
Argumento [ editar ] – El cuento es el relato de las vicisitudes de un niño tímido y de origen humilde, Paco Yunque, durante su primer día de clases, en el cual debe soportar los maltratos y humillaciones de otro niño, Humberto Grieve, hijo de los patrones de su mamá.
1931. Paco Yunque es un cuento de César Vallejo quien se caracterizó por realizar denuncia sobre el abuso de poder de los ricos hacia los pobres. En este cuento, Paco Yunque se enfrenta a una situación que no puede resolver por miedo a las consecuencias que podría tener.
Cuentos Peruanos – 2813 palabras | 12 páginas A la hora del recreó volvió a manifestarse la agresividad de Humberto Grieve, y Paco Yunque tuvo que soportar el martirio sin protestar, utilizado como caballito por su amo ,paco recibió numerosas patadas resignadamente.
¿Cuáles eran los sentimientos de Paco Yunque?
¿Cuánto tiene Paco Yunque de real? El cuento es ficción en tanto literatura, pero es de un corte sumamente realista, al punto que en Paco Yunque podemos reconocer a los niños campesinos de muchas provincias del Perú. Es verdad que nuestro país está cambiando en los últimos años, pero la vigencia de este relato salta a la vista cuando surgen problemas de huelgas mineras o de campesinos que bajan a las ciudades a reclamar sus derechos.
- El cuento de Vallejo denuncia un maltrato social y cultural;
- Situaciones parecidas les ha tocado sufrir a niños provincianos al llegar a una ciudad más grande o que no es la suya; pueden ser negros africanos, o niños kosovares, asiáticos, y les puede tocar padecer en un colegio ruso, o europeo o norteamericano;
Paco Yunque, un niño andino, llega desprotegido a un colegio peruano. Es interesante que no se trata de un caso de bullying colectivo, sino que los abusos vienen simplemente de otro niño, sumamente agresivo y que ha sido formado odiando, despreciando, creyéndose superior a los demás porque en ese sentido ha visto la relación de su padre con la demás gente.
Los otros niños no cooperan aquí con el abusivo, lo contemplan conmovidos sin hacer nada o intervienen como en el caso de Paco Fariña y de otros niños cuando se da una gresca general provocada por esos abusos.
¿Cuál es el propósito de “tu” Paco Yunque”? Recuerdo haber leído el cuento de Vallejo cuando estaba en 4to de Primaria, a los 9 años. Entonces varios alumnos lloraban al leerlo porque les recordaba su vida o porque los conmovía la injusticia. Este último fue mi caso.
- El cuento parecía especialmente duro porque no tenía un final feliz, como otros cuentos para niños, termina con la frase “Pero Paco Yunque seguía llorando agachado”;
- Esta frustración me pareció desconcertante y una década después ya quería pasarla al dibujo, pero no me sentía suficientemente formado como para hacerlo;
En 1978, en la revista Collera , comencé a publicarla por entregas y al terminarla decidí hacer una página más tras el final del original de Vallejo. No alteré el cuento, sólo añadí un montaje con imágenes vistas durante la historieta y que resultaban emblemáticas del relato: las manifestaciones de abuso del niño Grieve, hijo de aquel señor tan poderoso, y la represión permanente de la autoridad colegial, el profesor, así como un plano general de salida, con Paco Yunque y sus padres internándose en el paisaje andino, y un extracto del poema ‘España, aparta de mí este cáliz’.
¿Cuál es la importancia de Paco Yunque en los tiempos actuales? En Paco Yunque siento el alma de César Vallejo, plena de amor fraterno, de poesía y hondura humana. En unos cuantos trazos nos da inequívocamente al personaje, esto me interesó como dibujante e historietista.
Alguna vez pensé que Vallejo caminaba al filo del abismo del panfleto, pero que no caía para nada en él justamente por su calidad humana. Los niños que hay aquí, parecieran responder a estereotipos como lo parecen quienes discriminan en una circunstancia cotidiana actual.
El niño Humberto Grieve, ¿lo podemos imaginar haciéndose problemas internos sobre sus abusos con Paco Yunque? Difícil. ¿Es esto recortarlo, caricaturizarlo, zaherirlo? No menos que quienes se burlan de la víctima, identificándose con el agresor.
Por algo será, alguna necesidad interior tendrán que los lleva en esa dirección. Pero no vamos a jugar a aprendices de psicólogo, lo que está claro es que hay violencia social en el abuso de un niño desprotegido y en inferioridad de condiciones. ¿A dónde nos conduce Paco Yunque? Paco Yunque es un cuento que convoca al sentimiento de solidaridad, que nos hace más fuertes y mejores personas, caería en una posición reduccionista quien quiera invocar con él al asistencialismo populista, utilitario e hipócrita.
¿Quién le enseño a escribir a Paco Yunque?
De Wikisource, la biblioteca libre. Cuando Paco Yunque y su madre llegaron a la puerta del colegio, los niños estaban jugando en el patio. La madre le dejó y se fue. Paco, paso a paso, fue adelantándose al centro del patio, con su libro primero, su cuaderno y su lápiz.
Paco estaba con miedo, porque era la primera vez que veía a un colegio; nunca había visto a tantos niños juntos. Varios alumnos, pequeños como él, se le acercaron y Paco, cada vez más tímido, se pegó a la pared, y se puso colorado.
¡Qué listos eran todos esos chicos! ¡Qué desenvueltos! Como si estuviesen en su casa. Gritaban. Corrían. Reían hasta reventar. Saltaban. Se daban de puñetazos. Eso era un enredo. Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó nunca sonar tantas voces de personas a la vez.
En el campo hablaba primero uno, después otro, después otro y después otro. A veces, oyó hablar hasta cuatro o cinco personas juntas. Era su padre, su madre, don José, el cojo Anselmo y la Tomasa. Eso no era ya voz de personas sino otro ruido.
Muy diferente. Y ahora sí que esto del colegio era una bulla fuerte, de muchos. Paco estaba asordado. Un niño rubio y gordo, vestido de blanco, le estaba hablando. Otro niño más chico, medio ronco y con blusa azul, también le hablaba. De diversos grupos se separaban los alumnos y venían a ver a Paco, haciéndole muchas preguntas.
- Pero Paco no podía oír nada por la gritería de los demás;
- Un niño trigueño, cara redonda y con una chaqueta verde muy ceñida en la cintura agarró a Paco por un brazo y quiso arrastrarlo;
- Pero Paco no se dejó;
El trigueño volvió a agarrarlo con más fuerza y lo jaló. Paco se pegó más a la pared y se puso más colorado. En ese momento sonó la campana, y todos entraron a los salones de clase. Dos niños –los hermanos Zumiga– tomaron de una y otra mano a Paco y le condujeron a la sala de primer año.
Paco no quiso seguirlos al principio, pero luego obedeció, porque vio que todos hacían lo mismo. Al entrar al salón se puso pálido. Todo quedó repentinamente en silencio y este silencio le dio miedo a Paco.
Los Zumiga le estaban jalando, el uno para un lado y el otro para el otro lado, cuando de pronto le soltaron y lo dejaron solo. El profesor entró. Todos los niños estaban de pie, con la mano derecha levantada a la altura de la sien, saludando en silencio y muy erguidos.
Paco sin soltar su libro, su cuaderno y su lápiz, se había quedado parado en medio del salón, entre las primeras carpetas de los alumnos y el pupitre del profesor. Un remolino se le hacía en la cabeza. Niños.
Paredes amarillas. Grupos de niños. Vocerío. Silencio. Una tracalada de sillas. El profesor. Ahí, solo, parado, en el colegio. Quería llorar. El profesor le tomó de la mano y lo llevó a instalar en una de las carpetas delanteras junto a un niño de su mismo tamaño. El profesor le preguntó: — ¿Cómo se llama Ud.
- ? Con voz temblorosa, Paco muy bajito: — Paco;
- — ¿Y su apellido? Diga usted todo su nombre;
- — Paco Yunque;
- — Muy bien;
- El profesor volvió a su pupitre y, después de echar una mirada muy seria sobre todos los alumnos, dijo con voz militar: — ¡Siéntense! Un traqueteo de carpetas y todos los alumnos ya estaban sentados;
El profesor también se sentó y durante unos momentos escribió en unos libros. Paco Yunque tenía aún en la mano su libro, su cuaderno y su lápiz. Su compañero de carpeta le dijo: — Pon tus cosas, como yo, en la carpeta. Paco Yunque seguía muy aturdido y no le hizo caso.
- Su compañero le quitó entonces sus libros y los puso en la carpeta;
- Después, le dijo alegremente: — Yo también me llamo Paco, Paco Fariña;
- No tengas pena;
- Vamos a jugar con mi tablero;
- Tiene torres negras;
- Me lo ha comprado mi tía Susana;
¿Dónde está tu familia, la tuya? Paco Yunque no respondía nada. Este otro Paco le molestaba. Como éste eran seguramente todos los demás niños: habladores, contentos y no les daba miedo el colegio. ¿Por qué eran así? Y él, Paco Yunque, ¿por qué tenía tanto miedo? Miraba a hurtadillas al profesor, al pupitre, al muro que había detrás del profesor y al techo.
También miró de reojo, a través de la ventana, al patio, que estaba ahora abandonado y en silencio. El sol brillaba afuera. De cuando en cuando, llegaban voces de otros salones de clase y ruidos de carretas que pasaban por la calle.
¡Qué cosa extraña era estar en el colegio! Paco Yunque empezaba a volver un poco de su aturdimiento. Pensó en su casa y en su mamá. Le preguntó a Paco Fariña: — ¿A qué hora nos iremos a nuestras casas? — A las once. ¿Dónde está tu casa? — Por allá. — ¿Está lejos? — Si.
No. Paco Yunque no sabía en qué calle estaba su casa, porque acababan de traerlo, hacía pocos días, del campo y no conocía la ciudad. Sonaron unos pasos de carrera en el patio, apareció en la puerta del salón, Humberto, el hijo del señor Dorian Grieve, un inglés, patrón de los Yunque, gerente de los ferrocarriles de la Peruvian Corporation y alcalde del pueblo.
Precisamente a Paco le habían hecho venir del campo para que acompañase al colegio a Humberto y para que jugara con él, pues ambos tenían la misma edad. Sólo que Humberto acostumbraba venir tarde al colegio y esta vez, por ser la primera, la señora Grieve le había dicho a la madre de Paco: — Lleve usted ya a Paco al colegio.
No sirve que llegue tarde el primer día. Desde mañana esperará a que Humberto se levante y los llevará juntos a los dos. El profesor, al ver a Humberto Grieve, le dijo: — ¿Hoy otra vez tarde? Humberto con gran desenfado, respondió: — Que me he quedado dormido.
— Bueno –dijo el profesor–. Que esta sea la última vez. Pase a sentarse. Humberto Grieve buscó con la mirada donde estaba Paco Yunque. Al dar con él, se le acercó y le dijo imperiosamente: — Ven a mi carpeta conmigo. Paco Fariña le dijo a Humberto Grieve: — No.
Porque el señor lo ha puesto aquí. — ¿Y a ti qué te importa? –le increpó Grieve violentamente, arrastrando a Yunque por un brazo a su carpeta. — ¡Señor! –gritó entonces Fariña–, Grieve se está llevando a Paco Yunque a su carpeta.
El profesor cesó de escribir y preguntó con voz enérgica: — ¡Vamos a ver! ¡Silencio! ¿Qué pasa ahí? Fariña volvió a decir: — Grieve se ha llevado a su carpeta a Paco Yunque. Humberto Grieve, instalado ya en su carpeta con paco Yunque, le dijo al profesor: — Sí, señor.
Porque Paco Yunque es mi muchacho. Por eso. El profesor lo sabía esto perfectamente y le dijo a Humberto Grieve: — Muy bien. Pero yo lo he colocado con Paco Fariña, para que atienda mejor las explicaciones. Déjelo que vuelva a su sitio.
Todos los alumnos miraban en silencio al profesor, a Humberto Grieve y a Paco Yunque. Fariña fue y tomó a Paco Yunque por la mano y quiso volverlo a traer a su carpeta, pero Grieve tomó a Paco Yunque por el otro brazo y no lo dejó moverse. El profesor le dijo otra vez a Grieve: — ¡Grieve! ¿Qué es esto? Humberto Grieve, colorado de cólera, dijo: — No, señor.
- Yo quiero que Yunque se quede conmigo;
- — Déjelo, le he dicho;
- — No, señor;
- — ¿Cómo? — No;
- El profesor estaba indignado y repetía, amenazador: — ¡Grieve! ¡Grieve! Humberto Grieve tenía bajo los ojos y sujetaba fuertemente por el brazo a Paco Yunque, el cual estaba aturdido y se dejaba jalar como un trapo por Fariña y por Grieve;
Paco yunque tenía ahora más miedo a Humberto Grieve que al profesor, que a todos los demás niños y que al colegio entero. ¿Por qué Paco Yunque le tenía miedo a Humberto Grieve? ¿Por qué este Humberto Grieve solía pegarle a Paco Yunque? El profesor se acercó a Paco Yunque, le tomó por el brazo y le condujo a la carpeta de Fariña.
- Grieve se puso a llorar, pataleando furiosamente su banco;
- De nuevo se oyeron pasos en el patio y otro alumno, Antonio Gesdres, –hijo de un albañil–, apareció a la puerta del salón;
- El profesor le dijo: — ¿Por qué llega usted tarde? — Porque fui a comprar pan para el desayuno;
— ¿Y por qué no fue usted más temprano? — Porque estuve alzando a mi hermanito y mamá está enferma y papá se fue al trabajo. — Bueno –dijo el profesor, muy serio–. Párese ahí… Y, además, tiene usted una hora de reclusión. Le señaló un rincón, cerca de la pizarra de ejercicios.
Paco Fariña, se levantó entonces y dijo: — Grieve también ha llegado tarde, señor. — Miente, señor –respondió rápidamente Humberto Grieve–. No he llegado tarde. Todos los alumnos dijeron en coro: — ¡Sí, señor! ¡Sí, señor! ¡Grieve ha llegado tarde! — ¡Psch! ¡Silencio! –dijo malhumorado el profesor y todos los niños se callaron.
El profesor se paseaba pensativo. Fariña le decía a Yunque en secreto: — Grieve ha llegado tarde y no lo castigan. Porque su papá tiene plata. Todos los días llega tarde. ¿Tú vives en su casa? ¿Cierto que eres su muchacho? Yunque respondió: — Yo vivo con mi mamá.
- — ¿En la casa de Humberto Grieve? — Es una casa muy bonita;
- Ahí está la patrona y el patrón;
- Ahí está mi mamá;
- Yo estoy con mi mamá;
- Humberto Grieve, desde su banco del otro lado del salón, miraba con cólera a Paco Yunque y le enseñaba los puños, porque se dejó llevar a la carpeta de Paco Fariña;
Paco Yunque no sabía qué hacer. Le pegaría otra vez el niño Humberto, porque no se quedó con él, en su carpeta. Cuando saldrían del colegio, el niño Humberto le daría un empujón en el pecho y una patada en la pierna. El niño Humberto era malo y pegaba pronto, a cada rato.
En la calle. En el corredor también. Y en la escalera. Y también en la cocina, delante de su mamá y delante de la patrona. Ahora le va a pegar, porque le estaba enseñando los puñetes y le miraba con ojos blancos.
Yunque le dijo a Fariña: — Me voy a la carpeta del niño Humberto. Y Paco Fariña le decía: — No vayas. No seas zonzo. El señor te va a castigar. Fariña volteó a ver a Grieve y este Grieve le enseñó también a él los puños, refunfuñando no sé qué cosas, a escondidas del profesor.
— ¡Señor! –gritó Fariña– Ahí, ese Grieve me está enseñando los puñetes. El profesor dijo: — ¡Psc! ¡Psc! ¡Silencio!. ¡Vamos a ver!. Vamos a hablar hoy de los peces, y después, vamos a hacer todos un ejercicio escrito en una hoja de los cuadernos, y después me los dan para verlos.
Quiero ver quién hace mejor ejercicio, para que su nombre sea escrito en el Cuaderno de Honor del Colegio, como el mejor alumno del primer año. ¿Me han oído bien? Vamos a hacer lo mismo que hicimos la semana pasada. Exactamente lo mismo. Hay que atender bien a la clase.
Hay que copiar bien el ejercicio que voy a escribir después en la pizarra. ¿Me han entendido bien? Los alumnos respondieron en coro: — Sí señor. — Muy bien –dijo el profesor–. Vamos a ver. Vamos a hablar ahora de los peces.
Varios niños quisieron hablar. El profesor le dijo a uno de los Zumiga que hablase. — Señor –dijo Zumiga–: Había en la playa mucha arena. Un día nos metimos entre la arena y encontramos un pez medio vivo y lo llevamos a mi casa. Pero se murió en el camino. Humberto Grieve dijo: — Señor: yo he cogido muchos peces y los he llevado a mi casa y los he soltado en mi salón y no se mueren nunca.
- El profesor preguntó: — Pero;
- ¿los deja usted en alguna vasija con agua? — No señor;
- Están sueltos, entre los muebles;
- Todos los niños se echaron a reír;
- Un chico, flacucho y pálido, dijo: — Mentira, señor;
- Porque el pez se muere pronto, cuando lo sacan del agua;
— No, señor –decía Humberto Grieve–. Porque en mi salón no se mueren. Porque mi salón es muy elegante. Porque mi papá me dijo que trajera peces y que podía dejarlos sueltos entre las sillas. Paco Fariña se moría de risa. Los Zumiga también. El chico rubio y gordo, de chaqueta blanca, y el otro cara redonda y chaqueta verde, se reían ruidosamente.
¡Qué Grieve tan divertido! ¡Los peces en su salón! ¡Entre los muebles! ¡Como si fuesen pájaros! Era una gran mentira lo que contaba Grieve. Todos los chicos exclamaban a la vez reventando de risa: — Ja! Ja! Ja! Ja! Ja! ¡Miente, señor! Ja! Ja! Ja! Ja! ¡Mentira! ¡Mentira! Humberto Grieve se enojó porque no le creían lo que contaba.
Todos se burlaban de lo que había dicho. Pero Grieve recordaba que trajo dos peces a su casa y los soltó en el salón y ahí estuvieron muchos días. Los movió y se movían. No estaba seguro si vivieron muchos días o murieron pronto. Grieve, de todos modos, quería que le creyeran lo que decía.
- En medio de las risas de todos, le dijo a uno de los Zumiga: — ¡Claro! Porque mi papá tiene mucha plata;
- Y me ha dicho que va a hacer llevar a mi casa a todos los peces del mar;
- Para mí;
- Para que juegue con ellos en mi salón grande;
El profesor dijo en alta voz: — ¡Bueno! ¡Bueno! ¡Silencio! Grieve no se acuerda bien, seguramente. Porque los peces mueren cuando. Los niños añadieron en coro: —. se les saca del agua. — Eso es –dijo el profesor. El niño flacucho y pálido dijo: — Porque los peces tienen sus mamás en el agua y sacándolos, se quedan sin mamás.
- — ¡No, no, no! –dijo el profesor–;
- Los peces mueren fuera del agua, porque no pueden respirar;
- Ellos toman el aire que hay en el agua, y cuando salen, no pueden absorber el aire que hay afuera;
- — Porque ya están como muertos –dijo un niño;
Humberto Grieve dijo: — Mi papá puede darles aire en mi casa, porque tiene bastante plata para comprar todo. El chico vestido de verde dijo: — Mi papá también tiene plata. — Mi papá también –dijo otro chico. Todos los niños dijeron que sus papás tenían mucho dinero.
Paco Yunque no decía nada y estaba pensando en los peces que morían fuera del agua. Fariña le dijo a Paco Yunque: — Y tú, ¿tu papá no tiene plata? Paco Yunque reflexionó y se acordó haberle visto una vez a su mamá con unas pesetas en la mano.
Yunque dijo a Fariña: — Mi mamá tiene también mucha plata. — ¿Cuánto? –le preguntó Fariña. — Como cuatro pesetas. Fariña dijo al profesor en voz alta: — Paco Yunque dice que su mamá tiene también mucha plata. — ¡Mentira, señor! –respondió Humberto Grieve– Paco Yunque miente, porque su mamá es la sirvienta de mi mamá y no tiene nada.
El profesor tomó la tiza y escribió en la pizarra dando la espalda a los niños. Humberto Grieve, aprovechando de que no le veía el profesor, dio un salto y le jaló de los pelos a Yunque, volviéndose a la carrera a su carpeta.
Yunque se puso a llorar. — ¿Qué es eso? –dijo el profesor, volviéndose a ver lo que pasaba. Paco Fariña, dijo: — Grieve le ha tirado de los pelos, señor. — No, señor –dijo Grieve–. Yo no he sido. Yo no me he movido de mi sitio. — ¡Bueno, bueno! –dijo el profesor–.
- ¡Silencio! ¡Cállese Paco Yunque! ¡Silencio! Siguió escribiendo en la pizarra; y después preguntó a Grieve: — Si se le saca del agua, ¿qué sucede con el pez? — Va a vivir en mi salón –contestó Grieve;
- Otra vez se reían de Grieve los niños;
Este Grieve no sabía nada. No pensaba más que en su casa y en su salón y en su papá y en su plata. Siempre estaba diciendo tonterías. — Vamos a ver, usted, Paco Yunque –dijo el profesor– ¿Qué pasa con el pez, si se le saca del agua? Paco Yunque, medio llorando todavía por el jalón de los pelos que le dio Grieve, repitió de una tirada lo que dijo el profesor: — Los peces mueren fuera del agua porque les falta aire.
— ¡Eso es! –decía el profesor–. Muy bien. Volvió a escribir en la pizarra. Humberto Grieve aprovechó otra vez de que no podía verle el profesor y fue a darle un puñetazo a Paco Fariña en la boca y regresó de un salto a su carpeta.
Fariña, en vez de llorar como Paco Yunque, dijo a grandes voces al profesor: — ¡Señor! ¡Acaba de pegarme Humberto Grieve! — ¡Sí, señor! ¡Sí, señor! –decían todos los niños a la vez. Una bulla tremenda había en el salón. El profesor dio un puñetazo en su pupitre y dijo: — ¡Silencio! El salón se sumió en un silencio completo y cada alumno estaba en su carpeta, serio y derecho, mirando ansiosamente al profesor.
¡Las cosas de este Humberto Grieve! ¡Ya ven lo que estaba pasando por su cuenta! ¡Ahora habrá que ver lo que va a hacer el profesor, que estaba colorado de cólera! ¡Y todo por culpa de Humberto Grieve! — ¿Qué desorden es ése? –preguntó el profesor a Paco Fariña.
Paco Fariña, con los ojos brillantes de rabia, decía: — Humberto Grieve me ha pegado un puñetazo en la cara, sin que yo le haga nada. — ¿Verdad, Grieve? — No, señor –dijo Humberto Grieve–. Yo no le he pegado. El profesor miró a todos los alumnos sin saber a qué atenerse.
¿Quién de los dos decía la verdad? ¿Fariña o Grieve? — ¿Quién lo ha visto? –preguntó el profesor a Fariña. — ¡Todos, señor! Paco Yunque también lo ha visto. — ¿Es verdad lo que dice Paco Fariña? –le preguntó el profesor a Yunque.
Paco Yunque miró a Humberto Grieve y no se atrevió a responder, porque si decía sí, el niño Humberto le pegaría a la salida. Yunque no dijo nada y bajó la cabeza. Fariña dijo: — Yunque no dice nada, señor, porque Humberto Grieve le pega, porque es su muchacho y vive en su casa.
- El profesor preguntó a los otros alumnos: — ¿Quién otro ha visto lo que dice Fariña? — ¡Yo, señor! ¡Yo, señor! ¡Yo, señor! El profesor volvió a preguntar a Grieve: — ¿Entonces, es cierto, Grieve, que le ha pegado usted a Fariña? — ¡No, señor! Yo no le he pegado;
— Cuidado con mentir Grieve. ¡Un niño decente como usted, no debe mentir! — No, señor. Yo no le he pegado. — Bueno. Yo creo en lo que usted dice. Yo sé que usted no miente nunca. Bueno. Pero tenga usted mucho cuidado en adelante. El profesor se puso a pasear, pensativo, y todos los alumnos seguían circunspectos y derechos en sus bancos.
- Paco Fariña gruñía a media voz y como queriendo llorar: — No le castigan, porque su papá es rico;
- Le voy a decir a mi mamá;
- El profesor le oyó y se plantó enojado delante de Fariña y le dijo en alta voz: — ¿Qué está usted diciendo? Humberto Grieve es un buen alumno;
No miente nunca. No molesta a nadie. Por eso no le castigo. Aquí todos los niños son iguales, los hijos de ricos y los hijos de pobres. Yo los castigo aunque sean hijos de ricos. Como usted vuelva a decir lo que está diciendo del padre de Grieve, le pondré dos horas de reclusión.
- ¿Me ha oído usted? Paco Fariña estaba agachado;
- Paco Yunque también;
- Los dos sabían que era Humberto Grieve quien les había pegado y que era un gran mentiroso;
- El profesor fue a la pizarra y siguió escribiendo;
— ¿Por qué no le dijiste al señor que me ha pegado Humberto Grieve? — Porque el niño Humberto me pega. — Y, ¿por qué no se lo dices a tu mamá? — Porque si le digo a mi mamá, también me pega y la patrona se enoja. Mientras el profesor escribía en la pizarra, Humberto Grieve se puso a llenar de dibujos su cuaderno.
Paco Yunque estaba pensando en su mamá. Después se acordó de la patrona y del niño Humberto. ¿Le pegarían al volver a la casa? Yunque miraba a los otros niños y éstos no le pegaban a Yunque ni a Fariña, ni a nadie.
Tampoco le querían agarrar a Yunque en las otras carpetas, como quiso hacerlo el niño Humberto. ¿Por qué el niño Humberto era así con él? Yunque se lo diría ahora a su mamá y si el niño Humberto le pegaba, se lo diría al profesor. Pero el profesor no le hacía nada al niño Humberto.
- Entonces, se lo diría a Paco Fariña;
- Le preguntó a Paco Fariña: — ¿A ti también te pega el niño Humberto? — ¿A mí? ¡Qué me va a pegar a mí! Le pego un puñetazo en el hocico y le hecho sangre;
- ¡Vas a ver! ¡Como me haga alguna cosa! ¡Déjalo y verás! ¡Y se lo diré a mi mamá! ¡Y vendrá mi papá y le pegará a Grieve y a su papá también, y a todos! Paco Yunque le oía asustado a Paco Fariña lo que decía;
¿Cierto sería que le pegaría al niño Humberto? ¿Y que su papá vendría a pegarle al señor Grieve? Paco Yunque no quería creerlo, porque al niño Humberto no le pegaba nadie. Si Fariña le pegaba, vendría el patrón y le pegaría a Fariña y también al papá de Fariña.
Le pegaría el patrón a todos. Porque todos le tenían miedo. Porque el señor Grieve hablaba muy serio y estaba mandando siempre. Y venían a su casa señores y señoras que le tenían mucho miedo y obedecían siempre al patrón y a la patrona.
En buena cuenta, el señor Grieve podía más que el profesor y más que todos. Paco Yunque miró al profesor que escribía en la pizarra. ¿Quién era el profesor? ¿Por qué era tan serio y daba tanto miedo? Yunque seguía mirándolo. No era el profesor igual a su papá ni al señor Grieve.
Más bien se parecía a otros señores que venían a la casa y hablaban con el patrón. Tenían un pescuezo colorado y su nariz parecía moco de pavo. Sus zapatos hacían risss-risssrisss-risss, cuando caminaba mucho.
Yunque empezó a fastidiarse. ¿A qué hora se iría a su casa? Pero el niño Humberto le iba a pegar a la salida del colegio. Y la mamá de Paco Yunque le diría al niño Humberto: “No, niño. No le pegue usted a Paquito. No sea tan malo”. Y nada más le diría. Pero Paco tendría colorada la pierna de la patada del niño Humberto.
- Y Paco se pondría a llorar;
- Porque al niño Humberto nadie le hacía nada;
- Y porque el patrón y la patrona le querían mucho al niño Humberto, y Paco Yunque tenía pena porque el niño Humberto le pegaba mucho;
Todos, todos, todos le tenían miedo al niño Humberto y a sus papás. Todos. Todos. Todos. El profesor también. La cocinera, su hija. La mamá de Paco. El Venancio con su mandil. La María que lava las bacinicas. Quebró ayer una bacinica en tres pedazos grandes. ¿Le pegaría también el patrón al papá de Paco Yunque? Qué cosa fea era esto del patrón y del niño Humberto.
Paco Yunque quería llorar. ¿A qué hora acabaría de escribir el profesor en la pizarra? — ¡Bueno! –dijo el profesor, cesando de escribir–. Ahí está el ejercicio escrito. Ahora, todos sacan sus cuadernos y copian lo que hay en la pizarra.
Hay que copiarlo exactamente igual. — ¿En nuestros cuadernos? –preguntó tímidamente Paco Yunque. — Sí, en sus cuadernos –le respondió el profesor– ¿Usted sabe escribir un poco? — Sí, señor. Porque mi papá me enseñó en el campo. — Muy bien. Entonces, todos a copiar.
Los niños sacaron sus cuadernos y se pusieron a copiar el ejercicio que el profesor había escrito en la pizarra. — No hay que apurarse –decía el profesor–. Hay que escribir poco a poco, para no equivocarse.
Humberto Grieve preguntó: — ¿Es, señor, el ejercicio escrito de los peces? — Sí. A copiar todo el mundo. El salón se sumió en el silencio. No se oía sino el ruido de los lápices. El profesor se sentó a su pupitre y también se puso a escribir en unos libros. Humberto Grieve, en vez de copiar su ejercicio, se puso otra vez a hacer dibujos en su cuaderno.
- Lo llenó completamente de dibujos de peces, de muñecos y de cuadritos;
- Al cabo de un rato, el profesor se paró y preguntó: — ¿Ya terminaron? — Bueno –dijo el profesor–;
- Pongan al pie sus nombres bien claros;
En ese momento sonó la campana del recreo. Una gran algazara volvieron a hacer los niños y salieron corriendo al patio. Paco Yunque había copiado su ejercicio muy bien y salió al recreo con su libro, su cuaderno y su lápiz. Ya en el patio, vino Humberto Grieve y agarró a Paco Yunque por un brazo, diciéndole con cólera: — Ven para jugar al melo.
Lo echo de un empellón al medio y le hizo derribar su libro, su cuaderno y su lápiz. Yunque hacía lo que le ordenaba Grieve, pero estaba colorado y avergonzado de que los otros niños viesen cómo lo zarandeaba el niño Humberto.
Yunque quería llorar. Paco Fariña, los dos Zumigas y otros niños rodeaban a Humberto Grieve y a Paco Yunque. El niño flacucho y pálido recogió el libro, el cuaderno y el lápiz de Yunque, pero Humberto Grieve se los quitó a la fuerza, diciéndole: — ¡Déjalos! ¡No te metas! Porque Paco Yunque es mi muchacho.
- Humberto Grieve llevó al salón de clases las cosas de Paco Yunque y se las guardó en su carpeta;
- Después, volvió al patio a jugar con Paco Yunque;
- Le cogió del pescuezo y le hizo doblar la cintura y ponerse en cuatro manos;
— Estate quieto así –le ordenó imperiosamente–. No te muevas hasta que yo te diga. Humberto Grieve se retiró a cierta distancia y desde allí vino corriendo y dio un salto sobre Paco Yunque, apoyando las manos sobre sus espaldas y dándole una patada feroz en las posaderas.
Volvió a retirarse y volvió a saltar sobre Paco Yunque, dándole otra patada. Mucho rato estuvo así jugando Humberto Grieve con Paco Yunque. Le dio como veinte saltos y veinte patadas. De repente se oyó un llanto.
Era Yunque que estaba llorando de las fuertes patadas del niño Humberto. Entonces salió Paco Fariña del ruedo formado por los otros niños y se plantó ante Grieve, diciéndole: — ¡No! ¡No te dejo que saltes sobre Paco Yunque! Humberto Grieve le respondió amenazándole: — ¡Oye! ¡Oye! ¡Paco Fariña! ¡Paco Fariña! ¡Te voy a dar un puñetazo! Pero Fariña no se movía y estaba tieso delante de Grieve y le decía: — ¡Porque es tu muchacho le pegas y lo saltas y lo haces llorar! ¡Sáltalo y verás! Los dos hermanos Zumiga abrazaban a Paco Yunque y le decían que ya no llorase y le consolaban diciéndole: — ¿Por qué te dejas saltar así y dar de patadas? ¡Pégale! ¡Sáltalo tú también! ¿Por qué te dejas? ¡No seas zonzo! ¡Cállate! ¡Ya no llores! ¡Ya nos vamos a ir a nuestras casas! Paco Yunque estaba siempre llorando y sus lágrimas parecían ahogarle.
Se formó un tumulto de niños en torno a Paco Yunque y otro tumulto en torno a Humberto Grieve y a Paco Fariña. Grieve le dio un empellón brutal a Fariña y lo derribó al suelo. Vino un alumno más grande, del segundo año, y defendió a Fariña, dándole a Grieve un puntapié.
Y otro niño del tercer año, más grande que todos, defendió a Grieve dándole una furiosa trompada al alumno del segundo año. Un buen rato llovieron bofetadas y patadas entre varios niños. Eso era un enredo. Sonó la campana y todos los niños volvieron a sus salones de clase.
A Paco Yunque lo llevaron por los brazos los dos hermanos Zumiga. Una gran gritería había en el salón del primer año, cuando entró el profesor. Todos se callaron. El profesor miró a todos muy serios y dijo como un militar: — ¡Siéntense! Un traqueteo de carpetas y todos los alumnos estaban ya sentados.
Entonces el profesor se sentó en su pupitre y llamó por lista a los niños para que le entregasen sus cuartillas con los ejercicios escritos sobre el tema de los peces. A medida que el profesor recibía las hojas de los cuadernos, las iba leyendo y escribía las notas en unos libros.
Humberto Grieve se acercó a la carpeta de Paco Yunque y le entregó su libro, su cuaderno y su lápiz. Pero antes había arrancado la hoja del cuaderno en que estaba el ejercicio de Paco Yunque y puso en ella su firma.
Cuando el profesor dijo: “Humberto Grieve”, Grieve fue y presentó el ejercicio de Paco Yunque como si fuese suyo. Y cuando el profesor dijo: “Paco Yunque”, Yunque se puso a buscar en su cuaderno la hoja en que escribió su ejercicio y no lo encontró. — ¿La ha perdido usted –le preguntó el profesor– o no la ha hecho usted? Pero Paco Yunque no sabía lo que se había hecho la hoja de su cuaderno y, muy avergonzado, se quedó en silencio y bajó la frente.
- — Bueno –dijo el profesor, y anotó en unos libros la falta de Paco Yunque;
- Después siguieron los demás entregando sus ejercicios;
- Cuando el profesor acabó de verlos todos, entró de repente al salón el Director del Colegio;
El profesor y los niños se pusieron de pie respetuosamente. El Director miró como enojado a los alumnos y dijo en voz alta: — ¡Siéntense! El Director le preguntó al profesor: — ¿Ya sabe usted quién es el mejor alumno de su año? ¿Ya han hecho el ejercicio semanal para calificarlos? — Sí, señor Director –dijo el profesor–.
- Acaban de hacerlo;
- La nota más alta la ha obtenido Humberto Grieve;
- — ¿Dónde está su ejercicio? — Aquí está, señor Director;
- El profesor buscó entre todas las hojas de los alumnos y encontró el ejercicio firmado por Humberto Grieve;
Se lo dio al Director, que se quedó viendo largo rato la cuartilla. — Muy bien –dijo el Director, contento. Subió al pupitre y miró severamente a los alumnos. Después les dijo con su voz un poco ronca pero enérgica: — De todos los ejercicios que ustedes han hecho, ahora, el mejor es el de Humberto Grieve.
Así es que el nombre de este niño va a ser inscrito en el Cuadro de Honor de esta semana, como el mejor alumno del primer año. Salga afuera Humberto Grieve. Todos los niños miraron ansiosamente a Humberto Grieve, que salió pavoneándose a pararse muy derecho y orgulloso delante del pupitre del profesor.
El Director le dio la mano diciéndole: — Muy bien, Humberto Grieve. Lo felicito. Así deben ser los niños. Muy bien. Se volvió el Director a los demás alumnos y les dijo: — Todos ustedes deben hacer lo mismo que Humberto Grieve. Deben ser buenos alumnos como él.
- Deben estudiar y ser aplicados como él;
- Deben ser serios, formales y buenos niños como él;
- Y si así lo hacen, recibirá cada uno un premio al fin de año y sus nombres serán también inscritos en el Cuadro de Honor del Colegio, como el de Humberto Grieve;
A ver si la semana que viene, hay otro alumno que dé una buena clase y haga un buen ejercicio como el que ha hecho hoy Humberto Grieve. Así lo espero. Se quedó el Director callado un rato. Todos los alumnos estaban pensativos y miraban a Humberto Grieve con admiración.
¡Qué rico Grieve! ¡Qué buen ejercicio ha escrito! ¡Ése si que era bueno! ¡Era el mejor alumno de todos! ¡Llegando tarde y todo! ¡Y pegándoles a todos! ¡Pero ya lo estaban viendo! ¡Le había dado la mano al Director! ¡Humberto Grieve, el mejor de todos los del primer año! El Director se despidió del profesor, hizo una venia a los alumnos, que se pararon para despedirlo, y salió.
El profesor dijo después: — ¡Siéntense! Un traqueteo de carpetas y todos los alumnos estaban ya sentados. El profesor ordenó a Grieve: — Váyase a su asiento. Humberto Grieve, muy alegre, volvió a su carpeta. Al pasar junto a Paco Fariña, le echó la lengua. El profesor subió a su pupitre y se puso a escribir en unos libros.
Paco Fariña le dijo en voz baja a Paco Yunque: — Mira al señor, está poniendo tu nombre en su libro, porque no has presentado tu ejercicio. ¡Míralo! Te va a dejar ahora recluso y no vas a ir a tu casa. ¿Por qué has roto tu cuaderno? ¿Dónde lo pusiste? Paco Yunque no contestaba nada y estaba con la cabeza agachada.
— ¡Anda! –le volvió a decir Paco Fariña–. ¡Contesta! ¿Por qué no contestas? ¿Dónde has dejado tu ejercicio? Paco Fariña se agachó a mirar la cara de Paco Yunque y le vio que estaba llorando. Entonces le consoló diciéndole: — ¡Déjalo! ¡No llores! ¡Déjalo! ¡No tengas pena! ¡Vamos a jugar con mi tablero! ¡Tiene torres negras! ¡Déjalo! ¡Yo te regalo mi tablero! ¡No seas zonzo! ¡Ya no llores! Pero Paco Yunque seguía llorando agachado..
¿Qué motivos tenía Paco Yunque para sentir temor al llegar a la escuela?
Paco estaba con miedo, porque era la primera vez que veía a un colegio; nunca había visto a tantos niños juntos. Varios alumnos, pequeños como él, se le acercaron y Paco, cada vez más tímido, se pegó a la pared, y se puso colorado. ¡ Qué listos eran todos esos chicos!.
¿Qué situación insostenible se aprecia en el cuento de Paco Yunque?
GÉNESIS EDITORIAL DE “PACO YUNQUE” TANTO EL CUENTO “Paco Yunque” como la novela El tungsteno pertenecen al periodo que Luis Monguió (1960) calificó como el de más grande activismo político-literario de Vallejo. Es también el momento en que el autor de Trilce justifica plenamente la necesidad de producir y publicar narrativa de carácter proletario orientada, de manera abierta, a concientizar a los lectores respecto de situaciones insostenibles como la injusticia social 1.
- En 1930 expulsan a Vallejo de Francia por ser un militante ya abiertamente comunista y en 1931 se inscribe en el Partido Comunista español;
- Vive pues, en estos años, de manera apasionada la militancia partidaria comunista;
En 1931, como una reafirmación de su fe en el marxismo realiza su tercer viaje a Rusia. Podría, sobre esta base, postularse que en ese momento Vallejo rechaza cualquier literatura cuya función no sea políticamente revolucionaria. Según Georgette de Vallejo (1959: 18) el cuento “Paco Yunque” fue escrito en 1931, el mismo año de la publicación de la novela El tungsteno.
El cuento, sostiene, fue escrito a pedido de la Editorial Cenit 2 , la misma que ya había publicado la novela antes mencionada. La referencia a que el texto fue escrito por Vallejo a petición de la editorial es reveladora en dos sentidos.
El primero concierne a la forma en que la editorial gestionaba los títulos que publicaba, lo cual no resulta una novedad si pensamos en las políticas comerciales y en los propios intereses ideológicos de la editorial. El segundo nos muestra la disposición de Vallejo a escribir textos por encargo a partir, ciertamente, de un previo compromiso con la causa del comunismo internacional que la Editorial Cenit, sin ninguna duda, fomentaba 3.
- Como quiera que fuese, está claro que la militancia de Vallejo lo acercó a esa editorial y que si aceptó el encargo de escribir un cuento para niños fue por la orientación comunista de la casa editora y por su fe en el marxismo;
Este es el argumento más fuerte contra quienes sostienen que Vallejo, en algún momento, alquiló su pluma o escribió movido por intereses subalternos, ajenos a los del intelectual honesto consigo mismo. Ahora bien, siguiendo el testimonio de Georgette de Vallejo, ¿qué significó que la Editorial Cenit finalmente rechazara la publicación el cuento “Paco Yunque”? La respuesta es compleja y tiene que ver, desde luego, con las expectativas de la editorial, es decir, con la idea que entonces las editoriales (incluso las comunistas) tenían respecto de lo que debía ser un cuento para niños.
- En este sentido, el que la escritura del cuento esté, en sus inicios, ligada a la petición y luego al rechazo de una editorial de orientación comunista es un hecho que, desde nuestro punto de vista, es decisivo para entender lo que trató de hacer Vallejo al escribir “Paco Yunque” y lo que no comprendió la Editorial Cenit;
La necesidad de producir un arte proletario, hacia 1931, época de la redacción de “Paco Yunque”, es para Vallejo importante. Prueba de ello es la defensa que hace de este tipo de textos en El arte y la revolución 4. De modo que, si tenemos a un escritor convencido de la prédica marxista y de la necesidad de un arte de propaganda y agitación, resulta absolutamente lógico pensar que Vallejo se propusiera escribir un cuento para niños que cumpliera con responder a la ideología o a los supuestos del marxismo, y que, a la vez, desarrollara en la redacción del cuento las características del arte proletario.
La negativa de la Editorial Cenit a publicar “Paco Yunque”, bajo la excusa de ser un cuento triste, halla, de este modo, una primera explicación. Es posible postular razonablemente que para la editorial, la naturaleza de un cuento para niños, en tanto cuento proletario, no debía mostrar “las luces y las sombras de la conciencia clasista, los pasos y las caídas (.
) las lagunas, faltas, aciertos y vicios de las masas en sus luchas revolucionarias” como sostenía Vallejo (1973: 124), sino adscribirse a una perspectiva que privilegiara la representación de universos liberados de la angustia de vivir en un mundo injusto, sin tener, necesariamente, que idealizarlo.
Contra esta limitación o prejuicio que se sustenta en la idea del cuento para niños asociado a la fantasía y la irrealidad y la consiguiente normalización de una situación anómala o excepcional presentada en la historia, Vallejo realiza una segunda revolución: postula, a través de “Paco Yunque”, un tipo de cuento realista alejado del estereotipo dominante que no evita la responsabilidad de confrontar al lector (en este caso un niño) con una realidad injusta con la que debe empezar a mantener una posición crítica.
LA DIALÉCTICA VALLEJIANA Vallejo articula su pensamiento al materialismo filosófico y parte del principio de que lo que explica científicamente el lugar del hombre en el mundo es el conjunto de relaciones sociales, concreta e históricamente determinados, que lo rodea.
Por ello funda su explicación de la realidad a partir de la praxis material dentro de la cual se halla inserto todo ser humano de forma inevitable. Vallejo concibe al mundo como un proceso, como una sustancia sujeta a una evolución histórica y al marxismo como una teoría en permanente proceso de corrección 5.
La concepción artística de Vallejo es plenamente marxista a fines de los años veinte del siglo pasado y se funda en la dialéctica. Citémoslo: “Solo desde un punto de vista dialéctico es que puede denominarse y se denomina socialista al arte bolchevique.
Dado que este interpreta y sirve a los intereses clasistas del proletariado, y este, a su vez, lucha por la instauración de la sociedad socialista universal, la idea del socialismo va implícita en la idea bolchevique” (1973: 25).
De este modo, su adhesión, desde el clasismo proletario a la dialéctica materialista, le da potencia a su predicamento literario y lo persuade de la necesidad del cambio social. La dialéctica le permite acoger esta idea porque exalta en él el principio de que todo está sujeto a la ley de contradicción y, por lo tanto, a su transformación.
La contradicción es esencial en Vallejo para acceder a cualquier clase de conocimiento y en ella funda su saber sobre el mundo y las relaciones sociales. Como para Marx, para Vallejo la dialéctica es la ciencia de las leyes generales del movimiento y en su narrativa lo que buscará es representar dialécticamente el conflicto de las diversas fuerzas que se contraponen en la sociedad.
Por ello, en “Paco Yunque” serán visibles varios ejes de oposición básicos: explotador-explotado, riqueza-pobreza, injusticia-justicia, poder-debilidad, valentía-cobardía. Todo esto fortalece el profundo antagonismo en el que se funda la concepción del cuento y que apunta, sin duda, a las diversas formas de la lucha de contrarios.
- Vallejo es dialéctico, además, porque muestra, como postulaba el marxismo, la interdependencia y el vínculo inevitable de todos los aspectos que conforman la totalidad concreta;
- El mundo para Vallejo no se compone de un conjunto de objetos terminados o de un proceso acabado, sino que está constituido por una dinámica de permanente contradicción sujeta por ello a continuo cambio;
En su sistema de pensamiento nada permanece inmutable y por lo tanto nada hay que pueda ser considerado como absoluto ni mucho menos divino. De hecho, en su narrativa proletaria, la ausencia de referencias sagradas, inmutables o místicas ha desaparecido por completo para dar paso a la inevitable fuerza de la dinámica social.
- De otro lado, Vallejo implementa la perspectiva marxista para sostener que la solución de las contradicciones sociales es urgente y por ello impostergable;
- Como marxista, Vallejo aborda el estado de cosas y busca transformarlo a través de sentimientos como la indignación que busca fomentar en el lector a partir de la descripción de una situación de explotación y abuso;
Su narrativa clasista, representada por El tungsteno y “Paco Yunque” niega un mundo, el de la injusticia social, y postula la extinción del Estado que sustenta esa iniquidad. En una perspectiva materialista histórica, Vallejo explica la conciencia social del sujeto a partir de su ser social, es decir, a partir de las condiciones materiales en las que se desarrolla.
Marx es claro en este aspecto central de su ideología en el prólogo a su Contribución a la crítica de la economía política: “En la producción social de su vida los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada etapa del desarrollo de las fuerzas productivas materiales” (citado por Lenin en su Carlos Marx y Federico Engels, 1977: 14).
Por ello, Vallejo describe en su narrativa clasista la estructura económica en la que se funda el intercambio social, a partir de la cual se establecen los patrones de juridicidad y por ende las relaciones de poder. No escapa a Vallejo la conciencia de que a partir de esta base real se construyen las formas de conciencia social que operan conflictivamente en un determinado momento histórico.
“PACO YUNQUE”, EL ARTE REVOLUCIONARIO Y EL CUENTO CLÁSICO INFANTIL Bastaría con decir que “Paco Yunque” es un cuento que pertenece a la tradición de la literatura realista de índole proletaria para alejarlo de los esquemas del cuento tradicional para niños, sin embargo presentaremos algunos argumentos para reforzar la idea de que estamos frente a un cuento infantil cuyo motivo y estrategias de representación se vinculan con la ideología marxista.
Con respecto a los postulados de la narrativa infantil, vigente en los tiempos de Vallejo, un cuento para niños debía responder a ciertas características que lo vinculaban con la explotación de la fantasía (con la clásica animización de animales y plantas), cierta economía narrativa y un final edificante a partir del cual el joven lector podía y debía ganar cierta confianza en sus iniciales y conflictivas relaciones con el mundo.
- Nos referimos a cuentos que presentaban un conflicto, no muy complejo por cierto, pero que siempre se resolvía de manera positiva y que servía para educar al niño sobre ciertos valores como la honradez, la honestidad y hasta la pulcritud;
A diferencia de los cuentos infantiles tradicionales (que construían un espacio problemático que se contraponía a otro de protección o de seguridad para el niño frente a la inclemencia de un mundo hostil) “Paco Yunque” nos instala, precisamente, en medio de un mundo regido por leyes impuestas por un orden injusto cuya mayor característica es la inestabilidad y la angustia.
En el cuento no se procura la evasión del niño hacia universos alternos en los que reine otra lógica u otro orden y mucho menos se representa una situación problemática que se normaliza después de enfrentada la situación conflictiva, sino todo lo contrario.
En la historia queda legitimado, por el reconocimiento de los demás, el portador de la injusticia. El mundo de Paco Yunque es opaco, es decir, contradictorio, ofensivo a la moral del justo e indignante. En él no se realiza ningún desplazamiento a un mundo fantástico luego del cual se produzca una traducción del propio mundo con nuevos elementos que faciliten su interpretación.
- En “Paco Yunque” la situación descrita es tan brutal que al joven lector solo le queda procesar la información con las herramientas de una incipiente ética que se ve presionada por las demandas de una situación de injusticia que hay que comprender de un modo solidario;
En “Paco Yunque” asistimos a una representación asaz realista en la que la fuerte presencia del horizonte económico y de la estructura de organización social cumplen con el propósito de construir un fuerte verosímil en el que espacios, acciones y personajes pueden ser reconocidos por el lector.
- No hay pues un intento de evadir al niño de su realidad;
- Es más, es un cuento que busca hacer patente la injusticia y el abuso en un universo pueblerino articulado a un capitalismo incipiente;
- Su interés, como es evidente, aparte del propiamente vinculado con la vida de un niño proletario, se centra en la exploración del horizonte económico en medio de las necesidades de una madre alienada por la necesidad de sobrevivir;
Vallejo sostenía que el arte revolucionario debía ser directo, simple y lo más descarnado posible (1973: 123). Confiado en que la elaboración artística de este tipo de literatura debía ser mínima y que la emoción debía lograrse por el camino más corto y a quemarropa, Vallejo emplea en “Paco Yunque” ciertas estrategias de representación en las que la claridad expositiva y la eliminación de la ambigüedad se convierten en los recursos de un arte cuya crudeza se convierte en el instrumento de la denuncia.
- Un elemento importante de la poética que vincula a “Paco Yunque” con el arte revolucionario tiene que ver con que a Vallejo le interesaba formular interpretaciones siempre ajustadas al marxismo a través de la representación de lo que para el realismo proletario de entonces era fundamental: el tipo;
Construir situaciones a partir del tipo que permitan precisamente visibilizar de manera clara las contradicciones sociales. Por eso la tipicidad y la simplicidad que se observa en el relato son bastante gráficas lo cual, por deliberado, demandaría de la crítica una reflexión más detenida con respecto a la función y objetivos de este tipo de literatura antes que su condena.
Tenemos por un lado a Humberto Grieve que es el hijo de un inglés gerente de una empresa de ferrocarriles y alcalde del pueblo, y por el otro tenemos a los desposeídos, a la familia Yunque que son los sirvientes de los Grieve.
Humberto Grieve, en el cuento, es un niño que ostenta mucho poder económico, que sabe humillar, que reproduce los modos clasistas familiares y que maltrata a sus semejantes trasladando la dinámica de dominación familiar al colegio. Así como la madre y el padre de Paco Yunque son los sirvientes de los padres de Humberto Grieve, así, desde la perspectiva de Humberto Grieve, Paco Yunque es su sirviente.
- Al resolver deliberadamente el cuento de forma negativa, es decir, de forma nada edificante, Vallejo se opone abiertamente a todas las morale jas y moralinas de la literatura narrativa infantil;
- Resulta inédito para una tradición en la que el bien siempre termina triunfando sobre el mal, que Vallejo optase por la salida contraria;
Vallejo nos muestra una situación final de indignidad padecida por Paco Yunque y al optar por un final en el que el personaje termina llorando desconsoladamente sin poder cambiar su situación, nos traslada la indignación producida por la derrota sufrida por niño protagonista.
De este modo, la historia de Paco Yunque generará en el lector una disposición a la acción transformadora. Pareciéramos escuchar a Vallejo decir que hay que cambiar esa situación o demandarnos la realización de un acto de justicia a partir de este cuento, acto ya no textual, sino efectivo.
Al apostar por la ausencia de la moraleja positiva, Vallejo respeta escrupulosamente la lógica interna del relato. En realidad no es posible esperar un desenlace diferente. Como personaje, Paco Yunque no puede transformarse en un niño valiente después de sufrir la sistemática humillación de Humberto Grieve e incluso la humillación de su propia madre.
Como se puede apreciar, la dimensión temporal del cuento, que sólo dura una hora, no lo permite. El hecho de que este niño termine llorando es completamente lógico después de analizar la trayectoria psicológica del infante.
La derrota de Yunque es la derrota de su clase social, lo cual no implica que el cuento sea una loa a la derrota, pero sí un advertencia a la clase de la que proviene; una llamada de atención con respecto a la clase de retoños descla-sados o carentes de una conciencia de su propia condición, condición que se extiende a todo el sector obrero que Paco Yunque representa.
Será, quizá, por eso que la Editorial Cenit rechazó el cuento. Es decir, por desarrollar una historia triste, en la que, como es visible, la injusticia realiza plenamente sus objetivos sin que al final pueda avizorarse alguna esperanza, un final diferente en el que la rectificación de la situación de injusticia hubiese creado las condiciones para el desarrollo de la confianza en el niño lector.
El hecho de que la bondad sea ofendida, que la buena voluntad sea despreciada, que se premie al deshonesto, debe haber producido en los editores de Cenit una aprensión similar a la que puede producir el desprecio por valores como la verdad y el respeto solidario por el otro que en el cuento quedan mancillados.
A un niño desprevenido y sin la guía adecuada, la lectura de este cuento podría desmoralizarlo o confundirlo. Al no castigarse el abuso, ni la prepotencia, al niño lector de “Paco Yunque” podría quedarle el campo libre para ser implacable con sus débiles compañeros.
¿No es verdad acaso que los niños a esa edad viven una etapa difícil y que hay que orientarlos con sumo cuidado porque pueden volverse injustos y abusivos? Y bien, ¿porque Vallejo presenta de modo tan poco edificante esta historia? Vallejo les dice a los jóvenes lectores que esto pasa en la realidad.
Vallejo está proponiendo la posibilidad de leer un tipo de literatura orientada a un universo infantil fomentado en los jóvenes lectores una conciencia clara de lo que es la injusticia. Vallejo apuesta por una narrativa para niños que los confronte con una realidad atroz.
Vallejo no ve al niño como un ser humano de segunda categoría al que hay que embrujarlo o hechizarlo con historias ajenas a este mundo. Él observa al niño como alguien con una gran capacidad de discernimiento en aras de construir a un lector sensible al dolor, un lector atento a las inconsistencias de este mundo.
“PACO YUNQUE” Y LA LITERATURA PROLETARIA MARXISTA-LENINISTA “Paco Yunque” cumple con un requisito esencial para ser considerado un cuento proletario: nos muestra un momento de nuestra historia contemporánea en el que una familia campesina se integra, a partir de una relación de servidumbre, a la dinámica de explotación del capitalismo transnacional representada por una empresa de ferrocarriles, la Peruvien Corporation dirigida por Dorian Grieve, un inglés que concentra además de poder económico, el poder político al ser el alcalde del pueblo.
“Paco Yunque” nos muestra los modos de inserción de la familia burguesa de los Grieve y lo que su presencia genera en el pueblo constituido por campesinos provenientes del campo. Asistimos, de este modo, a la obscena mostración de una dinámica de explotación e insolidaridad humanas de la que los hijos de ambas familias serán conflictivos protagonistas.
- A eso se refiere Antonio Cornejo Polar cuando sostiene que, hacia 1931, Vallejo busca, después de la experiencia de la escritura de El tungsteno, “reseñar un estado de cosas e interpretarlo a la luz del marxismo, construyendo para ello una argumentación ejemplar; esto es, un suceso, un ambiente, unos personajes que permitieran la inmediata captación de la realidad y, que, luego permitieran la interpretación correcta del sentido social, económico, político de esa misma realidad” (1969: 322);
Está, creemos, en 1931 la naturaleza de su poética, fundada, ciertamente, en una enfática conversión al marxismo. Esta orientación en la forma de representación de la realidad configura varios planos de significación que nos permite entender, con claridad, la dinámica de explotación en todos los niveles que comporta la experiencia de la dominante familia Grieve y la sumisa familia Yunque.
- Desde aquel que supone la implantación capitalista en un país de rasgos aún feudales como el Perú de los años veinte, hasta las relaciones de corte esclavista entre los jóvenes protagonistas, Humberto y Paco;
“Paco Yunque” es un cuento proletario porque hunde sus raíces en una coyuntura social y política concreta y la observa desde el mirador del clasismo, a diferencia de la literatura socialista que no está anclada al carácter contingente de la lucha de clases.
En este sentido el cuento de Vallejo explota la coyuntura de la penetración capitalista a comienzos de los años veinte en el Perú, esto es, el momento en que se produce la violenta intervención del capital foráneo en la economía nacional.
El objetivo de Vallejo es operar sobre ese hecho y estudiar sus consecuencias, a nivel familiar pero también individual, en la figura más frágil de esa familia: un niño campesino trasplantado a un pueblo que el cuento permite imaginar como una pequeña ciudad de provincia.
- A partir de esta línea argumental, a la que se suma la inmigración europea de índole económica, podemos sostener que el cuento de Vallejo se instala en la tradición temática de la narrativa naturalista hispanoamericana;
En este sentido el cuento “Paco Yunque” es un texto que interpreta y sirve a los intereses clasistas de un proletariado que Vallejo avizoraba como un cuerpo organizado y fuerte, pero aún inexistente, por lo menos en ámbitos pueblerinos como el representado en el cuento.
Por ello, en principio, es un texto que busca identificar las bases de un proletariado en formación, pues en esencia no están representados personajes plenamente proletarios 6 y mucho menos con una desarrollada conciencia de clase.
Y sin embargo “Paco Yunque” no deja de ser un cuento proletario, porque cumple con el requisito de ser un cuento de propaganda y agitación revolucionaria. Es posible que Vallejo concibiera la idea de “Paco Yunque” tratando de llevar a la práctica la escritura de un cuento marxista para niños, cuento que, desde luego, apenas podía concebirse en la época, si nos atenemos a los modelos de cuentos para niños que se escribían entonces.
De otro lado, “Paco Yunque” se corresponde con el cuento proletario porque se articula a la reivindicación de la lucha de clases como eje a partir del cual solo es posible entender el curso de la historia y su proyección de cara al futuro.
Es proletario, además, porque configura en su seno la indignación necesaria sin la cual, según la literatura de este tipo, no se puede producir el cambio. Por ello es, a la vez, didáctico, simple, pedagógico, en la medida en que busca enseñar, concientizar, educar, tomando como motivo central al propio horizonte educativo en el que debieran resolverse los conflictos de una conciencia en formación como la de “Paco Yunque”.
- ¿Estos elementos hacen del cuento una pieza menor? Contra quienes sostienen que la literatura proletaria es siempre edificante o constructiva o que proyecta imágenes triunfalistas, ideales o definitivas, Vallejo defiende la idea de que este tipo de literatura es absolutamente coyuntural y cíclica, pero que debe cumplir con la función de “atizar y adoctrinar la rebelión y la organización de las masas para la protesta, para las reivindicaciones y para la lucha de clases (;
) es un arte de proclamas, de mensajes, de arengas, de quejas, cóleras y admoniciones” (1973: 26). Esta cita nos permite entender el sentido de un cuento como “Paco Yunque” en el que queda plasmada, según Vallejo, esa “elocuencia agresiva contra el régimen social imperante” (1973: 26).
Por ello, explícitamente, el cuento lanza una acusación contra un orden social injusto desde un punto de vista clasista, punto de vista que se construye desde la conciencia de un narrador plena y solidariamente identificado con los intereses de ese proletariado sin conciencia de clase.
A diferencia del arte socialista que responde a los intereses comunes de todos los hombres y que reivindica la obra de artistas cuya contribución se proyecta por encima de las clases sociales, el arte proletario fomenta una posición crítica contra una clase social específica, la burguesía, y contra el sistema que la sostiene, el capitalismo.
“Paco Yunque” en este sentido es un cuento proletario en la medida en que se constituye en una literatura de clase orientada a defender los intereses de ese proletariado en formación y a fomentar el desprecio por el modo de vida burgués.
Como lo sostuvo Lenin, la literatura proletaria lo es porque es una literatura de clase y porque se encuentra solventada por los principios dictados por el Partido Comunista, principios que aunque puedan sorprender, Vallejo llegó a respetar: “La literatura proletaria debe servir a los intereses de clase del proletariado y, específicamente, debe enmarcarse dentro de las directivas y consignas prácticas del Partido Comunista, vanguardia de las masas trabajadoras” (1973: 61).
- En “Paco Yunque” es visible ese “odio ardiente a la sociedad capitalista” y ese afán por destruir sus fundamentos injustos, como decía el propio Vallejo (1973: 61);
- De este modo, y a través del narrador, es patente la gran simpatía y solidaridad frente al segmento social al que pertenecen los Yunque, en este caso un segmento alienado, y por lo tanto indefenso, ante la ciega inclemencia del sistema;
En el plano simbólico, no menos importante en el cuento 7 , Vallejo trabaja con dos símbolos bastante conocidos, propios del obrerismo revolucionario leninista: la hoz y el martillo. Estos elementos se encuentran en la base ideológica del texto y cumplen un papel relevante en el plano de la construcción de los personajes, sus relaciones y los motivos que los impulsan a la acción.
- En el cuento, Paco Fariña y Paco Yunque son o terminan siendo amigos a partir de una solidaria relación que, a pesar de la desconfianza, los hermana de algún modo;
- El hecho de compartir el mismo hipocorístico, Paco, fortalece la alianza entre los dos;
En ese sentido, si uno observa bien, el apellido “Fariña”, traducido al español, significa harina, un elemento que nos vincula con el universo agrícola, campesino, es decir con la hoz. Yunque, por su lado, refiere al metal, al soporte de hierro que sirve para martillar el metal con el fin de darle forma y, por ende, al universo obrero.
LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA Y LA “LUCHA DE CLASES” EN “PACO YUNQUE” En “Paco Yunque”, Vallejo explica, gracias a su formación marxista, la conciencia social de los personajes a partir de las condiciones que articulan su existencia material o a partir de lo que los marxistas llaman ser social.
Vallejo en el cuento cumple con describir marxistamente “las relaciones de producción que corresponde a una determinada etapa del desarrollo de las fuerzas productivas materiales” (Lenin citando a Marx, 1977: 14). El horizonte económico del cuento nos muestra, en esta dirección, un estadio de desarrollo incipiente, pero marcadamente capitalista, en el que las relaciones de patronazgo y servidumbre establecen una dinámica coercitiva, injusta y alienante caracterizada por una cadena de explotación de una clase a otra y de un individuo a otro, que se ceba en el más débil.
- Es evidente que, en términos de clase, el núcleo social al que pertenece Paco Yunque es incapaz de advertir críticamente las condiciones de dominación económica que padece y por lo tanto incapaz de observarse a sí misma como una organización política y mucho menos ser consciente de la función histórica que le corresponde asumir dentro de la lógica del desarrollo social marxista;
Por lo tanto, la posibilidad de la formación de una clase consciente de sus propios intereses, en “Paco Yunque”, es inexistente. Por ejemplo, el comportamiento de la madre, con respecto al propio Paco, nos demuestra la carencia de una conciencia respecto de su situación de clase y, más bien, refleja las alienantes condiciones de vida en la que los seres humanos son incapaces de establecer relaciones entre su modo de vida, marcado por relaciones económicas, y el mundo de las relaciones en el que se maneja la política, mundo que, finalmente, decide su lugar en la sociedad.
Es evidente que la madre de Paco se siente agradecida por ser la sirvienta de los patrones Grieve y que la inmediata satisfacción de sus necesidades ha pasado a constituir el mayor impedimento para el desarrollo de una conciencia de clase.
No existe, pues, un proyecto político en el que el núcleo social de Paco Yunque pueda reconocerse. De este modo, en el horizonte social que construye el cuento se hace patente, como quiere el marxismo, el modo de producción de la vida material y la forma en que este modo condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual.
- Vallejo se ocupa de hacer visible la base económica en la que se funda la vida, base que por cierto queda intacta en el cuento, pero que se asegura de mostrar en toda su injusticia;
- Y si bien en “Paco Yunque” el conflicto se da en un ámbito escolar, queda clara la importancia que tiene la injusta dinámica de las fuerzas productivas y la base material que organiza ese mundo en ese conflicto, dinámica que se reproduce en la conducta prepotente y absurda de Humberto Grieve;
En relación al modo en que el cuento representa la lucha de clases, habría que anotar que nos muestra aquello que Vallejo denominaba “las luces y las sombras de la conciencia clasista” (1973: 124) y que en el caso de “Paco Yunque” se deja traslucir por esa ausencia de conciencia de clase que la servidumbre y la opresión han terminado por destruir en la madre y en el niño.
- Aunque queda claro que el protagonista Paco Yunque no desarrolla ninguna estrategia relacionada con su propia emancipación respecto del dominio que Humberto Grieve ejerce sobre él, el cuento sí evidencia en Paco Fariña una conducta insumisa e independiente que le sirve a Yunque como un ejemplo del camino que debe seguir en la escuela;
Paco Fariña es plenamente consciente de las determinaciones de clase y de las motivaciones que se encuentran detrás de la conducta de Humberto Grieve. Este último, por lo demás, y a lo largo del cuento, no hace más que afirmar la posición social que le ha tocado vivir como hijo de un burgués y en las condiciones de vida que lo rodean y que marcan una diferencia entre él y sus compañeros de aula.
- Por ello es evidente que en el cuento se perciba un antagonismo de clase sin el cual, por cierto, la literatura proletaria dejaría de serlo;
- En ese sentido, el cuento incide en la relación absolutamente asimétrica entre las clases sociales y representa las inequitativas cuotas de poder que a cada una de ellas le corresponde;
Por ello, en “Paco Yunque” está planteada, implícitamente, la desaparición de la clase burguesa que representan los Grieve. Para los marxistas como Vallejo, esa desaparición se avizora como inevitable dada la gran iniquidad que sostiene al sistema capitalista en el que los proletarios como los Yunque solo tienen, como medio de sobrevivencia, su fuerza de trabajo, de la que provienen los beneficios de los dueños de los medios de producción.
Dorian Grieve, al ser presentado como el patrón de los Yunque y como gerente de la empresa de Ferrocarriles Peruvien Corporation se convierte en el eje de ese sistema, en el dueño del valor que produce la fuerza de trabajo de los Yunque.
En otra dimensión, eso es lo que sucede cuando Humberto Grieve se apropia de la tarea realizada por Paco Yunque y la presenta como propia al profesor. A su manera, violenta también, Humberto Grieve reproduce el despojo capitalista de la fuerza de trabajo, en este caso intelectual, ofrecida por Paco cuando éste convierte la tarea no en una mercancía pero sí en capital simbólico, capital que, desgraciadamente, le servirá a Humberto para ser reconocido y admirado por sus compañeros de aula.
- CONCLUSIONES A través de “Paco Yunque”, Vallejo dota a la narración de una orientación abiertamente marxista a partir de la aceptación del materialismo dialéctico como instrumento ideológico adecuado a la interpretación de los hechos de la realidad capaces de ser integrados en una totalidad concreta;
“Paco Yunque” se corresponde con la llamada literatura proletaria cuya función coyuntural es la de fomentar la liquidación de la clase burguesa y alentar la organización del proletariado en torno a los intereses del Partido Comunista Internacional. En ese sentido el texto no se corresponde con la literatura socialista que obvia la confrontación y se presenta como un espacio para la conciliación de las clases sociales ya democratizadas.
- De hecho el cuento “Paco Yunque” está en contra de la conciliación de clases y busca el fortalecimiento de la conciencia clasista del proletariado;
- Frente a los modos del cuento para niños tradicional, “Paco Yunque” niega sistemáticamente la evasión del niño por la fantasía y lo confronta con un mundo asaz realista y violento;
El cuento no configura plenamente la conciencia clasista de la familia Yunque ni mucho menos la conciencia de un niño proletario como Paco, hecho que sucederá, luego, con algunos personajes de la narrativa obrera peruana de los cincuenta. El cuento, más bien, disecciona la naturaleza de la conciencia desgarrada de un niño proletario que sufre los avatares del abuso en un contexto escolar y que no obstante trata de comprender dramáticamente su lugar en el mundo.
NOTAS 1 Esto ha llevado a muchos críticos a establecer la superioridad de su poesía (sobre todo la vanguardista) frente a su obra en prosa, precisamente por la fuerte dependencia del marxismo presente en ella.
Esta posición parte del supuesto problemático de que la independencia ideológica garantiza la superioridad estética de un texto o, lo que es lo mismo, que la presencia de una determinada ideología en el campo de la creación literaria condena a los textos a ser inferiores en calidad, más aún si este tratamiento es explícito como en el caso de Vallejo.
Habría que atender, más bien, para el análisis, al hecho de que la narrativa de Vallejo se produce en contextos muy determinados y que cumple una función política muy específica sobre la cual debería atenderse en aras de su justa valoración.
Reparemos en el hecho de que “Paco Yunque”, por decir lo menos, revoluciona la tradición del cuento para niños en toda Hispanoamérica, lo cual desde ya es un mérito incuestionable. Agreguemos a lo dicho, contra el error en el que suele incurrir la crítica, que tanto El tungsteno como “Paco Yunque” no se inscriben dentro del llamado “realismo socialista”.
Este tipo de realismo solo se practica a partir de 1934, año en que es adoptado oficialmente como un acuerdo del Congreso de Escritores Socialistas de la Unión Soviética. Los textos de Valle-jo se escriben en 1931.
Quizá esta última aclaración pueda explicar en algún sentido los prejuicios contra su obra narrativa. 2 Al revisar el catálogo de publicaciones de la Editorial Cenit es posible advertir la existencia de una colección de “Cuentos Cenit” para niños en la que, por ejemplo, publicó el escritor L.
Pantaleiew muy publicitado por aquellos años. Esta comprobación hace más verosímil la versión de la viuda de Vallejo sobre la petición que la editorial le hizo al poeta sobre la escritura de un cuento para niños.
3 Para un mayor conocimiento del papel desempeñado por la Editorial Cenit revisar el artículo de Gonzalo Santonja (2002), incluido en la bibliografía. 4 Ver en el libro citado el artículo “Ejecutoria del arte bolchevique” en que Vallejo explica el modo y los fines de este tipo de arte.
5 Habría que anotar, en este sentido, que Vallejo era enemigo de los marxistas que llamaba “gramaticales”, es decir, ese tipo de militantes que habían convertido a la doctrina de Marx en un “zapato de hierro”.
A estos “teóricos” los llamaba “doctores del marxismo” y les reprochaba la incapacidad de rectificación y corrección de las propuestas del marxismo. Ver en El arte y la revolución el apartado que titula, precisamente, “Los doctores del marxismo”. 6 Siguiendo la lógica marxista, la familia de Paco Yunque solo es proletaria en esencia (no son obreros, por ejemplo).
- Al no poseer medios de producción, sólo tiene para subsistir su propia fuerza de trabajo;
- Eso los convierte en proletarios al margen de si su trabajo se realiza en una fábrica de producción masiva, como lo hacen propiamente los obreros;
7 Este aspecto ha sido sumamente trabajado por críticos como Ricardo González Vigil y Roland Forgues, cuyas aproximaciones han privilegiado la dimensión marxista del cuento “Paco Yunque”. REFERENCIAS Cornejo Polar, A. (1969). “Sobre ‘Paco Yunque’”. En: Delgado, Washington y Milla Batres, Carlos (eds.
Homenaje Internacional a César Vallejo (pp. 322-324). Lima: Visión del Perú. [ Links ] Monguió, L. (1960). César Vallejo. Vida y obra. Lima: Perú Nuevo. [ Links ] Lenin, V. (1977). Carlos Marx y Federico Engels.
Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras. [ Links ] Santonja, G. (2002). “Breve perfil de la Editorial Cenit (Madrid, 1928-1936)” [ Links ]. Vallejo, C. (1951). “Paco Yunque”. Apuntes del Hombre, año I, N° 1, julio. [ Links ] Vallejo, C. (1973).
¿Cómo se siente Paco Yunque el primer día de clases?
Paco estaba con miedo, porque era la primera vez que veía a un colegio; nunca había visto a tantos niños juntos. Varios alumnos, pequeños como él, se le acercaron y Paco, cada vez más tímido, se pegó a la pared, y se puso colorado.
¿Quién le robó la tarea a Paco Yunque?
Humberto le roba la tarea a Yunque.
¿Qué motiva al personaje a actuar de esa manera?
El miedo y el deseo son las motivaciones humanas universales. – A menudo son motivaciones enfrentadas dentro de un mismo personaje. La motivación es la que impulsa a un personaje a actuar y, por muy enfrentados que estén el miedo y el deseo en su interior, solo uno de los dos marca el camino a seguir.
Hay quien lo reduce todavía más y dice que solo existe una única motivación: el deseo. Puede ser, por qué no. Son dos caras de una misma moneda. El miedo a morir es también el deseo de vivir. Aún y así, creo que no es lo mismo tener miedo a morir que deseos de vivir.
Bertrand Russell , en su discurso de aceptación del Premio Nobel dijo que el motor del hombre, su motivación, siempre es el deseo. Según él hay 4 tipos de deseos.
¿Cuál es la relacion entre el Maestro y Paco Yunque?
Paco Yunque (hijo de un campesino) es un criado maltratado por Humberto Grieve (cuyo padre representa la oligarquía, gente de gran poder político y económico), mientras el otro Paco (Fariña) es un defensor de clase, que trata de remediar la injusticia; mientras el maestro (que representa a la clase media, intelectual).
¿Qué son las emociones y cuáles son los tipos de emociones?
Tipos de emociones – Existen diversos tipos de emociones que se clasifican en un orden que va desde las más básicas a las emociones aprendidas en diversos contextos. Emociones primarias o básicas: son aquellas que son innatas y que responde a un estímulo.
- Son: ira, tristeza, alegría, miedo, sorpresa, aversión;
- Emociones secundarias: son aquellas que se generan luego de una emoción primaria, vergüenza, culpa, orgullo, ansiedad, celos, esperanza;
- Emociones positivas y negativas: son las que afectan las conductas de las personas, por lo que algunas emociones pueden generar acciones o reacciones positivas como alegría o satisfacción pero, hay otras emociones que provocan sentimientos perjudiciales para el individuo;
Cómo citar: “Emoción”. En: Significados. com. Disponible en: https://www. significados. com/emocion/ Consultado:.
¿Cómo era Paco Yunque psicológicamente?
Valoración [ editar ] –
- Valor literario. – Pese a su sencillez estilística y argumental, Paco Yunque es una pequeña obra maestra. Su estilo sencillo es precisamente lo que le hace cumplir satisfactoriamente su propósito de estar destinado a un público infantil, y en ello radica sin duda su éxito.
- Valor social. – El autor cumple a cabalidad su propósito de hacer una denuncia social, al ponernos un ejemplo muy descarnado de un niño rico acosador y de un niño pobre acosado (ver sección siguiente).
- Valor moral. – El autor nos presenta a Paco Yunque y sus padres como poseedores de muchos valores. El niño es muy estudioso, se muestra atento en clases, cumple sus tareas y a pesar de que los otros niños le dicen que responda a los golpes de Humberto con igual violencia, no les hace caso.
- Es notoriamente, el más leído de los cuentos en el Perú;
- Se justifica ampliamente la presencia de este cuento en toda antología de la narrativa peruana;
- Sus padres son gente campesina, humilde y trabajadora;
Otro personaje importante, Paco Fariña, el compañero de carpeta de Paco, muestra también altos valores: la amistad incondicional, la solidaridad con el humillado y el reclamo abierto de justicia pese a que sabe que está en situación de desigualdad.
En contraparte, la familia de Humberto Grieve representa los antivalores: son los típicos ricos que creen que todo se consigue con dinero; el niño Humberto es un producto de ese entorno: es holgazán, malcriado, engreído y abusivo. El profesor es también otro personaje de conducta negativa: se muestra condescendiente con Humberto Grieve porque es el hijo de un personaje importante del pueblo (de quien obviamente dependía su empleo), mientras que con otros alumnos de condición humilde se muestra severo e inflexible.