Sakuhina

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Derecho a roce

Pairing: Sakura Haruno x Hinata Hyuuga.
Situación: a sus 19 años, Hinata todavía sigue siendo novata en casi todo lo que incumbe a las relaciones personales. Aparte de su amor por Naruto, nunca ha sentido ni la más leve atracción por nadie. Así que, se pregunta si hay algo mal con ella. Queriendo respuestas, va a hablar con Sakura, pensando que esta, por su condición de ninja médico, puede resolver todas sus dudas. Lo que empieza siendo una conversación inocente, se torna en algo totalmente distinto cuando ambas se dan cuenta de que, tal vez, los hombres no son los únicos capaces de acelerarte el corazón.

—Y ese es el asunto —concluyó una avergonzada Hinata; miraba al suelo de la habitación.
—Voy a serte sincera: necesitas abrir tu mente —comentó la dueña del piso—. Es que… ¿de verdad solo te has fijado en Naruto? A ver, el chico tiene lo suyo y tal —apresuró al notar el rostro afligido—. Pero ¿nunca tuviste un sueño húmedo con Shino o Kiba? Ya sabes, tantas horas de misiones…, las hormonas, la adolescencia… —dejó caer tratando de que contase algo más.
—¿Qué es un «sueño húmedo»? —preguntó la inocente chica.

Sakura estuvo a punto de caerse de culo, a pesar de estar sentada en su cama. No lo podía creer; no se imaginaba a Hinata «explorando» su propio cuerpo, también es verdad. Pero ¿tal era el nivel de inocencia de aquella hermosísima joven? Por un instante, pensó que parte de la culpa era suya, pues debía haber sido más tajante con su rubio compañero de equipo para que este se fijase en la pelinegra.

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—¿Quieres probar conmigo? —preguntó la Haruno, sabiéndose con algo de experiencia de «cosas de chicas».

La Hyuuga no supo qué responder, pero en apariencia no desestimaba aquella insinuación. Ambas notaron el acelerón en el pulso, el rápido bombeo de sus corazones; el rubor en sus mejillas se hizo patente.

—Sí… —murmuró acercándose a su excompañera de la Academia.

Se besaron por primera vez. Hinata, tímida como era, se soltó bastante cuando la lengua de Sakura apremió a la suya. La chica de largo cabello tentó el rostro de la otra con suavidad, mientras la zurda «caminaba» por la firme espalda de la pelirrosa.

—No puedo darte lo mismo que un chico, pero sé bien dónde presionar para «encenderte» —aseguró la ojiverde, mostrando una mueca juguetona—. ¿Te apetece seguir? —inquirió expectante.
—Yo… no estoy segura del to… —la ojigris fue cortada por un morreo impaciente.

Dejó que la kunoichi médica recorriese su cuerpo, por debajo de las prendas aún, con celeridad y destreza. La Hyuuga se deshacía en nítidos gemidos, mientras la pelirrosa mordisqueaba aquí y allá.
Pronto, Hinata quedó a merced de Sakura y esta dejó libre la desnudez de la primera. Ojiplática ante tremenda voluptuosidad, se atrevió a masajear aquellos sinuosos pechos dejándose llevar por el éxtasis del momento. Y sin esperarlo, pocos minutos después, se convirtió en la «presa» de la excitada muchacha de ojos claros.

¿Había «desatado a la bestia»? De cualquier modo, quedaría entre dos amigas: el secreto de un derecho a roce.

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