Salmo 120

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A Song of degrees.

1In my distress I cried unto the LORD, and he heard me.

2Deliver my soul, O LORD, from lying lips, and from a deceitful tongue.

3What shall be given unto thee? or what shall be done unto thee, thou false tongue?120.3 What shall be given…: or, What shall the deceitful tongue give unto thee? or, what shall is profit thee?120.3 done: Heb. added

4Sharp arrows of the mighty, with coals of juniper.120.4 Sharp…: or, It is as the sharp arrows of the mighty man, with coals of juniper

5Woe is me, that I sojourn in Mesech, that I dwell in the tents of Kedar!

6My soul hath long dwelt with him that hateth peace.

7I am for peace: but when I speak, they are for war.120.7 for peace: or, a man of peace

.

 

1Levanto mis ojosa los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
2El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

3No permitirá queresbale tu pie,
tu guardián no duerme;
4no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

5El Señor te guarda asu sombra,
está a tu derecha;
6de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

7El Señor te guarda detodo mal,
él guarda tu alma;
8el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

 

COMENTARIO AL SALMO120

[Este salmo es uno de los 15«cánticos graduales» o «cantos de las subidas» oascensiones, que eran interpretados probablemente por los peregrinos camino deJerusalén o cuando subían las gradas de acceso a su Templo. LaBiblia de Jerusalén da a este salmo el título de Elguardián de Israel. Este salmo, que recuerda a los fieles que Dioslos protege, era propio de los peregrinos que subían a Jerusalénpor caminos difíciles. Conviene igualmente a los cristianos en caminohacia la Jerusalén celestial.- Para Nácar-Colunga eltítulo de este salmo es Seguridad del protegido por Dios. Elsalmista canta la firme seguridad de Israel, a quien su Dios guarda y protege.-«El Señor custodia a su Pueblo. Esperanza significa confianza enDios y tensión hacia él. La «paciencia» cristianasignifica esperar activamente la venida de Cristo en el presente y al final delos tiempos» (J. Esquerda Bifet).]

* * *

Seguridad del protegido deDios,
guardián de Israel

Este salmo refleja las ansias de losperegrinos al acercarse al santuario de Yahvé, del que emana laprotección sobre los fieles israelitas. A la sombra protectora del Diosde Israel podían los peregrinos emprender la dura marcha, seguros de quenada desagradable les había de ocurrir, porque la solicitud delTodopoderoso velará por ellos. El salmista, pues, recoge lospensamientos y ansias de los peregrinos de Sión para inculcarlesconfianza al emprender la ruta hacia el lugar santificado por la presencia deYahvé. En el salmo parecen oírse las exhortaciones mutuas de losperegrinos que se lanzan por el camino de la ciudad santa, esperando divisarpronto los «montes» sobre los que descansa el santuario del Dios deIsrael, desde el que mantiene vigilancia sobre sus devotos para que nada nocivoles sobrevenga.

El valor literario de este salmo esencomiado por todos los comentaristas, destacándose la confianzainfantil y total en la Providencia divina. «Parece que se oye la voz delos peregrinos, que se animan mutuamente con palabras de fe y de esperanza,mientras se dirigen hacia Jerusalén para cumplir una vez más, enel centro de la vida y del culto nacional, la relación de Yahvécon Israel y con cada israelita individualmente, como su guardián através de todas las vicisitudes de la vida» (K.Kirkpatrick).

El desarrollo del salmo se comprende mejorsuponiendo una alternancia de coros de peregrinos; así, la formadialogada de la composición realza su contenido y sus contrastesideológicos. Se percibe, además, un ritmo gradual,repitiéndose algunas palabras a medida que avanza el pensamiento delsalmista.

No se puede concretar la fecha decomposición del salmo, aunque por la placidez del poema podemosconjeturar que fue redactado en tiempos de una cierta paz social ypolítica. Generalmente, los autores suponen que es de la épocapersa.

VV. 1-2. El peregrino levanta susojos para contemplar en el horizonte las siluetas lejanas de losmontes que rodean la ciudad santa. En uno de ellos, la colina deSión, descansa el trono de Yahvé. Justamente, desde el santuariode Jerusalén provendrá el auxilio o socorro a lospiadosos que se confían a su Dios, que es nada menos que el Hacedorde cielos y tierra. Esta explicitación del salmista tiene porobjeto sembrar confianza en sus devotos, que podrían dudar antes deexponerse a los peligros de una dura peregrinación. El Creador, con suomnipotencia, les garantiza su protección.

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VV. 3-4. Una segunda voz concretamás esta idea de protección: Yahvé será tansolícito de sus siervos y devotos, que no permitirá queresbalen sus pies. Yahvé no es un centinela que fácilmentese duerme en su puesto de vigilancia, sino que estaráconstantemente en su puesto de guardia velando por los intereses de susdevotos. El salmista repite con énfasis: no duerme; no duerme nireposa, para sembrar confianza entre los piadosos peregrinos que seacercan a la ciudad santa. La caravana de los peregrinos puede estar segura ala sombra del guardián de Israel, que es el que plasmólos cielos y la tierra (v. 2).

VV. 5-8. Otra voz del coro insiste en laProvidencia divina: Yahvé será como un dosel sobre la caravanaque avanza hacia Jerusalén para que los peregrinos no sufran los efectosdel sol y de la luna. Uno de los peligros de las grandescaminatas era la insolación y la oftalmía, atribuida por el vulgoal efecto de la luna llena. En realidad se debía al hecho de dormir alsereno, expuesto a los fuertes cambios de temperatura en las zonassemiesteparias de Palestina. La protección divina se extenderá nosólo a los días de la marcha hacia la ciudad santa, sino a todaslas empresas -tus entradas y salidas- de los que se confían asu providencia.

[Maximiliano García Cordero, enla Biblia comentada de la BAC]

* * *

CATEQUESIS DE JUAN PABLOII
El guardián de Israel

Amadísimos hermanos y hermanas[decía Benedicto XVI]:

1. Como ya anuncié elmiércoles pasado, he decidido reanudar en las catequesis el comentario alos salmos y cánticos que componen las Vísperas, utilizando lostextos preparados por mi querido predecesor el Papa Juan Pablo II.

Iniciamos hoy con el salmo 120. Este salmoforma parte de la colección de «cánticos de lasascensiones», o sea, de la peregrinación hacia el encuentro con elSeñor en el templo de Sión. Es un salmo de confianza, pues enél resuena seis veces el verbo hebreo shamar, «guardar,proteger». Dios, cuyo nombre se invoca repetidamente, se presenta como el«guardián» que nunca duerme, atento y solícito, el«centinela» que vela por su pueblo para defenderlo de todo riesgo ypeligro.

El canto comienza con una mirada del orantedirigida hacia las alturas, «a los montes», es decir, a las colinassobre las que se alza Jerusalén: desde allá arriba levendrá la ayuda, porque allá arriba mora el Señor en sutemplo (cf. vv. 1-2). Con todo, los «montes» pueden evocartambién los lugares donde surgen santuarios dedicados a losídolos, que suelen llamarse «los altos», a menudo condenadospor el Antiguo Testamento (cf. 1 R 3,2; 2 R 18,4). En este caso seproduciría un contraste: mientras el peregrino avanza hacia Sión,sus ojos se vuelven hacia los templos paganos, que constituyen una grantentación para él. Pero su fe es inquebrantable y su certeza esuna sola: «El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y latierra» (Sal 120,2). También en la peregrinación de nuestravida suceden cosas parecidas. Vemos alturas que se abren y se presentan comouna promesa de vida: la riqueza, el poder, el prestigio, la vida cómoda.Alturas que son tentaciones, porque se presentan como la promesa de la vida.Pero, gracias a nuestra fe, vemos que no es verdad y que esas alturas no son lavida. La verdadera vida, la verdadera ayuda viene del Señor. Y nuestramirada, por consiguiente, se vuelve hacia la verdadera altura, hacia elverdadero monte: Cristo.

2. Esta confianza está ilustrada enel Salmo mediante la imagen del guardián y del centinela, que vigilan yprotegen. Se alude también al pie que no resbala (cf. v. 3) en el caminode la vida y tal vez al pastor que en la pausa nocturna vela por surebaño sin dormir ni reposar (cf. v. 4). El pastor divino no descansa ensu obra de defensa de su pueblo, de todos nosotros.

Luego, en el Salmo, se introduce otrosímbolo, el de la «sombra», que supone la reanudacióndel viaje durante el día soleado (cf. v. 5). El pensamiento se remonta ala histórica marcha por el desierto del Sinaí, donde elSeñor camina al frente de Israel «de día en columna de nubepara guiarlos por el camino» (Ex 13,21). En el Salterio a menudo se oraasí: «A la sombra de tus alas escóndeme…» (Sal 16,8;cf. Sal 90,1). Aquí también hay un aspecto muy real de nuestravida. A menudo nuestra vida se desarrolla bajo un sol despiadado. ElSeñor es la sombra que nos protege, nos ayuda.

3. Después de la vela y la sombra,viene el tercer símbolo: el del Señor que «está a laderecha» de sus fieles (cf. Sal 120,5). Se trata de la posición deldefensor, tanto en el ámbito militar como en el procesal: es la certezade que el Señor no abandona en el tiempo de la prueba, del asalto delmal y de la persecución. En este punto, el salmista vuelve a la idea delviaje durante un día caluroso, en el que Dios nos protege del solincandescente.

Pero al día sucede la noche. En laantigüedad se creía que incluso los rayos de la luna eran nocivos,causa de fiebre, de ceguera o incluso de locura; por eso, el Señor nosprotege también durante la noche (cf. v. 6), en las noches de nuestravida.

El Salmo concluye con una declaraciónsintética de confianza. Dios nos guardará con amor en cadainstante, protegiendo nuestra vida de todo mal (cf. v. 7). Todas nuestrasactividades, resumidas en dos términos extremos: «entradas» y«salidas», están siempre bajo la vigilante mirada delSeñor. Asimismo, lo están todos nuestros actos y todo nuestrotiempo, «ahora y por siempre» (v. 8).

4. Ahora, al final, queremos comentar estaúltima declaración de confianza con un testimonio espiritual dela antigua tradición cristiana. En efecto, en el Epistolario deBarsanufio de Gaza (murió hacia mediados del siglo VI), un asceta degran fama, al que consultaban monjes, eclesiásticos y laicos por suclarividente discernimiento, encontramos que cita con frecuencia elversículo del Salmo: «El Señor te guarda de todo mal;él guarda tu alma». Con este Salmo, con este versículo,Barsanufio quería confortar a los que le manifestaban sus aflicciones,las pruebas de la vida, los peligros y las desgracias.

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En cierta ocasión, Barsanufio,cuando un monje le pidió que orara por él y por suscompañeros, respondió así, incluyendo en sus deseos lacita de ese versículo: «Hijos míos queridos, os abrazo en elSeñor, y le suplico que os guarde de todo mal y os dépaciencia como a Job, gracia como a José, mansedumbre como aMoisés y el valor en el combate como a Josué, hijo de Nun,dominio de los pensamientos como a los jueces, victoria sobre los enemigos comoa los reyes David y Salomón, la fertilidad de la tierra como a losisraelitas… Os conceda el perdón de vuestros pecados con lacuración de vuestro cuerpo como al paralítico. Os salve de lasolas como a Pedro y os libere de la tribulación como a Pablo y a losdemás apóstoles. Os guarde de todo mal como a sus hijosverdaderos, y os conceda todos los anhelos de vuestro corazón, para biende vuestra alma y de vuestro cuerpo, en su nombre. Amén»(Barsanufio y Juan de Gaza, Epistolario, 194: Collana di TestiPatristici, XCIII, Roma 1991, pp. 235-236).

[Texto de la Audiencia general delMiércoles 4 de mayo de 2005]

MONICIÓNSÁLMICA

El salmo 120 es una profesión de feen la ayuda de Dios de un peregrino que se dirige a Jerusalén. Estaprofesión de fe es tanto más heroica cuanto que el salmista se verodeado de peligros que constituyen una fuerte tentación contra suesperanza: ¿De dónde me vendrá el auxilio? Elcamino es difícil; resbalar, bien posible; pero el salmista noduda: El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y latierra.

También nosotros somos peregrinos enel mundo y también nuestro camino es, con frecuencia, difícil ylleno de dificultades -el día que ahora estamos terminando nospodría dar seguramente testimonio de ello-; a menudo vivimos latentación de levantar nuestros ojos a los montes del poder y delos proyectos meramente humanos. Que este salmo nos ayude a reafirmarnos en quesólo Dios es la fuerza absoluta, el único que puede realizarplenamente los deseos de nuestro corazón: El auxilio me viene delSeñor, que hizo el cielo y la tierra.

En la celebración comunitaria, si noes posible cantar la antífona propia, este salmo se puedeacompañar cantando alguna antífona que exprese la confianza, porejemplo: «En Dios pongo mi esperanza» o bien «El auxilio meviene del Señor», sólo el estribillo.

Oración I: Señor, que hiciste elcielo y la tierra, ven en nuestra ayuda y no permitas que levantemos nuestrosojos a los montes de las fuerzas de este mundo; no permitas que nuestro pieresbale, apartándose del camino de la fe; haz, por el contrario, quecaminemos siempre confiando en que tú guardas nuestras entradas ysalidas ahora y por siempre. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo nuestroSeñor. Amén.

Oración II: Guardián de Israel,tú que no duermes ni reposas, acrecienta nuestra esperanza en tu auxilioy ayúdanos a vivir en paz, refugiados bajo tus alas, para que, segurosde que tú nos guardas de todo mal, avancemos en paz por las rutas deeste mundo. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo nuestro Señor.Amén.

[Pedro Farnés]

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NOTAS A LOSVERSÍCULOS DEL SALMO 120

Según el título(«cántico gradual» o «de las subidas», v. 1), estesalmo es un canto de peregrinación. Según el tema, es un canto deconfianza. Según la forma, a una pregunta responde un oráculo.Quizás el peregrino pregunta en el templo, y el sacerdote responde conel oráculo. La palabra dominante es «guardar».

V. 1. Los montes levantan la tierra haciael cielo, son morada preferida de Dios: el peregrino contempla un panorama demontes y colinas.

V. 2. La primera respuesta suena en primerapersona, como si la hiciera el mismo peregrino. Pero pudiera ser unafórmula fija, [como un estribillo], de alcance general.

VV. 3-4. Comienzan las variaciones sobre eltema: el guardián de todo Israel es también guardián decada uno, y siempre vigila.

VV. 5-6. La sombra es la presenciaprotectora de Dios, sobre todo en el templo.

VV. 7-8. Entradas y salidas son todos losmovimientos, toda la actividad del hombre.

[L. Alonso Schökel]

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El salmo 120, canto deperegrinación, ofrece el aspecto de un dialogismo esperanzado sobreYahvé defensor. En los vv. 1-2, el salmista habla de sí mismo enprimera persona; el resto del salmo se dirige a un tú que puede ser elmismo salmista, o el pueblo de Israel, o mejor, otro u otros compañerosy parientes. Tal vez el peregrino pregunta en el templo, y el sacerdoteresponde con el oráculo. Se divide en dos partes: a) confiada esperanzaen el auxilio divino, vv. 1-2; b) seguridad que recibe de la proteccióndivina, vv. 3-8.

VV. 1-2. La frase inicial:Levanto mis ojos a los montes, sugiere el momento en que losperegrinos, al acercarse a la ciudad santa, divisaban las montañas quecircundan Jerusalén o sobre las que se asienta Sión; otrospiensan que sería más bien el momento de emprender el viaje o dedespedirse. El salmista se refiere al monte sagrado donde Yahvé tiene sutemplo, desde el cual oye a los que le invocan y les manda sus bendiciones. Lapregunta abierta: ¿de dónde me vendrá el auxilio?,es una ficción retórica para subrayar la respuesta. Laanadiplosis o reduplicación siguiente le da aún mayor fuerza:El auxilio me viene del Señor. El epíteto que hizoel cielo y la tierra es un motivo firmísimo de esperanza.

VV. 3-8. Le responden otrosinterlocutores de múltiples maneras. Primero con una fraseoptativa-negativa: no permitirá…, no duerme…;después con una negación enérgica: no duerme nireposa…, y luego, hasta el final, con afirmaciones positivas se inculcala constante vigilancia y protección del guardián deIsrael, que hizo promesas parecidas al patriarca Jacob en su famososueño (Gn 28,15) y las continuará a sus hijos si imitan su vidapiadosa. Ese título divino guardián de Israel dominatodo el salmo. Bajo el término guardar se incluyen todas lasactividades de la providencia protectora, que no duerme ni reposa (v.4) como el centinela vencido por el sueño. Será sombra(v. 5) siempre agradable en la tierra soleada de Israel; estará a laderecha del fiel, como escudero al lado de su señor. Suprotección le librará de toda suerte de peligros, particularmentede los efectos perniciosos del sol y de la luna (v. 6); enuna palabra, de todo mal (v. 7). Todas las actividades del fiel, susentradas y salidas (v. 8), quedan ahora y por siempre bajo laprotección de Dios.

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[Extraído de R. Arconada, enLa Sagrada Escritura. Texto y comentario, de la BAC]

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MONICIONES PARA EL REZOCRISTIANO DEL SALMO 120

Introducción general

Aunque por el contenido este salmo puedaser clasificado entre los de confianza, por su forma pertenece a laslamentaciones seguidas de una promesa de salvación. En el salterio esuna de las canciones para las «subidas». Posiblemente no se entonabaal iniciarse la ida a Jerusalén, sino al retornar a casa. El peregrinoha podido contemplar Jerusalén y su magnificencia, ha asistido a lasfunciones cultuales, ha oído la historia santa, se ha instruido en laLey… Ahora debe volver. La nostalgia comienza a abrir brecha en su alma. Elcamino de retorno está lleno de peligros. ¿De dónde levendrá la ayuda para llegar sano y salvo? Para implorar la ayudasalvadora se compuso este salmo al Guardián de Israel, Guardiánde todos los israelitas.

Si bien en el seno del salmo hay undesplazamiento de la primera a la segunda persona, parece que es un mismosalmista el que pregunta y se responde, y proclama su convicción paralos demás. Por lo cual el salmo puede ser recitado del siguientemodo:

— Por un solo salmista.

— Alternando un salmista y laasamblea:

Salmista, Búsqueda delauxilio: «Levanto mis ojos… que hizo el cielo y la tierra»(vv. 1-2).

Asamblea, Variaciones sobre eltema: «No permitirá… ahora y por siempre» (vv.3-8).

Canción del peregrino

La razón de ser del pueblo de Dioses una orden de marcha: «Sal de tu tierra… a la tierra que yo temostraré» (Gn 12,1), revalidada en la experiencia del Éxodo,en el que Israel «marcha con su Dios». Aunque en la travesíaDios sostenga a su pueblo como un padre cuida de su hijo, el camino estáerizado de peligros. El peregrino necesita afirmarse sus íntimasseguridades para emprender el camino con valentía. Puede llegar la horaen que todos abandonen al Peregrino, pero no está solo, «el Padreestá conmigo» (Jn 16,32). Esta presencia preservadora del mal o lapromesa hecha por el Peregrino que llegó a Jerusalén de nodejarnos solos (Jn 17-18), nos dará fuerza para saltar losobstáculos que surjan en el camino. Nuestras entradas y salidas, toda laactividad humana, están en manos de Dios.

«Te guardaré por doquiera quevayas»

Los dioses paganos tienen tantasocupaciones que se cansan y duermen cuando sus adoradores piden su asistencia.El Hacedor del cielo y de la tierra, por el contrario, no conoce la fatiga.Promete asistencia a Jacob, su protegido (Gn 28,15), y es, de hecho, la sombraprotectora del pueblo. Al abrigo de esa sombra, a la luz esplendorosa deldía, cuyo nombre es «Padre», caminó el itineranteJesús. Cuantos buscan auxilio en el Padre poderoso, lo obtienen, porquenadie puede arrebatar nada de su mano. Lo cual vale sobre todo para estostiempos en que hemos vuelto a Cristo, el Pastor y el Guardián denuestras vidas (1 Pe 2,25). Los lobos rapaces no podrán contender connuestro Guardián y Pastor. Él ha venido para que tengamos vida yla tengamos en abundancia.

El Sol de la nueva Ciudad

Los orientales pensaban que tanto el solcomo la luna tenían virtualidades perniciosas. Pero Yahvé es unasombra protectora para el pueblo. De ahí nace el gran deseo delcreyente: que Dios le cobije bajo la sombra de sus alas. Estará a salvono sólo del bochorno del camino, sino también de las insidiasenemigas, porque la vida de los justos está en las manos de Dios.¡Cuán maravillosamente experimentó Jesús al Diosprotector! El semblante radiante de su Padre, su gloria, fue el únicosol de su cielo. Por ello, el Padre no permitió que le abrasaran loscalores del camino, sino que lo glorificó. En la nueva Ciudad, hacia laque nos encaminamos, lucirá únicamente ese Sol benefactor, y suLámpara será el Cordero (Ap 21,23). No, no tememos las fatigasdel camino, que existe una ciudad más allá de los montestentadores.

Resonancias en la vidareligiosa

Misión «a laintemperie»: La misión del religioso en el mundo no seencuentra al abrigo, sino a la intemperie: en una sociedad pluralista,neo-pagana, progresivamente más beligerante en el aspecto intelectualcontra toda forma de fe, y en el aspecto práctico, contra todatradición.

Hay momentos en los que nuestras palabrascaen en el vacío, en los que nuestra vida no es testimonio porque esclasificada entre las formas de vida irregulares, faltas de mordienteinterpelador. Cae en el vacío nuestro testimonio, porque es muydifícil llamar la atención en un mundo de sofisticadastécnicas de propaganda.

¿Quién podrá llevaradelante la misión? Aquel que confía en el Señor, puesÉl no permitirá que resbalemos, está a nuestro lado. Nospreservará de todo mal. Jesús de Nazaret nos prometió ycomunicó su Espíritu, como fuerza que había deacompañar a la Iglesia misionera hasta el fin de los tiempos.

Oraciones sálmicas

Oración I: Dios de nuestro destierro,Tú quisiste que tu Hijo Jesús compartiera nuestracondición de peregrinos y extranjeros y que se convirtiera para nosotrosen el camino hacia ti; danos fuerza para superar los obstáculos quesurgen en nuestro peregrinar y acrecienta en nosotros el ansia de ir hacia ti.Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo nuestro Señor.Amén.

Oración II: Oh Dios, creador del cielo y de la tierra, que noconoces el cansancio ni la fatiga, Tú fuiste la luz en el camino de tusiervo Jesús, pastor y guardián de nuestras vidas; guardanuestras entradas y salidas, para que el Maligno no nos arrebate de tus manos.Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo nuestro Señor.Amén.

Oración III: Bajo la sombra de tus alasprotectoras nos cobijamos, Señor Dios nuestro; ya que Tú, sol dejusticia, no permitiste que el sol de este mundo hiciera daño a tu Hijo,sino que lo glorificaste, concédenos llegar un día a la ciudad,cuyo sol eres Tú, y su lámpara el Cordero. Te lo pedimos, Padre,por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

[Ángel Aparicio y JoséCristo Rey García]

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