Jorge gonzález camarena

Jorge González Camarena (Guadalajara, Jalisco, México, 24 de marzo de 1908 – Ciudad de México, 24 de mayo de 1980) fue un pintor, escultor y muralista mexicano.

En 1918, se trasladó a la Ciudad de México, donde ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas de San Carlos, en 1922. Al finalizar sus estudios, tuvo sus primeras incursiones en el mundo artístico, por medio de la publicidad.[cita requerida]

Datos biográficos

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Sus padres fueron Arturo Jorge González (1874-1923) y Sara Camarena Navarro (1883-1952); su abuelo materno fue Jesús Leandro Camarena (1832-1889),[1]​ distinguido abogado del Foro Jalisciense y Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco (1875-1876 y 1877-1879).[2]​ Tuvo siete hermanos: entre ellos, Guillermo, inventor de la televisión en color.[cita requerida]

De niño tallaba guijarros, hacía cerámica en un horno construido por él mismo y elaboraba tiras cómicas protagonizadas por personajes de su invención, los Chiquinitos, las cuales vendía a sus compañeros de la escuela. Cuando su familia se mudó a la ciudad de México, el maestro de primaria Francisco Zenteno le recomendó ingresar a la Academia de San Carlos. A los 14 años, González Camarena comenzó a asistir a ésta, donde pronto se convirtió en ayudante de Gerardo Murillo, Dr. Atl.

Participó activamente en el movimiento estudiantil para llevar a Diego Rivera a la dirección de San Carlos e integró el consejo de maestros y alumnos destinado a formar un plan de estudios más avanzado.

En 1932 se le comisionó para restaurar los frescos del siglo XVI del convento de Huejotzingo, Puebla. A raíz de ello publicó un estudio en la revista Futuro, descubriendo que en aquellos muros trabajó el último pintor indígena Marcos Cipactli, quien, de acuerdo con González Camarena, también pintó el lienzo original de la Virgen de Guadalupe.[3]​ El pintor se integró a un cuarteto de música prehispánica en el pueblo de Huejotzingo, tocando la chirimía.

En 1934 se casó en la Ciudad de México con Jeannie Marcela Barré de Saint Leu (hija de Marcel Barré de Saint Leu y de Natalia Gorosave), de quien tuvo sucesión.[1]​

En 1939, pintó su primer mural, Alegoría de Zimapán, en el hotel Fundición, de Zimapán, Hidalgo.

En 1941 realiza su segundo mural, Díptico de la Vida, en el edificio Guardiola, el cual creó gran polémica en la época. En defensa de la obra, recuerda Marcel, “Salvador Novo comentó ‘no es si son morales o inmorales, sino si son murales o inmurales’. Finalmente, el temblor de 1957 le causó pequeñas grietas al edificio, pretexto suficiente para que las autoridades decidieran destruir la obra”.

Gracias a sus obras: Historia de México de 1955 para la Biblioteca del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y Liberación de 1963 en el Palacio de Bellas Artes. A finales de 1950, Jorge González Camarena junto con Juan O’Gorman (pertenecientes a la llamada segunda generación de muralistas, nacidos entre 1904 y 1926) fueron invitados por el entonces director del Museo Nacional de Historia, Antonio Arriaga Ochoa, para retratar los muros del Castillo de Chapultepec. Donde realizó una de sus obras más reconocidas e influyentes en las generaciones mexicanas; La Conquista, develada en la sala 2 en septiembre de 1960.[4]​

En la Universidad de Concepción, en Chile, está Presencia de América Latina, obra hecha en 300 metros cuadrados y que se reprodujo en una estampilla postal que conmemoró el 75 aniversario de esa casa de estudios.

En 1978, dos años antes de morir, pinta su último mural: Trilogía de Saltillo, en el cubo de la escalera principal del edificio de la Presidencia Municipal de Saltillo, Coahuila.

Militó por la salvación del fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, cuando, en 1953, pretendían destruirlo para construir en su lugar unas bodegas y un muelle. Para ello fundó el Comité Pro Defensa y Restauración del Castillo de San Juan de Ulúa.

A partir del 23 de junio de 1966, fue miembro titular del Seminario de Cultura Mexicana.

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Gracias a un concurso, realizó la representación pictórica del retrato escultórico de Michelangelo Buonarroti[, obra que se encuentra en la casa natal del artista italiano en Caprese. Por este retrato, el gobierno de Italia le otorgó al pintor mexicano la condecoración al Mérito en Grado de Commendatore della Republica. En 1970 obtuvo el Premio Nacional de Artes.[5]​

A finales de la década de 1970, el gobierno de México le encargó a González Camarena un obsequio para el pueblo búlgaro, el San Jorge. El maestro fue invitado a Bulgaria a develar el cuadro, y las autoridades de ese país, encantadas con el cuadro, le ofrecieron realizar una exposición itinerante que recorrería varios países durante un año, comenzando por su capital Sofía, y concluyendo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Murió el 24 de mayo de 1980 debido a un derrame cerebral. Fue velado en el Palacio de Bellas Artes, donde se le rindió un homenaje nacional de cuerpo presente. Sus restos reposan en la cripta familiar en el panteón de Dolores.A su funeral asistió el presidente José López Portillo y el exmandatario Miguel Alemán.

En 1996 se celebró en el Palacio de Bellas Artes una exhibición-homenaje en memoria de su XVI aniversario luctuoso; el catálogo respectivo reúne textos de Rafael Tovar y de Teresa (entonces presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes), Gerardo Estrada (entonces director general del Instituto Nacional de Bellas Artes), Agustín Arteaga (entonces director del Museo del Palacio de Bellas Artes), Elisa García Barragán, y María Teresa Favela Fierro.[6]​

Técnica

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González Camarena elaboraba sus pinturas con pigmentos naturales, inspirado en las técnicas de los tlacuilos. Realizaba además investigaciones sobre arte prehispánico y popular, así como sobre el pensamiento mágico y las tradiciones de los antiguos mexicanos, elementos que le sirvieron para desarrollar su estilo.[cita requerida]

Obra mural

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El triunfo de la cultura, 1954, mural en el edificio de rectoría del ITESM.

Obras escultóricas

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Obras de caballete

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En 1950, en el vestíbulo del edificio del Instituto Mexicano del Seguro Social, sobre la avenida Paseo de la Reforma: pintó el mural México, con técnica a la vinilita, donde representa la construcción de su país. En la entrada principal, realizó dos grupos escultóricos: «El trabajo» y «Maternidad».[cita requerida]

En el Museo Nacional de Antropología, pintó el mural en acrílico Las razas, que se utilizó para imprimir, el 12 de octubre de 1992, un sello postal en conmemoración de los 500 años del descubrimiento de América.[cita requerida]

Fue autor, además, de más de 2 mil cuadros de caballete. A partir de 1929, escribió en Revista de Revistas y en Nuestro México.[cita requerida]

Fue el autor de La Patria, imagen con que se ilustraron, durante muchos años, los libros de texto gratuitos. Victoria Dorenlas, originaria de San Agustín Tlaxco, Tlaxcala, fue la modelo.[13]​

Ancestros

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Ancestros de Jorge González Camarena

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8. Pablo González

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4. Lic. José Gumersindo González Salcedo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9. Josefa Salcedo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2. Arturo Jorge González Pérez (1873-1923)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

10. Ignacio Pérez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5. Dominga Pérez López de Lara

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

11. Dionisia López de Lara

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. Jorge González Camarena

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

12. Lic. Jesús Camarena Gómez (1803-1884), gobernador interino de Jalisco

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6. Lic. Jesús Leandro Camarena Gómez (1832-1889), gobernador Constitucional de Jalisco

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13. María Isabel Gómez Romero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3. Sara Camarena Navarro (1883-1952)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

14. Ramón Ignacio Navarro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7. Concepción Navarro Ogazón (1842-1900)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

15. Ignacia Ogazón Velázquez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Referencias

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Enlaces externos

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Jorge González Camarena se inspiró en el esplendor de la cultura y la historia para producir algunas de las obras más fascinantes de la historia del arte en México. Aunque a menudo es pasado por alto en comparación con otras figuras contemporáneas como David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo, las pinturas de González Camarena gozan de una estética única de influencia cubista que se apropia de la geometría y el color para contar historias desde un enfoque singular. Además, su profundo compromiso con el legado cultural de México lo convirtió en un defensor de las artes cuya huella aún está presente hoy en día.

 

¿Quién fue Jorge González Camarena?

Guadalajara, Jalisco, el 24 de marzo de 1908. El pintor tuvo siete hermanos, entre los que destaca Guillermo González Camarena (1917-1965), inventor de la televisión a color. Desde la infancia, este pintor mostró una destreza singular para las artes plásticas; tallaba piedras de río, hacía piezas de arcilla y diseñaba historietas que vendía entre sus compañeros de la escuela.

La familia González Camarena se mudó a la Ciudad de México en 1919. Ahí, el pintor Francisco Zenteno–maestro del pequeño Jorge–descubrió sus habilidades artísticas, por lo que le aconsejó inscribirse en la prestigiosa Academia de San Carlos. Tras ingresar a esta escuela de Bellas Artes en 1922, González Camarena se convirtió rápidamente en asistente de Gerardo Murillo, el Dr. Atl, e incluso coloreaba con acuarela las ediciones de su famoso libro Las Iglesias de México (1924-27). Su paso por la Academia no estuvo libre de controversias, ya que formó parte del movimiento estudiantil que buscaba convertir a Diego Rivera en director de plantel para instaurar un plan de estudios más cercano a las corrientes artísticas contemporáneas.

 

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González Camarena inició su carrera profesional en el mundo editorial y de la publicidad. En 1929, empezó a escribir y dibujar para publicaciones como Revista de Revistas y Nuestro México, además de diseñar algunas imágenes para los famosos calendarios de la imprenta Galas de México. Estos proyectos le permitieron desarrollar su característico estilo basado en una composición geométrica.

Para 1932, González Camarena ya realizaba algunas investigaciones sobre arte prehispánico y popular, por lo que fue comisionado para restaurar los frescos del siglo XVI del convento de Huejotzingo, Puebla. Este fue uno de los grandes proyectos de su vida; durante sus dos años en la zona –y con las ganancias del proyecto–estudió a profundidad la obra de Marcos Cipactli, el último pintor mexica, a quien se le atribuye la creación del lienzo original de la Virgen de Guadalupe.

 

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Los murales de Jorge González Camarena

A finales de la década de 1930, empezaron a llegar comisiones de los murales que definirían la obra de Jorge González Camarena. La primera de ellas fue Alegoría de Zimapán (1939), que fue pintada en un hotel en el estado de Hidalgo.

Su primer mural en la Ciudad de México, Díptico de la vida (1941) fue pintado en el edificio Guardiola, un anexo del Banco de México en el Centro Histórico. La pieza retrataba un desnudo masculino y uno femenino, por lo que desató una agitada conversación sobre la censura y la responsabilidad del artista entre la escena cultural mexicana y sus patronos. El constructor del edificio, Carlos Obregón Santacilia, incluso acusó a González Camarena de “destruir la armonía con la arquitectura”, despertando dudas sobre la provocación del artista al poderoso club de banqueros que tenía su sede en ese edificio. Al final, la construcción quedó dañada por un terremoto en 1957, y el mural no pudo ser rescatado.

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. La pieza, titulada Liberación o La humanidad se libera de la miseria, fue completada en 1963. En ella, el pintor hace una interpretación plástica de la historia de México.

Entre sus murales más célebres se encuentra El triunfo de la cultura (1954), un bajorrelieve policromado que decora el edificio de la Rectoría del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. La pieza se ha vuelto tan querida que esta obra decora los anillos de graduación de los estudiantes de la universidad. González Camarena también creó murales para instituciones fuera de México, como Presencia de América Latina (1965), ubicado en el campus de la Universidad de Concepción, en Chile. La obra celebra la hermandad y unión entre las culturas latinoamericanas.

De forma paralela, González Camarena siguió pintando obras de caballete a lo largo de su carrera: se cree que produjo más de 2,000 pinturas. La más popular de ellas es La Patria, una pintura de 1962 que fue la portada de los libros de texto gratuitos de la Secretaría de Educación Pública por varias décadas y aún es considerada una de las pinturas más famosas de la historia de México.

 

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Legado

En 1966, González Camarena ganó un concurso que lo llevó a realizar un retrato de Miguel Ángel Buonarroti. Hoy, la obra recibe a los visitantes en la casa natal del artista italiano en la villa de Caprese. Por esta pintura, el gobierno de Italia le otorgó la condecoración al mérito en grado de Commendatore della Repubblica en 1967.

A González Camarena también se le atribuye el rescate del fuerte de San Juan de Ulúa, en el puerto de Veracruz. El pintor se encontraba de visita en la ciudad para pintar Águila en Vuelo, un mural de 250 metros cuadrados comisionado por el Banco de México, cuando escuchó que este monumento histórico sería destruido para construir bodegas y un muelle. Esto lo llevó a fundar el Comité Pro Defensa y Restauración del Castillo de San Juan de Ulúa, salvando esta histórica fortaleza que data del siglo XVI.

Jorge González Camarena trabajó hasta el final de su vida. Su último mural, La trilogía de Saltillo, fue pintado en 1978 en Coahuila, y el Museo Soumaya tiene la que es considerada su última pintura: Nuestro tiempo (1980). El pintor falleció el 24 de mayo de 1980 de un derrame cerebral a los 72 años de edad. Por sus méritos, recibió un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, un honor reservado a grandes figuras del ámbito artístico.

Además de sus extraordinarios murales, algunas de sus obras pueden verse en el Museo de Arte Moderno y el Museo Soumaya de la Ciudad de México. Las piezas de este prolífico artista han rebasado sus medios para convertirse en símbolos de diversas instituciones y eventos históricos no sólo de México, sino de todo el mundo.

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