Para qué sirven las normas

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Autor: María Isabel López Pumarega
Tema: MATERIALES

¿Qué es una Norma Técnica?

Una norma técnica es un documento que establece, por consenso, y con la aprobación de un organismo reconocido, las condiciones mínimas que debe reunir un producto, proceso o servicio, para que sirva al uso al que está destinado. Las normas son reglas y criterios no obligatorios (excepto algunas relacionadas con temas de seguridad), ya que son adoptadas voluntariamente por las partes interesadas.

Las normas están en todas partes, protegiéndonos a todos y denotando el nivel de desarrollo de un país, ya que son resultados probados de investigación y desarrollo tecnológico. Los productos elaborados conforme a normas son más aptos, más seguros, de buena calidad y poseen información para guiar al consumidor. Aseguran la compatibilidad de los productos y la disponibilidad de repuestos que prolongan su vida útil. Facilitan el comercio, colaboran en la regulación del mercado, permiten la transferencia de tecnología y promueven el desarrollo económico y la confianza de los ciudadanos.

Las normas protegen la salud, la seguridad y la propiedad de peligros como el fuego, las explosiones, los productos químicos, las radiaciones, la electricidad y resguardan el ambiente. En el ámbito empresarial, las normas sobre materiales y componentes facilitan los pedidos y aceleran las entregas. Las normas de sistemas de gestión ayudan a encontrar oportunidades de mejora, son propicias para la reducción de los costos y resguardan el ambiente. Las normas nacionales, alineadas a las internacionales, facilitan el acceso a los mercados de exportación, estableciendo criterios comunes, permiten innovar, anticipar y mejorar los productos.

La actividad de Normalización

La normalización es la actividad que tiene por objeto, ante problemas reales o potenciales, crear documentos para un ordenamiento óptimo, en un contexto dado. Cada nación del mundo tiene su propio organismo nacional de normalización, que genera sus propias Normas. En Argentina este organismo es el IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación)(1), fundado en 1935 por representantes del gobierno, la economía, e instituciones científico-técnicas. El Poder Ejecutivo Nacional lo reconoció como tal en 1994. Sus actividades abarcan: normalización, certificación(2), capacitación y documentación. Como todas las instituciones de normalización, el IRAM es una asociación civil sin fines de lucro, no estatal. Fue el primer organismo de normalización creado en América Latina. A la fecha lleva elaboradas más de 13.500 Normas IRAM. El proceso de elaboración de normas se hace a través de comisiones de estudio armadas específicamente para cada tema, con representantes de los sectores productores, consumidores y los responsables de velar por el bien común. Todos, excepto el personal propio del IRAM, tienen carácter honorario. Por lo general las comisiones se reúnen en la sede de IRAM una vez por mes, de modo que la elaboración de cualquier norma lleva por lo menos un año o más de trabajo y discusión. Existen comisiones de muy variados temas, como: calidad del aire, ensayos no destructivos, emisión acústica(3), siderurgia, transporte, agroindustria, alimentos, medio ambiente, seguridad industrial, tecnología de la información, electricidad, electrónica, minería, energía, servicios, gestión ambiental, electrodomésticos, magnitudes y metrología, construcción, implantes quirúrgicos, agrupamientos industriales, etc.

A nivel regional e internacional

En la década de 1990, debido a la creciente regionalización latinoamericana, se creó la Asociación Mercosur de Normalización (AMN). La AMN es una asociación civil sin fines de lucro, no gubernamental, reconocida como único organismo responsable por la gestión de normalización voluntaria en el ámbito del Mercosur. En ella participan el IRAM e instituciones análogas de Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile (este solo como invitado). Para que entre en vigencia una Norma Mercosur, debe ser aprobada al menos por dos de los países miembros, luego se envía a votación a los demás, y si no hay objeciones en contra, se considera aprobada. Las Normas Mercosur (NM) se publican simultáneamente en español y portugués, y aceptadas como tales, reemplazan a sus equivalentes nacionales. En Argentina, estas pasan a denominarse normas IRAM-NM. Hay que señalar que el mayor trabajo a nivel MERCOSUR lo llevan adelante Argentina y Brasil. A nivel internacional existen varias organizaciones de normalización. La más conocida es la ISO ((International Organization for Standardization). Fue creada en 1947 y reúne a los institutos de normalización nacionales de 164 países, incluido el IRAM. En ella trabajan 784 comités y subcomités técnicos con especialistas internacionales, enfocados en la normalización de diversos temas, cubriendo la mayoría de los aspectos tecnológicos y de manufactura. En Europa además, existe el CEN (Comité Europeo de Normalización), con representantes de 33 países europeos, y solo desarrolla normas para Europa.

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La CNEA y las Normas

Los científicos y técnicos de la CNEA llevan muchos años colaborando con el IRAM en el estudio y elaboración de muy diversas normas. En particular, debido a los altos estándares de calidad y seguridad que se deben aplicar en la industria nuclear, a iniciativa de la CNEA, en 1969 se creó en el IRAM el Subcomité de Ensayos No Destructivos (END). Cabe aclarar que los END abarcan una serie de técnicas o métodos que permiten estudiar y evaluar la calidad e integridad de un material, una estructura o un componente, de modo de poder repararlo o sustituirlo, antes de su rotura, evitando así daños a la salud, pérdidas de vidas o de dinero. Entre los principales métodos de END se pueden citar: ultrasonido, radiografía industrial, corrientes inducidas, emisión acústica, etc. En junio/2000, a pedido de la CNEA, se creó en el IRAM la Comisión de Emisión Acústica (EA). Esta comisión funciona desde entonces en forma autónoma y continua, reuniendo a fabricantes de equipos de EA, empresas petroquímicas que la usan, empresas viales, investigadores, autoridades gubernamentales y empresas que realizan este tipo de servicio. A propuesta de esta comisión, junto con su equivalente de Brasil, en junio de 2004 se creó en el ámbito del Mercosur el Comité Sectorial Mercosur 24, con competencia específica en el tema de los END. La participación de los técnicos y profesionales de la CNEA fue y continúa siendo fundamental en este ámbito.

Consideraciones finales

Los normas reflejan la pericia de las personas en cada especialidad y su conocimiento de las necesidades de las organizaciones que representan. Las normas de gestión de calidad ayudan a trabajar de manera más eficiente y reducir las fallas de los productos. Las de gestión ambiental colaboran a reducir los impactos ambientales, disminuir los desechos y vivir en un mundo más sostenible. Las normas de salud y seguridad contribuyen a reducir los accidentes en los lugares de trabajo. Las de gestión energética colaboran en la reducción del consumo de energía y las de seguridad alimentaria ayudan a evitar que los alimentos se contaminen. Es indudable la importancia de la actividad de normalización en la producción de bienes, servicios y procesos, conforme a las normas voluntariamente aceptadas por las partes involucradas. Finalmente, se puede decir que las normas colaboran en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos del mundo entero.

REFERENCIAS

1 Originalmente se llamó Instituto de Racionalización Argentino de Materiales, de allí su sigla IRAM.
2 La certificación es la demostración independiente de que un producto, servicio, proceso o persona, cumple con las Normas específicas. Es un instrumento eficaz para la defensa del consumidor y para la competencia leal entre empresas. IRAM brinda servicios de certificación de productos, procesos, personas, servicios y sistemas de gestión, tanto a nivel nacional como internacional.
3 Ver también Hojita “Una mirada a qué nos gritan los materiales”.

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SOBRE LA AUTORA

María Isabel López Pumarega
Doctora en Física (Universidad de Buenos Aires / UBA)
Investigadora del Centro Atómico Constituyentes / CAC – Comisión Nacional de Energía Atómica / CNEA (entre 1981 y 2018)
Especialista en Emisión Acústica
Docente Universitaria (Universidad de Buenos Aires – Instituto Sabato / IS – Universidad Nacional de San Martín / UNSAM)
Secretaria Comisión de Emisión Acústica IRAM (Instituto Nacional de Normalización y Certificación) entre 2005 y 2018

Las normas son casi tan antiguas como el propio hombre, sin embargo, en el último año y medio nos hemos visto obligados a asumir una cantidad ingente de nuevas reglas, mandatos y recomendaciones que surgían y se modificaban sobre la marcha a causa de la pandemia y la llamada nueva normalidad. Algo que no todos han sabido aceptar o acatar de la misma forma. ¿Cuál es la labor de las normas? ¿Cómo ayudan a la sociedad? ¿Y por qué hay personas más proclives a seguirlas y otras menos? A todas estas preguntas vamos a intentar dar respuesta a continuación.

Las normas abarcan desde lo más amplio a lo más concreto, es decir, pueden servir tanto a nivel global como a un país concreto, una ciudad o comunidad, una familia o, incluso, a nivel personal. Los expertos indican que su objetivo es mantener el bienestar general de la población y controlar aquellas conductas negativas o perjudiciales para los demás. Por lo tanto, las normas tienen la función de definir qué es correcto y qué no lo es, y si se cumplen se obtienen los mejores resultados para todos.

Cuando se convive en grupo, como es el caso del ser humano, es normal que surjan conflictos y es por eso por lo que se suelen establecer una pautas que regulen la conducta individual y grupal con el objetivo de mantener la armonía del grupo. Las normas, como ya hemos comentado anteriormente, se aplican a la especie humana en general y también a grupos más reducidos de personas como puede ser el trabajo, la familia, el vecindario o la escuela.

¿Cómo nos ayudan las normas?

Las normas cumplen distintas misiones tanto a nivel colectivo como individual:

Sirven para que funcione la sociedad

Las normas tienen una gran importancia en el sistema social que hemos desarrollado. Gracias a ellas conseguimos que la convivencia de unos con otros sea posible y más llevadera. Imaginemos si no un mundo sin normas de tráfico, lingüísticas o jurídicas por poner tres ejemplos.

Regulan y guían el comportamiento

Las normas ejercen control sobre la conducta de las personas. Al regular el comportamiento individual y hacer que cada persona no pueda comportarse como quiera se cuidan las necesidades de la propia sociedad.

Mantienen el orden social

Las normas consiguen que un grupo amplio de humanos se mantenga unido sin que reine el caos. Obviamente, no van a hacer desaparecer los problemas de convivencia por completo pero al menos los regulan y hacen que la sociedad pueda seguir evolucionando.

Otorgan cohesión a la sociedad

Gracias a las normas entendemos que formamos parte de un grupo y que aceptándolas y actuando de manera coordinada lo mantenemos unido. Cuanto mayor sea la cohesión de un grupo más fácilmente éste podrá conseguir sus objetivos. Los expertos señalan, además, que la percepción que tengamos de cómo acatan las normas las figuras de autoridad repercute en gran manera en cómo las cumpliremos los demás.

Ayudan a conseguir el autocontrol individual

Cuando cumplimos las normas se potencia un mayor control de uno mismo y se crea un límite no solo social sino también individual. Acatar una norma no quiere decir que no podamos estar en desacuerdo con algunas de ellas por obsoletas o porque hayan perdido el sentido en determinados contextos. Buscar el cambio y evolución forma parte del propio sistema normativo.

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¿Cumplir o no cumplir? He ahí la cuestión

¿Por qué a algunas personas les cuesta más cumplir las normas? En 2018 se publicó un interesante estudio, Xqincumplen, realizado por la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), el Instituto Crímina y la DGT. Aunque en este caso el análisis se enfocaba en las normas de tráfico los resultados son extensibles a otros ámbitos. Según explicaba el catedrático Fernando Miró, aunque se tiene la creencia de que las normas de tráfico se cumplen por miedo a la sanción esto está mucho más relacionado “con la existencia de modelos sociales de conductas adecuadas y con las propias convicciones morales acerca de lo que está bien y lo que está mal que con el miedo al castigo”. Por lo tanto, el comportamiento que vemos repetido en los demás (especialmente en nuestro grupo cercano) y si nos parece justo o no su incumplimiento y su castigo son mucho más importantes que el castigo en sí.

Lo mismo ha ocurrido recientemente con las normas y recomendaciones relacionadas con la prevención del Covid-19. Los expertos señalan que aunque es cierto que el miedo juega un papel muy importante en nuestra motivación para cumplir las normas, lo que muestra la ciencia es que, en casos como éste, la disuasión y el miedo tienen un alcance limitado y no siempre en la dirección esperada.

Según un interesante estudio publicado por The Conversation, algunos factores psicológicos que dificultan la adopción de comportamientos son:

La dificultad de lo sencillo. Aunque determinadas recomendaciones como lavarse las manos o quedarse en cuarentena eran aparentemente sencillas suponían al mismo tiempo inhibir acciones altamente automatizadas. Algo que resulta especialmente difícil si nos encontramos cansados, muy estresados o desinhibidos a causa del alcohol. El grado en que las medidas se consideran molestas a nivel psicológico se asocia a un mayor grado de incumplimiento.

La forma de pensar de cada uno también afecta y dificulta la adopción de normas. Un ejemplo en el caso del coronavirus es el llamado sesgo optimista, la creencia de que lo malo es más probable que les pase a los demás que a uno mismo. «Aunque pueda tener sus ventajas para el bienestar psicológico, cuando se trata de prevenir riesgos puede resultar contraproducente ya que contribuye a que se ignore o subestime la importancia de seguir las recomendaciones. Es relativamente sencillo llegar a creer que cumplimos las normas mejor que el resto de la población y que si no se mejora es debido al incumplimiento de los demás» señalan desde la publicación.

El contexto social es otro elemento que determina el éxito en la implantación de medidas. Por ejemplo, lo que percibimos que hace la mayoría, o norma descriptiva, y lo que consideramos que es aprobado o preferido por los demás, o norma prescriptiva, afectan a nuestras decisiones. Si creemos que todo el mundo cumple con las recomendaciones sanitarias y se rechaza el incumplimiento, es más probable que hagamos lo mismo. 

Por el contrario, la percepción de que los demás no cumplen con las recomendaciones o que no existe acuerdo respecto a su conveniencia abre la puerta a que podamos justificar nuestras propias transgresiones. Además, la identidad social es otro factor que condiciona los efectos del contexto. De esta manera, lo que piensan y aprueban los demás nos afecta más si nos percibimos como parte de un mismo grupo que es importante y significativo.

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