
Te explicamos qué es el relieve continental, sus características y cómo son sus formas. Además qué es el relieve oceánico.
¿Qué es el relieve continental?
En geografía, se habla de relieve continental o relieve emergido para referirse a las distintas formas que adquiere la litósfera terrestre en su superficie, siempre que no se encuentre cubierta por los océanos. En ello se distingue del relieve oceánico, y juntos constituyen el relieve terrestre, es decir, el relieve de nuestro planeta.
Como su nombre lo sugiere, el relieve continental es propio de las plataformas emergidas de la superficie terrestre, es decir, de los continentes. En este tipo de relieve se incluye también la superficie de las islas, ya que sobresalen del agua, y en total se calcula que abarca un 30% de la superficie total de nuestro planeta.
Dado que la corteza terrestre que se halla sumergida y la que se halla expuesta al aire se encuentran sometidas a procesos físicos y erosivos distintos, es lógico que presenten características muy diferentes y que sean estudiadas por separado.
Sin embargo, en ambos casos el relieve terrestre se halla sometido a fuerzas geológicas de larga data, que conforme pasan los siglos va modificando el relieve y transformando la superficie del planeta, a lo largo de lo que se conoce como el ciclo geológico.
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Características del relieve continental
En general, el relieve continental se caracteriza por lo siguiente:
- Como hemos dicho, es característico de la porción emergida de la litósfera, es decir, se distingue del relieve oceánico o sumergido.
- Presenta enormes irregularidades como consecuencia de la acción erosiva y sedimentaria del viento, la lluvia y los ríos, y también de los movimientos tectónicos a lo largo del tiempo.
- Por las mismas razones, se trata siempre de un relieve cambiante, aunque a un ritmo tan lento que los seres humanos difícilmente podemos percibirlo.
Formas del relieve continental
El relieve continental es sumamente variado, y sus distintas formas se producen como consecuencia de numerosas fuerzas geológicas y erosivas a lo largo de millones de años. Dichas formas son las siguientes:
- Montañas, sierras y cordilleras. Se trata de elevaciones naturales del paisaje, formadas por el plegamiento de la litósfera debido a la tensión entre dos placas tectónicas confrontadas. Alcanzan alturas de más de 600 metros y suelen tener formas puntiagudas, con muchos picos, cuando se trata de montañas jóvenes; mientras que las montañas ancianas poseen cimas redondeadas debido a la acción erosiva de los elementos. Cuando se dan en gran número pueden llamarse sierras (grupos de montañas regulares), cordilleras (grupos de altas montañas) o sistemas montañosos (grupos de sierras o cordilleras). Cuando se trata de elevaciones de menor tamaño, podemos hablar más bien de lomas o colinas. Son ejemplos de montañas los Urales, los Pirineos y el famoso Aconcagua.
- Valles. Los valles son depresiones o partes bajas que se forman entre montañas o sierras que se hallan próximas entre sí, y consisten en planicies de distinto tamaño, surcadas muy a menudo por ríos que descienden de la montaña. Los valles suelen tener forma de “U” o “V”, dependiendo de si se formaron por erosión glacial o erosión de un río, respectivamente. Son ejemplos de este relieve el Valle de Caracas, donde se construyó la capital venezolana, o el Valle de la Luna, en el desierto de Atacama, en Chile.
- Mesetas. También llamadas altiplanos, son elevaciones de entre 600 y 5000 metros de altura, en cuyas cimas se encuentra una llanura o planicie. Se originan como consecuencia de la erosión particular de las montañas, y suelen tener colinas profundas a sus costados. Son ejemplos de mesetas el Altiplano andino, en donde se halla la Quebrada de Humahuaca en el norte de Argentina, o la meseta del Tíbet, cuya altitud media ronda los 4500 metros y posee una vasta extensión superficial de 2.5 millones de km2.
- Llanuras o planicies. Como indica su nombre, se trata de extensiones largas de tierra plana o casi plana, generalmente ubicadas a la altura o a pocos metros de elevación respecto del nivel del mar. Pueden presentar suaves elevaciones -colinas o lomas- o bien consistir en vastas planicies como las Grandes Llanuras norteamericanas, ubicadas en los estados estadounidenses de Nuevo México, Texas, Oklahoma, Wyoming, Montana, Dakota del Sur y Dakota del Norte.
- Depresiones absolutas. Se llaman así a las caídas del terreno por debajo del nivel del mar, es decir, a las depresiones profundas de la superficie que pueden darse como consecuencia de procesos erosivos o en cráteres formados por el impacto de meteoros, por ejemplo.
Relieve oceánico
Se conoce como relieve oceánico o sumergido al fondo de los océanos, o sea, a las formas que adquiere la superficie terrestre bajo las distintas capas de agua que componen los mares y océanos. Este relieve es significativamente distinto al emergido, ya que se halla sometido a las enormes presiones submarinas y a formas totalmente distintas de desgaste.
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Referencias
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Los accidentes y las formas que modifican una superficie plana componen su relieve. Puede tratarse de depresiones o de elevaciones que alteran la fisonomía. Las montañas, los cañones, las sierras y los valles, en este sentido, forman el relieve de nuestro planeta.
El relieve terrestre, por lo tanto, incluye aquellos cambios que pueden advertirse en la superficie del planeta, ya sea a nivel superficial o en el lecho submarino. Puede diferenciarse entre el relieve emergido (que se desarrolla sobre el nivel del mar) y el relieve oceánico (que se encuentra sumergido).
Qué es el relieve continental
La noción de relieve continental se vincula a las formas que existen en los continentes (es decir, a la superficie emergida) y en la zona sumergida más próxima a ellos (que se conoce como plataforma continental). Esta definición nos demuestra que el relieve continental también puede clasificarse como relieve emergido y que forma parte de lo que entendemos como relieve terrestre.
Debido a que los continentes ocupan cerca del 30% de la Tierra, el relieve continental se desarrolla en dicho porcentaje del planeta. En él se incluyen todas las montañas, las mesetas, los valles, las depresiones y las llanuras que se encuentran en la Antártida, América, Europa, África y Asia.
Se puede entender el relieve continental como las zonas de la litosfera que no se encuentra cubiertas por el océano. Desde la llanura pampeana hasta la cordillera de los Andes, pasando por los Alpes y el desierto del Sahara, el relieve continental sobresale en todos los puntos del planeta.
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Las macroformas
Si analizamos el relieve continental tomando en cuenta su magnitud, podemos distinguir entre dos grandes grupos: las macroformas y las menores. Veamos a continuación las correspondientes al primero:
* escudos y macizos antiguos: se formaron en el periodo Precámbrico, la etapa más extensa de la historia de nuestro planeta. Se trata de las formas de relieve más antiguas, y sobre ellas han actuado con gran intensidad y durante mucho tiempo tanto la erosión como fuerzas internas que les dieron «nueva vida», les devolvieron la juventud;
* llanuras sedimentarias y cuencas: estas formas de relieve son terrenos que no suelen superar los 200 metros y presentan escasos accidentes geográficos. En América Latina son predominantes los sedimentarios, es decir aquellas llanuras que han nacido encima de grandes cuencas sobre las cuales se han depositado sedimentos por varios cientos de años;
* cordilleras que se formaron recientemente: se trata de alineaciones de montañas que se han levantado en los últimos millones de años, periodo que para la Tierra puede ser considerado «reciente». Algunos ejemplos de este tipo de macroforma de relieve continental son la cordillera de los Andes, las alpinas y el Himalaya. Dado que no han sufrido la erosión durante tanto tiempo como otras formas, las cordilleras formadas en esta época son las más elevadas del mundo.
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Formas menores de relieve continental
Entre las formas menores de relieve se encuentran las siguientes:
* terrazas aluviales (o fluviales): son mesas o plataformas sedimentarias de poca extensión que se construyeron en un valle fluvial a causa de los sedimentos del río que quedan a los costados del cauce, donde su pendiente (y, por lo tanto su capacidad de arrastre) disminuye;
* conos de deyección: también se conocen con el nombre de abanicos aluviales, y se trata de formaciones que se asemejan a las terrazas formadas en el punto en el cual un torrente se conecta con una llanura. Los sedimentos que arrastra el primero se van depositando como una especie de abanico y no suelen formar un solo cauce, sino varios, y se abren en las crecidas de mayor intensidad;
* conos superpuestos: en el Valle de la Muerte, en Norte América, se da un claro ejemplo de conos de deyección que se han ido superponiendo. Allí convergen diversos torrentes, los cuales se abren cuando llegan al fondo del valle, un fenómeno que se denomina «coalescencia fluvial».
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