
Kepler-186f es el primer planeta de tamaño similar a la Tierra que ha sido descubierto en la zona habitable de una estrella. Es el último de los cinco planetas que orbitan esa estrella (tras Kepler-186b, Kepler-186c, Kepler-186d y Kepler-186e), todos ellos descubiertos por el telescopio Kepler de la NASA.
Hasta abril de 2014, Kepler-186f es el planeta más pequeño encontrado dentro de la zona habitable de una estrella y se cree que pueda albergar agua en forma líquida. Se encuentra a unos 492,3 años luz de nuestro planeta y su radio es tan sólo un 11% más grande que el del planeta azul.[1]
Parámetros orbitales relativas a la zona habitable
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Comparación del sistema Kepler-186 y el sistema solar (17 de abril de 2014).
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Se trata del planeta más pequeño descubierto que orbita dentro de la zona de habitabilidad de su estrella, aunque en su zona más externa. Similar a la órbita de Marte con el Sol, pero con un periodo orbital menor, de 129,9 días. Su temperatura es de -46 °C de media, suponiendo una atmósfera como la de la Tierra. Su índice de similitud a la Tierra es de un 64 %, igual que Marte.[3] Sin embargo, si su atmósfera fuera más densa, su temperatura sería mayor. Por otro lado, aunque orbite una estrella enana roja, puede estar lo suficientemente lejos para que el efecto de anclaje por marea no se produzca, y el planeta pueda rotar.[4]
Al ser un planeta similar en tamaño al de la Tierra, de ser rocoso y con océanos, su gravedad se espera que sea similar a la de la Tierra.
Masa, densidad y composición
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Concepto de un artista de un exoplaneta rocoso del tamaño de la Tierra en la zona habitable de su estrella anfitriona, posiblemente compatible con los datos conocidos de Kepler-186F (NASA/SETI/JPL).
La única propiedad física derivable directamente de las observaciones (además del período orbital) es la razón entre el radio del planeta y el de la estrella central, que se deriva de la cantidad de ocultación de la luz estelar durante un tránsito. Esta proporción se midió que era 0,021.[5][6] Esto produce un radio planetario de 1,11 ± 0,14 veces la de la Tierra,[6][7] teniendo en cuenta la incertidumbre en el diámetro de la estrella y el grado de ocultación. Por lo tanto, el planeta es aproximadamente 11 % más grande en el radio que la Tierra (entre el 4,5 % más pequeño y un 26,5 % más grande), dando un volumen de aproximadamente 1,37 veces el de la Tierra (entre 0,87 y 2,03 veces mayor).
Su masa solo puede ser estimada mediante la combinación del radio y una estimación de la densidad derivada de una composición planetaria supuesta; que podría ser un planeta terrestre rocoso o un planeta océano de menor densidad con una atmósfera densa. Sin embargo, se cree poco probable una atmósfera masiva de helio/hidrógeno (H/He) en un planeta con un radio inferior a 1,5 R ⊕. Los planetas con un radio de más de 1,5 veces el de la Tierra tienden a acumular esas gruesas atmósferas que los harían menos probables de ser habitables.[8] Las enanas rojas emiten un flujo ultravioleta extremo ( XUV ) mucho más fuerte cuando son jóvenes que más adelante en su vida; la atmósfera primordial del planeta habría sido sometida a elevada fotoevaporación durante ese período, lo que probablemente habría eliminado en gran medida cualquier dotación rica en H/He a través de la pérdida de masa hidrodinámica.[5]Las estimaciones de masa varían desde 0,32 M ⊕ para una composición de agua/hielo puro a 3,77 M ⊕ si se compone enteramente de hierro (ambos extremos inverosímiles). Para un cuerpo con un radio de 1,11 R ⊕ , una composición similar a la (1/3 de hierro, 2/3 rocas de silicatos) de la Tierra produce una masa de 1,44 M ⊕,[5] teniendo en cuenta la densidad más alta debido al mayor promedio de presión en comparación con la Tierra.
Posibilidad de vida
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Se cree que existe la posibilidad de que haya vida en el planeta, ya que se encuentra en una zona habitable y tiene características similares a las de la Tierra. Sin embargo, al tener una temperatura media tan baja (-46 °C/227 K), es probable que pueda llegar a haber aún más frío alrededor del planeta.
Objetivo de investigación SETI
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Como parte de la búsqueda de inteligencia extraterrestre, el Allen Telescope Array había buscado emisiones de radio del sistema Kepler-186 por alrededor de un mes desde el 17 de abril de 2014. No se encontraron señales atribuibles a tecnología extraterrestre en ese intervalo. Para ser detectables, sin embargo, dichas transmisiones, si se irradian isótropicamente, tendrían que ser al menos 10 veces más fuertes que las del Observatorio de Arecibo.[9] Dada la distancia interestelar de 492 años luz, cualquier señal detectable desde la Tierra en el presente hubiera sido emitida con anterioridad a 1522.
Referencias
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Enlaces externos
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17 de abril de 2014: Por medio del Telescopio Espacial Kepler, de la NASA, astrónomos descubrieron el primer planeta de tamaño similar a la Tierra que orbita en la “zona habitable” de otra estrella. El planeta, llamado “Kepler-186f”, orbita una enana M, o enana roja, que es una clase de estrella que conforma el 70 por ciento de las estrellas de la galaxia Vía Láctea. El descubrimiento de Kepler-186f confirma que existen planetas de tamaño similar a la Tierra en la zona habitable de estrellas distintas de nuestro Sol.
La “zona habitable” se define como el rango de distancia que hay de una estrella como para que un planeta en órbita pueda albergar agua líquida sobre la superficie. A pesar de que ya se han encontrado planetas en la zona habitable, los hallazgos previos son al menos un 40 por ciento más grandes que la Tierra y entender su composición constituye todo un desafío. Kepler-186f se parece más a la Tierra.
El concepto de un artista muestra a Kepler-186f, el primer planeta que se ha confirmado que tiene un tamaño similar al de la Tierra y que orbita una estrella distante en la zona habitable. Más información , en idioma inglés
Kepler-186f orbita su estrella enana madre M una vez cada 130 días y recibe un tercio de la energía que obtiene la Tierra del Sol, lo cual lo coloca más cerca del borde externo de la zona habitable. Sobre la superficie de Kepler-186f, el brillo de su estrella al mediodía es apenas como el brillo que apreciamos de nuestro Sol aproximadamente una hora antes de la puesta del Sol.
“Las enanas M son las estrellas más numerosas”, dijo Elisa Quintana, quien es una científica investigadora del Instituto SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence, en idioma inglés, o Búsqueda de Vida Extraterrestre, en idioma español), del Centro de Investigaciones Ames (Ames Research Center, en idioma inglés), de la NASA, en Moffett Field, California. Quintana es también la autora principal del trabajo publicado hoy en la revista científica Science (Ciencia, en idioma español). “Los primeros signos de la existencia de otra vida en la galaxia bien pueden venir de planetas que orbiten una enana M”.
Sin embargo, “que esté en la zona habitable no significa que sepamos que este planeta es habitable”, advierte Thomas Barclay, quien es un científico investigador y coautor del trabajo en el Instituto de Investigaciones Ambientales del Área de la Bahía (Bay Area Environmental Research Institute, en idioma inglés), en el centro Ames. “La temperatura en el planeta depende mucho de la clase de atmósfera que tiene el planeta. Se puede pensar que Kepler-186f es como un primo de la Tierra, más que un gemelo de la Tierra. Tiene muchas propiedades que se asemejan a las de la Tierra”.
Kepler-186f está ubicado en el sistema Kepler-186, a alrededor de 500 años luz de la Tierra, en la constelación del Cisne (Cygnus). El sistema también alberga a otros cuatro planetas: Kepler-186b, Kepler-186c, Kepler-186d y Kepler-186e, los cuales giran alrededor de su sol cada 4, 7, 13 y 22 días, respectivamente. Esto hace que sean demasiado calientes como para albergar vida tal como la conocemos. Estos cuatro planetas interiores, todos, miden menos que 1,5 veces el tamaño de la Tierra.
El diagrama compara los planetas de nuestro sistema solar interior con Kepler-186, un sistema estelar de cinco planetas que se encuentra a aproximadamente 500 años luz de la Tierra, en la constelación del Cisne. Más información , en idioma inglés
A pesar de que se conoce el tamaño de Kepler-186f, no se sabe cuál es su masa ni su composición. No obstante, las investigaciones previas sugieren que un planeta del tamaño de Kepler-186f probablemente sea rocoso.
“El descubrimiento de Kepler-186f es un paso significativo para hallar mundos como nuestro planeta Tierra”, señaló Paul Hertz, quien es el director de la División de Astrofísica de la NASA, ubicada en las oficinas centrales de la entidad, en Washington.
Los próximos pasos en la búsqueda de vida extraterrestre incluyen la búsqueda de verdaderos gemelos de la Tierra (planetas del tamaño de la Tierra que orbiten dentro de la zona habitable de una estrella similar al Sol) y la medición de sus composiciones químicas. El Telescopio Espacial Kepler (Kepler Space Telescope, en idioma inglés), que midió simultánea y constantemente el brillo de más de 150.000 estrellas, es la primera misión de la NASA capaz de detectar planetas de tamaño similar al de la Tierra ubicados alrededor de estrellas como nuestro Sol.
Respecto del futuro, Hertz dijo: “Las futuras misiones de la NASA, el Satélite de Exploración de Exoplanetas en Tránsito (Transiting Exoplanet Survey Satellite, en idioma inglés) y el Telescopio Espacial James Webb (James Webb Space Telescope, en idioma inglés), descubrirán los planetas rocosos más cercanos y determinarán su composición y sus condiciones atmosféricas, continuando de esta manera con la meta de la humanidad de encontrar mundos que verdaderamente se asemejen a la Tierra”.
Más información (en idioma inglés)
El Centro de Investigaciones Ames, de la NASA, es responsable del desarrollo del sistema de la misión Kepler en la Tierra, así como de las operaciones de la misión y el análisis de los datos científicos. El Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por su sigla en idioma inglés), de la NASA, ubicado en Pasadena, California, es la entidad que manejó el desarrollo de la misión Kepler. La firma Ball Aerospace and Technologies, de Boulder, Colorado, desarrolló el sistema de vuelo de Kepler y brinda apoyo durante las operaciones de la misión junto al Laboratorio para Física Espacial y Atmosférica, de la Universidad de Colorado, en Boulder. El Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial, en los archivos de Baltimore, reúne y distribuye los datos científicos de la misión Kepler. Asimismo, Kepler es la décima Misión de Descubrimiento (Discovery, en idioma inglés), de la NASA, y fue patrocinada por el Directorio de Misiones Científicas de la NASA.
El Instituto SETI es una organización privada, sin fines de lucro, que se dedica a la investigación y la educación científica y a la difusión de dichas investigaciones para el público en general. La misión del Instituto SETI es explorar, entender y explicar el origen, la naturaleza y la prevalencia de la vida en el universo.
Para obtener más información sobre la misión Kepler, visite: http://www.nasa.gov/kepler