fase del proceso en la cual el pontífice tenía la esperanza de poder salvarla.[8]
Véase también
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Referencias
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- ↑
(en inglés)
(2.ª edición). Cambridge. pp. 1-4. ISBN 978-0-511-24533-6. Archivado desde
Barber, Malkoln (2006). The Trial of the Templars (2.ª edición). Cambridge. pp. 1-4.. Archivado desde el original el 1 de septiembre de 2014 .
- a bStoria della Chiesa tra medioevo ed epoca moderna
(en italiano)
1 (2ª edición). Roma: Edizioni. pp. 58-63. ISBN 88-86655-64-9.
Mezzadri, Luigi (2001).(2ª edición). Roma: Edizioni. pp. 58-63.
- ↑The Last Templar. The Tragedy of Jacques de Molay Last Grand Master of the Temple
(en inglés)
(2ª edición). Londres: Profile books. pp. 28-29. ISBN 978-1846682247.
Demurger, Alain (2004).(2ª edición). Londres: Profile books. pp. 28-29.
- ↑
Finke, H. (1907). Papsttum und Untergang des Templerordens. Volumen 2. Münster.
- ↑Lizerand, 1910 , p. 472. Transcripción de la carta enviada por Clemente V a Felipe el Hermoso el 4 de noviembre de 1311, en la que se notifica el encarcelamiento de nueve templarios que se habían ofrecido para la defensa de la orden, y la futura adopción de medidas por parte del papa.
- ↑
Llorca, Bernardino; García Villoslada, Ricardo (1967). «Desde la muerte de Bonifacio hasta la rebelión de Lutero». Historia de la Iglesia Católica. vol. III Edad Nueva (2ª edición). Madrid: BAC. pp. 48-49.
- ↑
Suddenly, in the early hours of Friday 13 October 1307, the brothers of this Order residing in France were arrested by the officials of King Philip IV in the name of the papal inquisitors (…) They were charged with serious heresies encompassing the denial of Christ and spitting on the crucifix, indecent kissing and homosexuality, and idol worship, carried on in secret receptions and chapter meetings of the Order. In October and November, the captured Templars (…) almost unanimously confessed their guilt. Torture was freely used upon many of the prisoners.
The bull Vox in excelso of 22 March 1312 suppressed the Order, and Ad providam of 2 May granted its property to the other great military order, the Hospital.
La bula Vox in excelso de 22 de marzo 1312 suprimió la Orden, y Ad providam del 02 de mayo otorgó sus propiedades a la otra gran orden militar, los Hospitalarios
Barber, 2006 , p. 1-3
- ↑Il Papato e il processo ai templari. L’inedita assoluzione de Chinon alla luce della diplomatica pontificia
(en italiano)
. Roma: Viella. ISBN 978-88-8334-098-7.
Frale, Barbara (2003).. Roma: Viella.
Bibliografía
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Enlaces externos
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