
El oso grizzly mexicano (Ursus arctos horribilis anteriormente Ursus actos nelsoni), también conocido como oso pardo mexicano, es una población extinta del oso grizzly en México, un mamífero omnívoro de la familia de los úrsidos.
El holotipo fue cazado por H. A. Cluff en el estado de Chihuahua en 1899.[1] El extinto oso pardo de California se extendía ligeramente hacia el sur de Baja California mientras que los osos pardos mexicanos en Durango, Coahuila, Chihuahua y Sonora probablemente estaban más relacionado con los osos de Arizona, Nuevo México y Texas que con los de California.
Descripción
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Conocido en el idioma ópatas como «pissini»,[2] el oso pardo mexicano fue uno de los mamíferos más grandes de México. Alcanzó una longitud de 1.83 m y un peso promedio de 318 kg.[3] Debido a su piel plateada a menudo se le denomina «oso plateado» (el oso de plata).[4] El oso pardo mexicano era más pequeño que los oso pardos en los Estados Unidos y Canadá.[5] El color general era leucocitario amarillento pálido[5] variando a grisáceo-blanco, canoso desde el color más oscuro del pelaje. Las muestras de pelaje desgastado variado de color marrón amarillento y rojizo.[2] Los pelos más largos de piel estaban en la garganta y los flancos. El vientre estaba escasamente cabelludo que carece del grueso pelaje de la espalda y los flancos.[1]
Rango y hábitat
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El oso pardo mexicano habitaba los territorios del norte y centro de México, en particular, los pastizales templados y los bosques de pino de montaña. Su gama anterior accesible desde Arizona a Nuevo México y México.
Biología
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Al igual que todos los osos pardos, los osos pardos mexicanos eran omnívoros. Su dieta consistía principalmente en plantas, frutas e insectos, y se informó que era muy aficionado a las hormigas, como la mayoría de los osos pardos.[6][7] De vez en cuando también se alimenta de pequeños mamíferos y carroña. Las hembras producen una a tres crías cada tres años aproximadamente.[6][8]
Causas de su extinción
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Los primeros europeos que entraron en contacto con el oso pardo mexicano fueron los exploradores españoles en el siglo XVI cuando Francisco Vázquez de Coronado fue en una expedición para encontrar las Siete Ciudades de Oro. Su viaje comenzó en la ciudad de México en 1540 y fue al norte de Nuevo México y las llanuras de Buffalo, en los actuales estados de Texas y Kansas.
Debido a que los osos cazaban ganado de vez en cuando se les consideró una plaga por los agricultores. El oso grizzly mexicano fue atrapado, cazado y envenenado, y para 1930 escaseaban. Su área de distribución original se redujo a las tres montañas aisladas Cerro Campana (México) Cerro Santa Clara (México) y Sierra del Nido a 80 km al norte de Chihuahua en el estado de Chihuahua. Para 1960 sólo quedaban 30 especímenes. A pesar de su estado de protección, la caza continuó. Para 1964 el oso pardo mexicano fue considerado como extinto.[6] Después de escuchar los rumores de que algunos individuos que sobreviven en un rancho en las cabeceras del río Yaqui en el estado de Sonora en 1968, el biólogo estadounidense Dr. Carl B. Koford fue en una expedición de tres pero sin éxito. Un oso pardo mexicano fue asesinado en 1976 en Sonora, el cuarto confirmado en Sonora y la primera en muchas décadas.[9] El oso pardo mexicano ahora se presume extinto, o tal vez sólo extirpado.
Aunque podría ser posible que aún existiera algún espécimen de este úrsido con vida, sustentados en parte por los supuestos avistamientos esporádicos que dicen haberse dado de parte de leñadores, guardabosques y granjeros de localidades en estados al norte de México (Chihuahua, Coahuila y Sonora); aunque pudo ser confundido por osos negros americanos, y aunque aún podría haber algún espécimen no encontrado esto no está confirmado.[10]
Referencias
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Bibliografía consultada
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- Julian Huxley, Martyn Bramwell et al.: The Atlas of World Wildlife, 1973
- David Day: The Doomsday Book of Animals. Ebury Press, London 1981, ISBN 0-670-27987-0.
- Jane Thornbark and Martin Jenkins: The IUCN Mammal Red Data Book. Part 1: Threatened mammalian taxa of the Americas and the Australasian zoogeographic region (excluding Cetacea). International Union for the Conservation of Nature, Gland Switzerland, 1982. p. 339
- Walton Beacham: World Wildlife Fund Guide to Extinct Species of Modern Times, 1997, ISBN 0-933833-40-7
- A. Starker Leopold: Wildlife of Mexico – The Game Birds and Mammals, 1959
Enlaces externos
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También conocido como ‘oso plateado’, el oso gris mexicano se cazó hasta la extinción por considerarse una ‘plaga’ para los vecinos del norte. Ésta es su historia.
El oso gris mexicano dominó el norte del país. Durango, Chihuahua y Sonora eran los territorios donde esta subespecie de oso pardo se desarrolló durante miles de años. Los registros de Biodiversidad mexicana, el organismo que registra las poblaciones de especies en México, documentan que también alcanzó el sur del actual Estados Unidos.
Después de habitar los bosques de esta zona en América del Norte por milenios, los seres humanos decidieron que el oso gris mexicano era una plaga que tenía que erradicarse. Y así lo hicieron. Ésta es la historia de su extinción.
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¿Cómo era el oso gris mexicano?
Uno de los primeros registros que se tiene de la especie data de 1914. También conocida por su nombre científico, Ursus aretos nelsonis, el oso gris mexicano pesaba más de 300 kilos al llegar a la edad adulta. En cuatro patas, alcanzaba el metro de altura. Cuando se erguía, podía medir hasta 180 centímetros de alto.
Los registros históricos que se conservan de la especie apuntan a que era muy parecido al oso grizzly, típico de las reservas naturales en Estados Unidos. Esto lo convertía, según Biodiversidad mexicana, en uno de los «animales terrestres más grandes de la República Mexicana».
Al interior del país, habitaba en los pastizales y zonas montañosas rebosantes en pinos. Se estima que empezó a poblar el norte de México hacia el fin de la última glaciación, hace aproximadamente 10 mil años. Así como otros grupos de la especie, se le catalogó como un mamífero omnívoro. Es decir, se alimentaba de plantas y animales. En su dieta cotidiana, figuraban los siguientes alimentos:
- Hojas y frutas
- Insectos del bosque
- Animales más pequeños
- Carroña
A pesar de su presencia milenaria en la región, bastaron unas cuántas décadas para que el ser humano lo exterminara por completo. Considerado una molestia para el ganado y las actividades humanas irresponsables, el oso gris mexicano se depredó a plomo y toxinas mortales.
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Una campaña rapaz contra la especie
Cuando los seres humanos nos adentramos en las zonas silvestres, inevitablemente nos encontramos con las formas de vida que han estado ahí. Muchas veces, por miles de millones de años. Aunque la estancia del oso gris mexicano en el norte del país no era tan antigua, la realidad es que la especie sí llegó ahí antes que nosotros.
Aún así, en favor de la ganadería y la expansión urbana, el gobierno local consintió la cacería indiscriminada del oso gris. No sólo eso: se promovió durante la década de los 60 que se les envenenara masivamente. A un proceso similar se sometió al lobo gris, que tuvo la misma suerte.
Hacia el final de la década, el gobierno federal otorgó a ambas especies la calidad de ‘especie protegida’. Sin embargo, la tramitología fue más lenta que la actividad humana en el campo.
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El “Oso Plateado” u “Oso Gris Mexicano” era una subespecie de oso pardo que habitaba el norte de México y el sur de EUA, y a la que el ser humano extinguió por considerarlo una plaga mediante cacería y envenenamiento que acabó con la especie hacia el año 1964.
El Oso Plateado fue muy similar al famoso Oso Grizzli Norteamericano y aunque era ligeramente más pequeño que sus primos norteños, alcanzaba un peso que rondaba los 318 kg., cerca de 1 m al hombro y más de 1.8 m cuando se erguía sobre sus patas posteriores; todo esto lo convertía en uno de los animales terrestres más grandes de la República Mexicana.
Dentro de México vivía en zonas de pastizales y zonas montañosas pobladas de pinos en donde se alimentaba principalmente de plantas, frutas, insectos y ocasionalmente de animales pequeños y carroña. Su existencia que debió abarcar desde finales del último periodo glacial hace poco más de 10,000 años se vio trunca cuando el ser humano al extender sus actividades ganaderas a zonas silvestres y al perder algunas cabezas de ganado por causa de diversos depredadores, decidió exterminar al Lobo Mexicano y al Oso Plateado aún cuando al final de ese proceso, el gobierno federal le otorgó la condición de protegido frente a la caza, esta continuó hasta matar al último Oso Gris de México.
Texto: Sergio de la Rosa