
TAHONA
La palabra tahona viene del árabe andalusí ṭaḥúna, y este del árabe طاحونة ṭāḥūna «molino».
La raíz de la palabra árabe, {ṭḥn}, es enteramente semítica[1], con representación en acadio, ugarítico, hebreo, siriaco, mehri, jibli, soqoṭri, sabeo y geˁez, significando siempre algo en torno al campo semántico de «moler», «molino», «harina»: en hebreo טָחַן ṭāḥán es «moler», en siriaco (y en soqotri) ܛܚܶܢ ṭḥen es «moler» y ܛܚܽܘܢܳܐ ṭḥūnō «molienda», en geˁez (etiópico) ṭəḥn es «harina», y en acadio, que pierde la laringal /ḥ/ y la sustituye por /ˀ/,la oclusiva glotal, ṭēˀinu era «molinero», ṭēˀinūtu «moler», y la «harina» molida ṭēˀnu > ṭēnu.
En español se dijo primero atahona, con el artículo árabe aglutinado (الطاحونة aṭ-ṭāḥūna), a la manera hispana. Más adelante se dijo tahona probablemente por aféresis al fundirse la a- inicial de la palabra con la -a final del artículo en la atahona > la tahona.
En los demás romances peninsulares se ha transcrito la h árabe por una f romance y así se encuentra un portugués atafona, que en gallego se puede encontrar también con aféresis tafona, igual que el catalán tafona, que ha dado un paso más y ahora significa «almazara», que aunque también es molino, solo muele aceitunas («molí d’oli»).
Fuente:
[1] Semitic languages: an international handbook / edited by Stefan Weninger; in collaboration with Geoffrey Khan, Michael P. Streck, Janet C. E. Watson. Berlin / Boston: De Gruyter, 2011. (Proto-semitic lexicon: 9.6.1. Flour, p. 241).
– Gracias: Joaqu1n
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Última actualización: Viernes, Febrero 10 05:38 PST 2023
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Ya dijimos en la entrada Tabona que los diccionarios dialectales o no incluyen tahona, por considerar que nada tiene de particular en Canarias, o solo el DDECan dice que esta voz tiene en Tenerife los sentidos particulares de ‘agujero por donde se echa el trigo en el molino de mano’ y ‘molino de mano’, pero como derivados del español tahona definido por el Diccionario académico como ‘molino de harina cuya rueda se mueve con caballería’ y como ‘panadería’. Hasta aquí, pues, solo un caso de paronimia entre tabona y tahona, simple parentesto de significantes.
Aparte hay que considerar los casos en que tahona es variante de expresión de tabona, que según nuestros registros solo ocurre en La Gomera para el significado básico de ‘piedra menuda’ (Perera López 2005: 15.6).
¿Y qué ocurre en la toponimia de las Islas? Demasiados topónimos hay con el nombre de Tahona o con algunas otras formas derivadas como para que se refieran a los molinos y menos a las panaderías descritos por el DLE, por lo que nos preguntamos si no serán algunos de ellos (si no todos) variantes de Tabona. Una muestra que apoya nuestra propuesta: entre las esclavas vendidas en Valencia había una muchacha de Tenerife llamada Tahona (Cortés 1955: doc. 343). Y aquí habría que plantear el problema de la escritura, con esa h intercalada que inclina la interpretación hacia un lado o hacia otro: naturalmente si existe aspiración en la pronunciación del término habría que escribirlo «a la castellana», con h, pero si no existe aspiración alguna habría que escribirlo tal cual suena, Taona. No contamos en los registros toponímicos que aquí interesan con variantes de escritura que pudieran aclarar esta cuestión; solo en un caso de Fuerteventura en las fichas de Alvar se escribe La Tahona pero se transcribe fonéticamente como [la taó:na], mientras que en otro de Lanzarote se escribe Cueva de la Tahona pero su recolector Agustín Pallarés nos dice que en la dicción popular de la isla es /taxóna/.
Diez topónimos encontramos identificados por Tahona en el corpus de topónimos de La Palma en los municipio de Garafía, MAZ y TIJ (Díaz Alayón 1987b: 761); dos en Tenerife, uno en el municipio de Arona (GAC 136 C1) y otro en BUE (Pérez Carballo 2011: 28 E2); dos en Fuerteventura, uno en el municipio de Betancuria (fichas de campo de Alvar) y el otro en TUI (GAC 234 A3); y otros dos en Lanzarote: La Tahona en el municipio de Teguise (Trapero y Santana 2011: 270) y Cueva de la Tahona en el municipio de Haría (Pallarés 2014: 304).
Otro topónimo con el nombre de Tahonilla o Tajonilla hay en Lanzarote que consideramos diminutivo del positivo Tahona contando en este caso con la manifestación expresa de Pallarés de que en Lanzarote tahona se pronuncia como /taxóna/. Más problemáticos nos resultan los topónimos de La Palma con las formas derivadas Tahonero y Tahoneras en los municipio de Breña Alta y PUN (Díaz Alayón 1987b: 761).
Wölfel trata de este término en sus Monumenta (1996: 1074) a partir de los topónimos Atahona de Lanzarote citado por Viera y Clavijo y de Tijona en La Palma citado por Duarte y Álvarez Delgado, y piensa que las dos formas reflejan la oposición singular/plural; considera su posible origen árabe a partir de tahona, con la misma descripción del DLE, pero no descarta que «tras el nombre español subyazcan españolizaciones de nombres aborígenes».
Nada podemos decir de los dos topónimos citados por Wölfel, pues o son formas erradas de otras desconocidas o han desaparecido por completo, pero sí nos interesa lo que dice sobre la previsible hispanización de tahona desde un étimo guanche. Todos los estudios que han tratado del término tahona dan por supuesto que es de origen árabe y que se introdujo en Canarias por vía del español. Ampliando nuestro campo de investigación a los nuevos datos que nos concede el dominio bereber, quizás, habría que volver a plantear otra dirección de investigación a la ya establecida línea arabista, generalmente, aceptada y admitida sin ningún espíritu crítico. El análisis comparativo con el bereber admite, posiblemente, explorar esta alternativa. La relación de este término con el dominio bereber puede determinarse en comparación a la forma del habla tuareg tahunt ‘molino de piedra de mano’, que se corresponde con el chelja tawunt o tagunt, por alternancia dialectal de h/w/g sobre el radical HN (ver Tabona). Y es posible que el término canario tahona proceda de alguna de estas formas del bereber, al que habría que añadir el radical BN de los términos Abona y Tabona. Y en este caso, naturalmente, la referencia orográfica de los topónimos canarios habría que considerarla a partir del significado básico de ‘piedra pequeña utilitaria’.
Queda pendiente el tema de la escritura como Tahona o Taona.
Allá por el siglo I a. C, los antiguos molían la harina, y los granos en general, con molinos a agua, según se ha descubierto en el Asia Menor.
Estos molinos contaban con ruedas de paletas horizontales, que iban unidas a un eje, que en el otro extremo movía una piedra, llamada corredora. Estos molinos hidráulicos se usaron hasta el año 1000, cuando se inventaron los molinos de viento en los actuales Afganistán, Irán y Pakistán.
En la Edad Media, los árabes introdujeron asimismo un molino movido por uno o varios caballos para moler el trigo. Los equinos hacían girar una rueda que movía una muela con la que se trituraba el trigo. Este artefacto fue usado especialmente en España, donde se lo denominó con la palabra árabe tāhûna ‘muela de molino’, de cualquier tipo de molino, pero Corominas (1980) precisa que en España se llamaba así solo al molino movido por caballos.
Nebrija (1495) hablaba de atahona de asno, en latín, mola asinaria, rechazando la palabra árabe para designar la tāhûna, que acabaría por llamarse en castellano atahona (que todavía figura en el diccionario académico aunque no se usa desde hace siglos) y el más moderno tahona, que, por extensión de significado, se aplica hoy también en algunos lugares de España, al lugar donde se hace el pan, la panadería.
El pan refrigerado es el que se vende ya preparado para ser horneado en casa. Tiene la ventaja de que se puede guardar en la nevera varios días antes de hornearlo y así se consume recién hecho. Además, deja un agradabilísimo olor a tahona en toda la casa (Inmaculada Tejera, El libro del pan (1993). CREA.