
Hace mucho rato que vengo pensando en una palabrita que se ha puesto de moda en las producciones discográficas y cinematográficas de temas musicales por artistas hispanos en el mercado hispano. Me refiero a ‘feat’ o ‘ft’. ¿La reconocen? Seguro que sí.
Resulta que es una manera muy inapropiada de demostrar una colaboración, pues la misma tiene en español su propio significado y se ha usado desde tiempos inmemoriales para representarla.
Lo que pasa es que, muchas veces, la vanidad y la ligereza, y estar en la última por estarlo, desarraigando sus raíces idiomáticas sin razón de peso, lleva a anormalidades de esa naturaleza.
Me recuerda a muchos que empezaron a nombrar lo que siempre fue un ‘detrás de cámara’ o ‘cómo se hizo’ de un filme por ‘making off’ -y como hay todavía quienes siguen nombrándolo así-, sin percatarse no solo de su bobería idiomática, sino de su ignorancia a todo tren, ya que la frase correcta en inglés es ‘making of‘ (con una sola f), pues lo que han realizado es el ‘making of Star Wars’ o ‘cómo se hizo Star Wars’.
O aquellos que escribían (o aún escriben) sus créditos como ‘edición y montaje’, sin percatarse que significan lo mismo en idioma castellano. Es ‘edición’ o es «montaje». Parece que la unión de ambos términos les daba mas caché a su oficio. Algo así como «libretista y guionista», «escenógrafo y decorador», o «peluquería y peinados».
Es como si nadie razonara, como si pensar un poco no tuviera sentido: sino seguir la moda, la rutina, o el faranduleo extranjerizante. Más claro: la propagación inconsecuente de un error o, peor, de un vicio.
Esto de ‘feat’ o ‘ft’ es más de lo mismo.
Feat es la abreviación de ‘featuring’, una palabra del idioma inglés cuya traducción al castellano, tanto literal como práctica, es ‘colaboración’.
Se indica principalmente en títulos en inglés para diferenciar, en primer lugar, al responsable original de algún producto, proyecto o resultado y, en segundo lugar, al profesional que actúa en forma de colaboración para conseguir en conjunto una mejora de algo existente aunque, también es posible, un producto no realizado previamente.
En el ámbito del séptimo arte, la aparición de la palabra ‘feat’ abreviada es más reciente (solía utilizarse su forma correcta ‘featuring’) y se aplicó siempre a aquellos actores y actrices cuya presencia en realidad era más una herramienta de marketing por parte de los productores.
Otros caso era el de la aparición por primera vez en pantalla de un actor o actríz, donde siempre se utilizó la frase ‘introducing’ o ‘presentando a’ en español.
En el sector musical el término «feat» o ‘ft’ es más utilizado tradicionalmente, en inglés, para hacer constar en un remix o una evolución de una canción original, la presencia de un destacado artista que ha servido para mejorar o terminar el trabajo o, sencillamente, para diferenciar a un artista invitado que normalmente no aparece en las producciones del artista al que pertenece el tema.
Un ejemplo: «Beyonce featuring Shakira in Beautiful Liar», que en nuestro idioma sería «Beyonce presenta/incluye a Shakira en la canción Beautiful Liar».
¿Por qué no escribirlo en español?
No. Ahora, en vez de «Ana Belén y Víctor Manuel» la moda sería «Ana Belén feat. Víctor Manuel», o » Sabina feat. Serrat».
En el caso de los músicos y videocliperos cubanos la cosa es de alto calibre: «Charanga Habanera ft El Chacal», «Leoni Torres ft Kelvis Ochoa & Alexander Abreu», «Ángeles ft Qba Libre» en temas en español producidos por disqueras cubanas para mercado cubano o latino.
Al menos me queda el alivio de ver que artistas ya consagrados no necesitan de esa pasión por la moda tonta de guardia para presentar sus producciones.
Así, Pablo Milanés colaborando con Maná presentan el tema como: «Pablo Milanés y Maná» o «Maná (a dúo con Pablo Milanés)».
Que el español es un idioma lindo, con valor comercial, y no necesita de palabras que ni siquiera figuren como anglicismos, porque existen y tienen su propio significado.
Director, editor y guionista cubano ganador en 2017 de un Emmy Award de la National Academy of Television Arts and Sciences (NATAS) en Estados Unidos, de la que ha recibido 5 nominaciones anteriores.
También ganador en la categoría Video del Gerald Loeb Award 2017, el galardón más alto y prestigioso en Estados Unidos al periodismo financiero y de negocios, ganador del Premio Coral Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de La Habana de 1997 por su largometraje documental “El cine y la vida”, así como otros reconocimientos internacionales. Algunos de los filmes que ha editado han sido nominados a los Premios Goya en España, así como a los Premios Platino del Cine Ibeoramericano.
Actualmente reside en Miami y trabaja como editor para NBC Universal Hispanic Group.
Traducida al castellano, la palabra feat significa hazaña, pero si se agrega un punto al final refiere a featuring, algo que hace un par de décadas atrás, en el mundillo de la música podía servir como padrinazgo. Un artista famoso que invitaba (y al mismo tiempo presentaba) a uno más joven que se daba a conocer. Hoy feat. es la palabra más utilizada en el mundo de la música. Es el término que más exprime una industria que apuesta, a riesgo del hartazgo, a una fórmula que todavía da buenos resultados en el segmento de público que más música consume. Y así como la participación de un músico en el disco de otro era una excepción, hoy la colaboración entre artistas para grabar una canción y un video es una regla que no se puede evitar en el variado negocio de la música que va del pop al reggaeton.
Niña Pastori presentó hace dos meses un single junto a Manuel Carrasco, el anticipo del disco Bajo tus alas, que también cuenta con otros colaboradores. Anitta, el nuevo fenómeno de Brasil, grabó con J. Balvin y también con Major Lazer (una manera de poner un pie en el reggaeton de los hispanohablantes y otro en el mercado anglo). Y sin duda, el mejor ejemplo está en «Despacito», que tuvo, apenas comenzó a verse el imparable éxito de la colaboración entre Luis Fonsi y Daddy Yankee , un segundo matrimonio por conveniencia para la versión anglo de Justin Bieber .
Cuando en un álbum la mitad de los temas están interpretados con colaboraciones se despersonaliza el trabajo de un cantante, pero la estrategia comercial manda por encima de los rumbos artísticos. ¿Llegará el feat. a su punto de saturación? Sí, seguramente. Pero por el momento sigue dando buen resultado.
Hace un par de años, Shakira (cantará en Vélez el 25 de octubre y dos días después en Rosario Central) y Maluma se asociaron para el tema «Chantaje» (2,183 millones de visualizaciones en YouTube). Y si juntos tiempo después volvieron a ganarse al público con toda su sensualidad en un tema como «Trap» era de esperar que volvieran a dar otro paso juntos. Él le dice: «Me gusta hacerte sentir». Ella le contesta, casi de manera premonitoria: «Y si firmo el contrato, contigo quiero repetir». Claro que sí: repitieron. Ayer se estrenó «Clandestino», un tema que, para hacer honor a su título, se filtró 24 horas antes del lanzamiento y circuló en redes sociales… clandestinamente.
Shakira – Clandestino Ft. Maluma . Fuente: YouTube
Hay una química actoral entre ellos que va más allá de una nacionalidad compartida. Y parecen casi de la misma edad, aunque el calendario diga que Shakira ya es una señora de las cuatro décadas y Maluma tiene solo 24 años.
Según como se vea, eso también puede ser provechoso para ambos. Si bien Maluma es famoso ya desde hace algunos años, seguramente le sirve este tipo de sociedades con artistas que ya tienen un par de décadas de trayectoria. Y a Shakira probablemente esta clase de sociedad la ligue a audiencias más jóvenes.
El cruce generacional es una buena herramienta de reposicionamiento. Un ídolo de los sesenta como Tom Jones volvió a ser noticia dos décadas después cuando, por sugerencia de su hijo Mark, comenzó a grabar temas de un pop más actual. A finales de los 80 fueron exitosas sus versiones de temas como «Kiss», de Prince , y en la década siguiente grabó el disco de duetos Reload. También asesorado por uno de sus hijos, uno de los grandes crooners volvió a ser escuchado a partir de la década del 80: Tony Bennett . Su éxito llegó hasta las grabaciones con estrellas actuales, como Lady Gaga , en el disco Cheek to Cheek.
Tony Bennett, Lady Gaga – The lady is a tramp – Fuente: YouTube
Las compañías discográficas ponen en diálogo a sus artistas más allá de los años acumulados de carrera. Carlos Vives tiene 15 discos de estudio en 32 años de carrera (es decir, casi un disco grabado año por medio). Sebastián Yatra tiene 23 años y una incipiente carrera que alcanzó la fama rápidamente, en redes sociales y plataformas digitales de música. A Vives y a Yatra se los puede ver juntos en el video del tema «Robarte un beso», que en menos de un año alcanzó 736.000.000 de visualizaciones. Sin duda, los músicos colombianos llevan la delantera en este tipo de sociedades. Juanes con Kali Uchis es otro caso. Pero hay más duetos de los de la Generación X y los millennials en otros países. Thalía y Natti Natasha, que grabaron «No me acuerdo».
Carlos Vives, Sebastian Yatra – Robarte Un Beso – Fuente: YouTube
Y esto acentúa una tendencia que lleva años. Desde que Jennifer Lopez e Iggy Azalea grabaron el clip de Booty, llevan acumuladas 267.000.000 de vistas.
Conforme a los criterios de
Conocé The Trust Project