
La otra soy yo, transferida de espacio, pues he escuchado por las noches sus palabras amorosas, su aliento febril y los quejidos
gozosos
de su eyaculación.
Y he aquí que entonces los seres humanos de esos tiempos se dedicaron
gozosos
a realizar las actividades para las cuales fueron educados, con el propósito de asegurar la armonía de su sociedad con el cosmos.
Nuestra lengua, el español, ha venido siendo ignorada, cuando no zaherida, oficial y administrativamente entre nosotros y desde que la memoria alcanza, y tan sólo en estos
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momentos y con motivo de la creación del Instituto Cervantes que ahora da todavía sus primeros pasos, parece que se hace una clarita en nuestro horizonte.
El estancamiento de la humanidad lo evidenciaba el producto de una educación para la ignorancia.
Gozosos
de menjunjes, nada más se la pasaban en las estéticas, que ya no eran parte de la gran filosofía, sino Centros de Fomento a la Belleza Fatua (antes peluquerías).
El auriga picó con el látigo a los caballos de hermosas crines, dirigiéndolos a las cóncavas naves; ellos volaron
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, con el pecho cubierto de espuma, y envueltos en una nube de polvo sacaron del campo de la batalla al fatigado rey.
Así será y
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Diremos: es mi Patria el globo entero; Hermano soy del indio y del ibero; Y los hombre famosos Que no rigen, son padres generales Que harán triunfar a todos sus males.
Recuerdo cuando Leonardo me leía versos del primer trovador conocido, Guillaume de Poitiers, un poeta del 1100, y los de otros, cuya regla era ser
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, alegres, gais.
Por eso no se asustan los curiosos lingüistas,
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y privilegiados descriptores, como los botánicos o los zoólogos, de los registros que se dan en barrios, pueblos, regiones donde con “lupa-auditiva” disfrutan de sus investigaciones: Formas dialectales que marcan a los usuarios con sus respectivos tarjetones etnogeográficos.
si todos estos pasajeros caminantes que a diario atraviesan estas huellas restauradas y se deleitan en su plaza remozada, son dichosos con su pasado en tránsito, gustosos magullados, alegres corrompidos felices desgraciados con su mundito a cuestas,
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de su estándar cultivado a lo way toda la vida.
22 Y cuando estaban
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, he aquí, que los hombres de aquella ciudad, hombres hijos de Belial, cercan la casa, y batían las puertas, diciendo al hombre viejo dueño de la casa: Saca fuera el hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos.
40 Y convinieron con él: y llamando á los apóstoles, después de azotados, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y soltáronlos. 41 Y ellos partieron de delante del concilio,
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de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el Nombre.
Finalmente, en poco tiempo voló su fama por toda Estremadura, y no había lugar donde no se hablase de la gallarda disposición del gitano Andrés Caballero y de sus gracias y habilidades; y al par desta fama corría la de la hermosura de la gitanilla, y no había villa, lugar ni aldea donde no los llamasen para regocijar las fiestas votivas suyas, o para otros particulares regocijos. Desta manera, iba el aduar rico, próspero y contento, y los amantes
gozosos
con sólo mirarse.
Definición de gozoso
Qué es, concepto o significado
Adjetivo. La definición de gozoso hace alusión a la persona que siente, percibe y también que produce algún sentimiento de gozo, alegría, complacencia, entusiástico, regocijo, júbilo y complacencia. Que esta relacionado o alude a los gozos o la composición poética religiosa dedicada a la virgen maría.
Etimología de gozoso
Origen, historia o formación
El origen de la palabra gozoso.
Este vocablo se compone del sustantivo «gozo» y del sufijo «oso» para denotar como una cualidad, característica, relacionado, semejante, que posee o causa.
gomorresinoso Adjetivo. Este vocabulario en la actualidad se encuentra desusado se refiere el que interviene, participa o cu… garabito Adjetivo. Se dice exclusivamente de una caballería y de un perro de la familia de los cánidos, que no es de ca…
Frase de ejemplo:
En el santo rosario se encuentra el misterio gozoso que se reza los jueves.
marisco
Sustantivo masculino. La definición de este término hace referencia a un n…
punar
Verbo neutro intransitivo. Esta palabra en la actualidad se encuentra desu…
jarrero
Sustantivo masculino y femenino. Este vocabulario se refiere a una persona…
desnaturalizado
Adjetivo. Esta palabra se dice de una persona que falta o carece de los de…
Bibliografía ►
Definiciona.com (4 octubre, 2016). Definición y etimología de gozoso. Recuperado de https://definiciona.com/gozoso/
Pregunta
Respuesta
El mandato de «estar siempre gozosos» se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:16. Podemos entender mejor lo que significa exactamente alegrarse siempre cuando leemos el mandamiento en su contexto. Es decir, tenemos que entender lo que precede y lo que sigue a las palabras «estad siempre gozosos» para comprender plenamente el mensaje de Pablo a los tesalonicenses y a nosotros.
La intención principal de Pablo era exhortar y consolar a los creyentes de Tesalónica. En 1 Tesalonicenses 5, les anima a vivir diariamente de una manera que agrade a Dios. Les insta a estar preparados en todo momento para el regreso de Cristo (versículos 4-6). Pablo concluye su epístola con una lista de cosas por hacer para ayudar a la iglesia en su vida diaria y en su relación con los demás:
• Animaos unos a otros, y edificaos unos a otros (1 Tesalonicenses 5:11)
• Respetad a todos los líderes (versículos 12-13)
• Amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos (versículo 14)
• Tratar a todos con amabilidad (versículo 15)
• Alegrarse siempre (versículo 16)
• Orad sin cesar (versículo 17)
• Dad gracias (versículo 18)
• No apaguen el Espíritu (versículo 19)
• Poner a prueba todas las enseñanzas (versículos 20-21)
• Evitar el mal (versículo 22)
Estas exhortaciones son un gran recordatorio para todos los cristianos. Nuestras circunstancias y sentimientos nunca deben impedirnos alegrarnos, orar, dar gracias, mostrar respeto o actuar con amabilidad.
Cuando nos ajustamos a la forma que Dios tiene de pensar y de relacionarse con los demás, comprendemos que, como cristianos, podemos alegrarnos incluso en medio de las pruebas y los sufrimientos gracias al modelo establecido por Cristo Jesús, que «por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio» (Hebreos 12:2). Jesús nos mostró que el sufrimiento precede a la gloria. Y el sufrimiento y la resurrección de Jesús han asegurado un futuro gozoso para todos los que han sido redimidos. En Cristo, podemos regocijarnos siempre.
Nuestra exhortación para estar siempre gozosos también se encuentra en otras partes de la Escritura: «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» (Filipenses 4:4). Regocijarse no es sólo una sugerencia; es un mandato, y lo es siempre. Siempre podemos optar por alabar al Señor.
El gozo es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). Si siempre estamos llenos del Espíritu, y el Espíritu nos hace regocijarnos, entonces se deduce que siempre nos regocijaremos.
Podemos gozarnos siempre gracias a la salvación de Dios. Nadie ni nada puede quitarnos la salvación (ver Romanos 8:37-39). Los que creen en Cristo son hijos de Dios, y nada puede cambiar eso.
Podemos regocijarnos siempre, incluso en la persecución, porque creemos en las promesas de Dios. Los apóstoles fueron arrestados y azotados por predicar el nombre de Cristo, pero cuando salieron del tribunal, salieron «gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre» (Hechos 5:41). Obviamente, los apóstoles recordaron la declaración de Jesús en Mateo 5:11-12: «Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos». La perspectiva eterna nos ayuda a alegrarnos siempre.
Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que «el gozo del Señor es nuestra fuerza» (Nehemías 8:10). Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien» (Romanos 8:28). Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que «los dones de Dios y su llamado son irrevocables» (Romanos 11:29). Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que un día habitaremos la Nueva Jerusalén, veremos al Señor cara a cara y viviremos en un día eterno (ver Apocalipsis 22:1-5).
Nuestro regocijo debe estar en lo que el Señor ha hecho, sigue haciendo y hará en el futuro, independientemente de nuestras circunstancias o sentimientos. Nuestra esperanza está en el Señor, porque Él es nuestra roca y nuestra salvación (Salmo 62:6). Esto por sí solo es razón suficiente para regocijarnos siempre.
El mandato de «estar siempre gozosos» se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:16. Podemos entender mejor lo que significa exactamente alegrarse siempre cuando leemos el mandamiento en su contexto. Es decir, tenemos que entender lo que precede y lo que sigue a las palabras «estad siempre gozosos» para comprender plenamente el mensaje de Pablo a los tesalonicenses y a nosotros.La intención principal de Pablo era exhortar y consolar a los creyentes de Tesalónica. En 1 Tesalonicenses 5, les anima a vivir diariamente de una manera que agrade a Dios. Les insta a estar preparados en todo momento para el regreso de Cristo (versículos 4-6). Pablo concluye su epístola con una lista de cosas por hacer para ayudar a la iglesia en su vida diaria y en su relación con los demás:• Animaos unos a otros, y edificaos unos a otros (1 Tesalonicenses 5:11)• Respetad a todos los líderes (versículos 12-13)• Amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos (versículo 14)• Tratar a todos con amabilidad (versículo 15)• Alegrarse siempre (versículo 16)• Orad sin cesar (versículo 17)• Dad gracias (versículo 18)• No apaguen el Espíritu (versículo 19)• Poner a prueba todas las enseñanzas (versículos 20-21)• Evitar el mal (versículo 22)Estas exhortaciones son un gran recordatorio para todos los cristianos. Nuestras circunstancias y sentimientos nunca deben impedirnos alegrarnos, orar, dar gracias, mostrar respeto o actuar con amabilidad.Cuando nos ajustamos a la forma que Dios tiene de pensar y de relacionarse con los demás, comprendemos que, como cristianos, podemos alegrarnos incluso en medio de las pruebas y los sufrimientos gracias al modelo establecido por Cristo Jesús, que «por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio» (Hebreos 12:2). Jesús nos mostró que el sufrimiento precede a la gloria. Y el sufrimiento y la resurrección de Jesús han asegurado un futuro gozoso para todos los que han sido redimidos. En Cristo, podemos regocijarnos siempre.Nuestra exhortación para estar siempre gozosos también se encuentra en otras partes de la Escritura: «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» (Filipenses 4:4). Regocijarse no es sólo una sugerencia; es un mandato, y lo es siempre. Siempre podemos optar por alabar al Señor.El gozo es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). Si siempre estamos llenos del Espíritu, y el Espíritu nos hace regocijarnos, entonces se deduce que siempre nos regocijaremos.Podemos gozarnos siempre gracias a la salvación de Dios. Nadie ni nada puede quitarnos la salvación (ver Romanos 8:37-39). Los que creen en Cristo son hijos de Dios, y nada puede cambiar eso.Podemos regocijarnos siempre, incluso en la persecución, porque creemos en las promesas de Dios. Los apóstoles fueron arrestados y azotados por predicar el nombre de Cristo, pero cuando salieron del tribunal, salieron «gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre» (Hechos 5:41). Obviamente, los apóstoles recordaron la declaración de Jesús en Mateo 5:11-12: «Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos». La perspectiva eterna nos ayuda a alegrarnos siempre.Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que «el gozo del Señor es nuestra fuerza» (Nehemías 8:10). Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien» (Romanos 8:28). Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que «los dones de Dios y su llamado son irrevocables» (Romanos 11:29). Podemos regocijarnos siempre, sabiendo que un día habitaremos la Nueva Jerusalén, veremos al Señor cara a cara y viviremos en un día eterno (ver Apocalipsis 22:1-5).Nuestro regocijo debe estar en lo que el Señor ha hecho, sigue haciendo y hará en el futuro, independientemente de nuestras circunstancias o sentimientos. Nuestra esperanza está en el Señor, porque Él es nuestra roca y nuestra salvación (Salmo 62:6). Esto por sí solo es razón suficiente para regocijarnos siempre.
Nota del editor: Este es el sexto capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: El gozo
¿Sabes cuál es el versículo más breve del Nuevo Testamento? La respuesta obvia es Juan 11:35: «Jesús lloró». Ese es el versículo más breve en nuestras traducciones de la Biblia al español. Pero el versículo más breve en el Nuevo Testamento griego es 1 Tesalonicenses 5:16: «Estad siempre gozosos». Es un pequeño versículo con grandes implicaciones.
La frase «estad gozosos» es un llamado al gozo. El término era una consigna entre los primeros cristianos. Más que ser un término relacionado a la adoración, en realidad era una palabra de salutación. Jesús la utilizó como un saludo (Mt 28:9). Pablo la usó como una despedida (2 Co 13:11). Normalmente nos saludamos con «hola» o «adiós». Pero qué estimulante sería si al saludarnos o despedirnos lo hiciéramos con un llamado a regocijarnos.
En 1 Tesalonicenses 5:16, Pablo exhorta a los santos a regocijarse. Es un mandato, lo que implica que el gozo es más que la felicidad. La felicidad es una respuesta emocional a circunstancias favorables, agradables o gratificantes. Uno no puede forzar a una persona a ser feliz. Eso depende de lo que le suceda a la persona. Pero Dios manda a los cristianos a regocijarse. Este mandato a regocijarse está en el tiempo presente. Esto significa «mantente gozoso». Es por esto que 1 Tesalonicenses 5:16 es un mandato difícil. Sería más fácil de digerir si la exhortación fuera simplemente a regocijarnos. De hecho, hay muchos momentos, muchas razones y varias ocasiones que conducen naturalmente al gozo. Pero el llamado es a estar gozosos siempre, no solo algunas veces. ¿Cómo puede un cristiano estar siempre gozoso?
1 Tesalonicenses 5:16-18 presenta lo que se conoce como «las órdenes permanentes del evangelio». Estas exhortaciones se aplican a todos los cristianos en todo lugar y en toda situación. «Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo». Puede que estemos familiarizados con estos mandatos, pero a menudo se pasa por alto la justificación para ellos: «porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús». ¿Queremos conocer la voluntad de Dios para cada momento? La voluntad de Dios es que estemos siempre gozosos, que oremos sin cesar y que demos gracias en todas las circunstancias. Si no estamos gozosos, orando y dando gracias, estamos rebelándonos espiritualmente. La voluntad de Dios para nuestras vidas tiene que ver con mucho más que las circunstancias que enfrentamos. Tiene que ver con la forma en que respondemos a esas circunstancias.
La voluntad de Dios es que estemos siempre gozosos. Pero la obediencia a este mandato no se logra por un acto de la voluntad. Solo se puede lograr por medio de la fe en Cristo. El gozo incesante del creyente es la voluntad de Dios para nosotros «en Cristo Jesús». Esta es la clave para una vida de gozo. Los inconversos no se regocijan en Dios, ni oran a Dios, ni le dan gracias a Dios. Las personas religiosas se regocijan de vez en cuando, oran cuando lo sienten y dan gracias cuando las cosas van bien. Pero los cristianos están siempre gozosos, oran sin cesar y dan gracias en todas las circunstancias. Esta es la respuesta del creyente, no porque vive una vida ajena a peligros, dificultades y engaños, sino porque está en Cristo Jesús.
Al concluir Su discurso en el aposento alto, el Señor Jesús dio una explicación estimulante de las últimas instrucciones que entregó a los discípulos: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16:33). El Señor desea que Sus discípulos vivan en paz. Pero la paz verdadera no es la ausencia de realidades negativas, dolorosas o difíciles. El hecho es que el discípulo de Cristo tendrá tribulaciones en este mundo. No estamos exentos de problemas porque estamos en Cristo. Al contrario, seguir a Jesús traerá presiones que probarán nuestra fe, cargarán nuestra alma y atentarán contra nuestra vida. Enfermedad. Desilusión. Persecusión. Rechazo. Pérdida. Hasta podríamos enfrentar la muerte. Sin embargo, podemos tener esperanza en medio de todo porque Cristo ha vencido al mundo.
He aquí dos verdades esenciales acerca del mundo que debes conocer como discípulo de Cristo. Primero, el mundo está lleno de tribulación. Pero, en segundo lugar y más importante, es una tribulación conquistada. El Señor ha vencido al mundo. Esta declaración audaz de autoridad soberana no fue proclamada después de la resurrección. Antes de la injusticia moral, el sufrimiento físico y la agonía espiritual de la cruz, Jesús ya había vencido al mundo. Aquel que fue crucificado por nuestros pecados resucitó y declaró una vez más: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra» (Mt 28:18).
Las tribulaciones de la vida son inevitables. Pero no tienen la última palabra. El Cristo crucificado y resucitado es el vencedor del mundo. El Señor Jesucristo reina sobre cielo y tierra. Esto incluye todas las bendiciones y las cargas de tu mundo privado. Regocíjate en esta gloriosa verdad ahora y por siempre.