
¿Sabes realmente lo que hay dentro de un higo? Aunque los higos comerciales no suelen requerir polinización, puede haber una avispa muerta dentro de algunos.
Imagen: fermate – Depositphotos.
Después de descubrir que las alcachofas son en realidad flores y que las alcaparras son una especie de brotes en escabeche, ¿estamos seguros de que lo sabemos todo sobre los higos?
En primer lugar, los higos no son técnicamente una fruta, sino una flor. Las higueras no florecen como los manzanos o los melocotoneros.
De hecho, las flores de los higos florecen dentro de la vaina que luego madura en la fruta que comemos. ¿Cómo? Cada flor produce un fruto con una sola semilla, llamada aquenio, y el higo que todos conocemos está formado por muchos aquenios. En esencia, cuando comemos un higo comemos muchas frutas.
Pero como el fruto está en el interior, y no en el exterior, ¿cómo se produce la polinización? Y ahí es donde entra lo que podría no gustarte demasiado.
Como entendemos que las flores de los higos florecen internamente, necesitan un proceso especial para la polinización. No pueden confiar en el viento ni en las abejas para esparcir su polen, y ahí es donde entra la diminuta avispa de los higos, de nombre científico Blastophaga psenes.
El higo no puede prescindir de esta avispa para propagar su material genético, y la avispa no puede vivir sin el higo, porque ahí es donde crecen las larvas. Esta relación se conoce como mutualismo.
Imagen: Kassandra2 – Depositphotos.
La avispa hembra entra en el higo macho -que no comemos- para poner sus huevos. El higo macho tiene una forma que permite albergar los huevos de las avispas, que al entrar pierden las alas y las antenas y, al no poder salir, mueren dentro. Las larvas continúan el ciclo vital. Las avispas macho nacen sin alas porque su único propósito es aparearse con las avispas hembras (que son técnicamente sus «hermanas») y hacer un túnel para salir de la higuera. Son las avispas hembras, en ese momento, las que llevan el polen consigo.
Pero si una avispa hembra entra accidentalmente en un higo hembra -los que nos comemos- en su interior no encuentra espacio para reproducirse y muere de todos modos dentro de la flor. Una circunstancia necesaria porque el polen que transporta el insecto da el sabor al higo que comemos. Obviamente, el cadáver no permanece, porque el higo utiliza una enzima llamada ficina para transformar la avispa en proteína.
Sin embargo, muchos de los higos que se comercializan son de maduración «partenocárpica», lo que significa que no requieren fertilización.
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LA HIPÓTESIS DE LA PARTENOCARPIA
Hace poco, una revista científica británica publicaba una de mis investigaciones [3] en la cual subrayo una serie de elementos que, a mi parecer, invitan a considerar de nuevo lo que son los cogollos, y la posibilidad que sean infrutescencias (frutos) partenocárpicas, y no inflorescencias (flores). Flor pistila-da (hem-bra) con polinización sin polinización se desarrolla un senescencia se fruto regular (la flor se desarrolla (con semilla) seca y cae) un fruto partenocárpico (sin semilla). Desde las prácticas agrícolas, hasta los atributos botánicos de los cogollos, muchos elementos característicos de la partenocarpia se encuentran en Cannabis sativa:
- La eliminación de plantas masculinas para evitar la polinización y la fertilización de las flores femeninas: es una práctica agrícola tradicionalmente asociada a la partenocarpia en especies que presentan este rasgo de forma natural (además, hoy en día existen otras técnicas como la aportación de hormonas o químicos, que permite inducir la partenocarpia en especies de plantas que no lo expresan naturalmente).
- El hecho (bien conocido) de que a veces hay un par de semilla en medio de un cogollo (y que a menudo son maduras, es decir, aptas para la germinación): es una pista de que podría tratarse de un racimo de frutos (infrutescencia), la mayoría de los cuales son partenocárpicos (sin semillas) y solo unos pocos frutos son “regulares” (con semillas). Sería asombroso imaginar que el cogollo esté compuesto de flores y solo unos pocos frutos. La vida útil (fecundabilidad) de las flores es limitada, y está relativamente sincronizada con el período de madurez de las flores masculinas (es decir, mucho antes del momento de la cosecha, en el ciclo de vida de la planta). Es muy poco probable que queden determinadas flores fértiles a lo largo de toda la vida de la planta. La partenocarpia es un fenómeno mucho más «normal» en la naturaleza que la hipótesis de flores con una longevidad infinita.
- Encontramos « pseudo-embriones » en el centro de cada uno de los «cálices» (supuesta «flor» individual) que componen los cogollos. Se pueden ver a simple vista abriendo cada “flor” en dos: hay una pequeña cosa blanquecina al centro, que corresponde a los restos de los ovarios no-polinizados. Se observan los mismos «pseudo-embriones» en los plátanos, los pepinos, las variedades de sandía sin pepitas: quedan esas casi-semillas blancas y blandas, que casi no se ven. (las fotos enseñan algunos ejemplos).
La dificultad para identificar la partenocarpia puede ser debida al hecho de que los frutos del Cannabis (que tengan semilla o no) son bastante similares, en forma y apariencia, a la flor femenina (no como el fruto de la sandía que no puede ser confundido con su flor… etc.). Diferenciar a simple vista entre una fruta “regular” y una flor es fácil de hacer, debido a la presencia de una semilla, haciendo que la fruta regular esté más «hinchada» en comparación con la flor. Pero como en los frutos partenocárpicos no hay semilla que les “hinche” (en realidad la planta redirige los recursos hacia la producción de trinomios, en lugar de la producción de semillas), son más difíciles de distinguir visualmente de las flores, en comparación con los frutos regulares. Este supuesto no es nuevo.
Ya en 2002, un paciente estadounidense sugirió al famoso botánico Robert Clarke la posibilidad de la partenocarpia en Cannabis [4] (sin haber recibido respuesta, de lo que sepa). Y, desde el informe de la Comisión India de Medicamentos de Cáñamo de 1894 hasta la Farmacopea de Plantas Medicinales de Taiwán del 2010, sí que existen algunas referencias a los cogollos de cannabis como fruta y no flor. Pero ninguna investigación de fondo se ha interesado en demostrar que son frutos, ni tampoco en demostrar que son flores.
En resumen :
- Ningún estudio científico explica lo qué son los «cogollos» del Cannabis (ni flores ni frutos), la ciencia aún se encuentra en la etapa de las hipótesis.
- Hay una diversidad de referencias que sugieren que los cogollos pueden ser frutos (en publicaciones, como en la cultura popular cannabinófila).
- Existen similitudes botánicas entre las “frutas partenocárpicas» habituales (plátanos, piñas, cítricos, sandías) y los cogollos de Cannabis.
- La partenocarpia ha sido un tanto marginada por la ciencia, excepto con fines utilitarios (desarrollo de nuevas frutas sin semillas para el comercio, en plantas que no son naturalmente partenocárpicas).
- Históricamente, Cannabis «sinsemilla» no vino de Occidente, sino de las áreas intertropicales del planeta, donde la partenocarpia es mucho más común y conocida. Los científicos que describieron la planta, sí, venían de Occidente, donde la partenocarpia es una curiosidad tropical.
¿Es eso suficiente para decir definitivamente que fumamos (o vaporizamos) frutos? No. Pero tampoco hay nada que permita decir que son flores. Eso sí: es más que suficiente para tener dudas serias y buscar despejarlas, aun sea solo por puro interés en entender esta planta tan especial… Pero también puede tener algunas otras consecuencias. Solo un ejemplo: la farmacopea oficial de China (un país bastante reacio al uso médico del Cannabis pese a haberlo usado en medicina tradicional desde milenios) ¡ya contiene una monografía sobre “frutos de Cannabis»! Obviamente, la idea era referirse sólo a los frutos “regulares” pero, no está especificado. Para llegar al fondo de la cuestión, se necesita investigación. Y no sólo investigación y desarrollo (útil, pero utilitarista), sino investigación fundamental y primaria. Si realmente queremos girar la página de una prohibición oscurantista que hasta impidió a la investigación centrarse en lo básico, necesitamos de urgencia tal investigación primaria sobre Cannabis sativa… ¡y averiguar la posibilidad de partenocarpia solo es un ejemplo! Sin embargo, a medida que se va desarrollando una “industria del cannabis” legal, parece que poco se está haciendo en esta dirección. Y es que… ¡“flor” vende bien! ¿Estaremos condenados a no saber nunca lo que fumamos?
Artículo escrito para la edición impresa nº6 de soft Secrets por Kenzi Riboulet-Zemouli
Cuando termines de leer esta nota, seguramente quedas con la boca abierta, por los secretos que te vamos a contar sobre esta rica fruta, que no es lo que siempre imaginaste.
El higo es una de las delicias que muchos degustamos en temporada de verano, ¿Quién no tuvo o tiene una higuera en casa o sabe que el vecino la tiene?. La verdad, que detrás de este ejemplar, hay secretos que muy pocos conoces. Para comenzar, hay que saber que la higuera no florece de la misma manera en que lo hace normalmente un árbol frutal.
Las flores de la higuera se desarrollan en el interior de una vaina en forma de pera, luego pasa por la etapa de maduración y se convierte en la fruta que es el higo.
La fruta del higo, contiene muchas pequeñas flores, y cada una de esas flores, produce un fruto único que se conoce como aquenio, y son estos aquenios los que proveen al higo de esta textura tan crujiente. Estos frutos también tienen la particularidad de ser pequeños y contienen una semilla.
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¿Sabes realmente lo que hay dentro de un higo?
Si bien los higos que se utilizan para ser comercializados, suelen ser distintos a los que pueden crecer en un árbol en una casa, estos no suelen necesitar de polinización, y no sería nada descabellado encontrarnos con una abeja o avista muerta dentro del mismo higo. La realidad en todo esto, que los higos no son técnicamente una fruta, sino una flor, por lo que los higos florecen dentro de la vaina que luego madura en la fruta que comemos
Aquí viene la parte interesante de esto, para que el higo puede pasar de la flor al tradicional fruto que todos conocemos, debe existir un huésped que logre la polinización desde su interior, normalmente lo produce una diminuta avispa de los higos, de nombre científico Blastophaga psenes.
La realidad es que el higo no puede prescindir de esta avispa para propagar su material genético, y la avispa no puede vivir sin el higo, porque ahí es donde crecen las larvas. Esta relación se conoce como mutualismo. A si que, ya saben, dentro de cada higo, existe más que pulpa, sabor y pequeñas semillas, si bien se trata de una flor que crece hacia adentro, no puede faltar el «corazón de un insecto» para lograr su tradicional forma, color y textura.
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Sin embargo, muchos de los higos que se comercializan son de maduración “partenocárpica”, lo que significa que no requieren fertilización.
Con información de: https://www.lavanguardia.com/