Tratado mclane ocampo

Melchor Ocampo.

Robert Milligan McLane.

El Tratado McLane-Ocampo, formalmente Tratado de Tránsito y Comercio, fue un acuerdo entre los Estados Unidos y el gobierno liberal de México, encabezado por Benito Juárez, firmado en el puerto de Veracruz en México, el 14 de diciembre de 1859. El tratado habría cedido a perpetuidad el derecho de tránsito por el istmo de Tehuantepec a los Estados Unidos, por un pago de cuatro millones de dólares,[1]​ desde el puerto de Tehuantepec en el sur, hasta Coatzacoalcos en el golfo de México, y con la responsabilidad de México de emplear fuerzas militares para la seguridad de las personas que transitasen (artículo V); ceder a perpetuidad el derecho de tránsito a favor del vecino país del norte, desde la ciudad de Guaymas hasta el Rancho de Nogales u otro punto conveniente de la frontera entre la República de México y los Estados Unidos (artículo VI); ceder a perpetuidad el derecho de tránsito a la unión americana, desde cualquier punto entre Camargo y Matamoros, u otro punto conveniente de la frontera de Tamaulipas, vía Monterrey, hasta Mazatlán (artículo VII). México mantenía su soberanía sobre los tres pasos y soberanamente podía modificar el tratado. ​ Es decir, el término «perpetuidad» no significaba para siempre, sino sin fecha de terminación definida. ​

Protocolos

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El 22 de febrero de 1859 William B. Churchwell recomendó de forma confidencial a James Buchanan que en el tratado se incluyera una cláusula para lograr la cesión de Baja California a los Estados Unidos; ​ sin embargo, el gobierno de Juárez rechazó rotundamente la propuesta y en la versión final del tratado firmado por McLane-Ocampo no se vendía absolutamente ninguna porción de territorio. ​

Relevancia

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La firma del Tratado era de particular importancia para el gobierno constitucionalista, porque representaba el reconocimiento de los Estados Unidos de América al gobierno que encabezaba Juárez en calidad de Presidente constitucional y de esta forma el gobierno liberal obtenía automáticamente el apoyo militar de los Estados Unidos de América ​ en las condiciones que se establecían en los acuerdos binacionales anteriores, como los referentes a los contrabandistas y filibusteros que pudieran amenazar las costas de ambas naciones.

Aunque el tratado McLane-Ocampo no fue ratificado ni por el Senado estadounidense ni por el Congreso mexicano sirvió para que se reconociera al gobierno de Juárez y consecuentemente derrotar a los conservadores ​ en la política global.

Condiciones

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El tratado estipulaba que todo el tránsito que circulara por el istmo sería libre de cualquier derecho o tarifa, tanto para los productos comerciales como para los militares y las tropas.[cita requerida] Incluso garantizaba la obligación de las tropas mexicanas de ayudar al aseguramiento de los derechos otorgados a los Estados Unidos.

Adicionalmente, garantizaba derechos de paso por dos franjas de tierra mexicana: una que correría por el estado de Sonora desde el puerto de Guaymas en el Mar de Cortés, hasta Nogales, en la frontera con Arizona; y la otra del occidental puerto de Mazatlán en el estado de Sinaloa, pasando por Monterrey hasta llegar a Matamoros, Tamaulipas, al sur de la actual Brownsville, Texas, en el Golfo de México. El tratado no autorizaba la construcción de ningún canal.[7]​[8]​

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México tendría asimismo la obligación de construir instalaciones de almacenamiento en ambos lados del istmo de Tehuantepec. Todos los derechos de paso beneficiarían a los Estados Unidos de forma perpetua. De igual manera el tratado estipulaba las obligaciones mutuas de los países en caso de amenaza extranjera sobre los territorios nacionales.

De los $4,000,000 del costo total de estos beneficios, los Estados Unidos pagarían de inmediato únicamente dos millones al gobierno de México, mientras que la mitad restante permanecería en las manos de Estados Unidos, previendo los pagos de demandas de ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano por daños a sus derechos.[9]​

Situación real

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A pesar de que el presidente estadounidense James Buchanan favorecía fuertemente el arreglo y el presidente mexicano Benito Juárez necesitaba con urgencia el dinero para financiar la guerra que libraba contra el Partido Conservador, el acuerdo nunca fue ratificado por el Senado de Estados Unidos, pues fue firmado por el gobierno mexicano en 1859 en Veracruz, ni pudo ser ratificado por el congreso mexicano ya que se encontraba disperso por las condiciones de la guerra.

Origen del nombre

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El tratado deriva su nombre de Robert Milligan McLane, entonces embajador de los Estados Unidos ante México, y del político liberal mexicano Melchor Ocampo, quienes negociaron el tratado con la esperanza de que el dinero y reconocimiento al gobierno de Juárez impulsaría el éxito del Partido Liberal en la Guerra de Reforma de México.

Críticas

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Justo Sierra, escritor liberal y testigo desde su juventud de la Guerra de Reforma, asevera que no es defendible y todos cuantos lo han refutado, lo han refutado bien, porque representó la constitución de una servidumbre interminable…,[10]​ pero también reconoce que era una situación desesperada y la única manera de hacer desistir a la España Isabelina de una invasión al territorio nacional.

Francisco Bulnes, diputado y posteriormente senador liberal y gran crítico del régimen, escribió que …la marina de guerra americana (de Estados Unidos) hubiera arrojado a Juárez de Veracruz y hubiera dado el triunfo a la reacción. Los reaccionarios (es decir, los conservadores) sacrificaron sus intereses de partido a su aversión por vender territorio a los Estados Unidos….[11]​

José Vasconcelos escribió: …Juárez, en Veracruz, no estaba solo. Su metrópoli estaba en Washington, y hasta allí fue a dar un obsequio que los juaristas ofrecían a la gran República del Norte a cambio de su apoyo cada vez más urgente. Consta este obsequio en el Tratado McLane-Ocampo que, dice el mismo Justo Sierra, apologista de la Reforma, «otorgaba franquicias sobre el Istmo de Tehuantepec y parte de la frontera, que equivalían a un condominio». Y concluye diciendo (Sierra) que «Juárez y Ocampo se hallaban alucinados» al dictar ese documento. Que las nuevas generaciones consulten el Diccionario de la Lengua, cotejen la definición de alucinado con la de traidor, y resuelvan cuál es la que conviene al caso…[12]​

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Fernando Iglesias Calderón calificó la firma del tratado como «imprudente y desacertada», pero que sus estipulaciones «en modo alguno, pueden constituir una traición a la patria”. Según Iglesias Calderón, aunque de haberse ratificado sus consecuencias hubiesen sido muy lesivas para el país, de acuerdo con las leyes nacionales y el derecho internacional, el tratado no constituye traición a la patria, porque no pone en riesgo la soberanía ni la independencia nacionales ni cede palmo ninguno de territorio a otra soberanía: se limita (que no es poco, pero es otra cosa) a dar derecho de paso. Hay que considerar, además, añade el autor al que seguimos, que los tratados internacionales pueden ser denunciados en todo momento por cualesquiera de las partes firmantes.

«Fernández MacGregor omite mencionar que Buchanan ya había solicitado antes autorización al Congreso para intervenir militarmente en México, por lo que el argumento de los defensores de Juárez en cuanto a que era preferible firmar el tratado a la intervención armada de Estados Unidos, tiene fundamento. Claro que lo que Juárez y Ocampo querían era una alianza con Estados Unidos y de ninguna manera convertir a México en un protectorado norteamericano». ​

«Hay que tomar en cuenta que el tratado se firmó el 14 de diciembre y el ataque por mar y tierra a Veracruz se dio el 6 de marzo siguiente. Si Juárez no hubiera firmado, la ayuda de Estados Unidos no se habría dado y el gobierno liberal habría desaparecido». ​

Intereses

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Estados Unidos planeaba construir una vía férrea o un canal a lo ancho del istmo para acelerar el transporte de correo y mercancías entre las costas este y oeste. Los caminos ahí, en Nicaragua y en Panamá, ya acumulaban tránsito considerable.Mediante este tratado lograría su beneficio, pero al mismo tiempo beneficiaría el comercio mexicano, aunque no de la mejor forma.

Véase también

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Referencias

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Bibliografía

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Enlaces externos

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“Hay que tomar en cuenta que el tratado se firmó el 14 de diciembre y el ataque por mar y tierra a Veracruz se dio el 6 de marzo siguiente. Si Juárez no hubiera firmado, la ayuda de Estados Unidos no se habría dado y el gobierno liberal habría desaparecido».
Patricia Galeana 
Historiadora

 

El 14 de diciembre de 1859 se firmó, en el puerto de Veracruz, México, el Tratado McLane-Ocampo, formalmente conocido como el Tratado de Tránsito y Comercio. Los firmantes fueron Robert McLane, enviado especial del presidente estadounidense James Buchanan, y Melchor Ocampo, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno liberal presidido por Benito Juárez. El documento está conformado por once artículos, más dos convencionales. Esto últimos se establecieron con la intención de hacer cumplir las estipulaciones del Tratado y mantener el orden y la seguridad en los territorios de cada una de las dos Repúblicas.

Exponemos aquí un breve resumen. En su artículo 1, el Tratado McLane-Ocampo concedía a los ciudadanos y bienes de los Estados Unidos un derecho de tránsito a perpetuidad por el istmo de Tehuantepec. En el artículo 3, el gobierno mexicano se comprometía a no imponer derechos a las mercancías estadunidenses que circularan por el mencionado istmo, salvo las destinadas a consumirse en México. El artículo 5 permitía la participación del ejército estadounidense “con el consentimiento o a petición” del gobierno de México, para ayudar a la defensa de los puertos y las rutas de dicho territorio en cuestión; sin embargo, esas fuerzas militares podrían actuar sin previo consentimiento “en caso excepcional de peligro imprevisto o inminente para la vida o las propiedades de ciudadanos de los Estados Unidos, quedan autorizadas las fuerzas de dicha república” para obrar en protección de aquéllos. Por su lado, el artículo 7 cedía a perpetuidad el derecho de paso entre las ciudades de Camargo o Matamoros, por la vía de Monterrey, hasta el puerto de Mazatlán. Finalmente, el artículo 10 estipulaba que, a manera de compensación por la pérdida en rentas con este acuerdo, el Gobierno mexicano recibiría cuatro millones de pesos, la mitad de los cuales se pagarían al firmarse el tratado[1].

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Las condiciones de este Tratado respondían a la compleja realidad del momento. Mientras el presidente estadounidense James Buchanan favorecía fuertemente el arreglo, tan conveniente a sus políticas expansionistas, al presidente Juárez necesitaba con urgencia el dinero para financiar la guerra contra los conservadores. Sin embargo, el acuerdo nunca fue ratificado por el Senado de los Estados Unidos porque, inmerso este país en su guerra de sucesión, podía fortalecer a los estados separatistas y esclavistas del sur.

Así, la necesidad de reconocimiento internacional y recursos obligó a los liberales a firmar el Tratado gracias al cual el gobierno liberal obtenía automáticamente el apoyo militar de estadounidense. Los conservadores tenían sus propios aliados ―sobre todo, Francia, aunque en un principio también estaban España e Inglaterra―, y habían firmado los tratados Mon-Almonte y de Miramar, no menos onerosos que el McLane-Ocampo[2].

Por su parte, la historiadora mexicana Patricia Galena ha destacado la habilidad negociadora de Ocampo. En primer lugar, dejó creer al agente especial William Churchwell que estaba dispuesto a vender parte del territorio para obtener el reconocimiento de los Estados Unidos, lo cual era indispensable para el reconocimiento internacional del gobierno juarista: sin él, prácticamente no existía. Una vez logrado este objetivo, los liberales se fortalecieron ante sus opositores y sus acreedores europeos. Este garante implicó la retirada de Inglaterra y España. Francia quedó evidenciada en su política anexionista. Además, México también mejoró su posición para buscar recursos con prestamistas particulares, estadounidenses y europeos[3]. En este sentido, el Tratado McLane-Ocampo parece más un acto meramente pragmático por parte de Benito Juárez, quien pudo financiarse para ganar la guerra un año después[4], transformando al país a partir de su legislación liberal, y preservar soberanía nacional bajo las continuas amenazas del exterior.

[1] https://www.historia.palacionacional.info/pdf/6LADISPUTAPORLANACION/6CONTEXTO/Documento%20La%20disputa%20Contexto.pdf
[2] historiamexicana.colmex.mx › RHM › article ›
[3] https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/derecho-comparado/article/view/3946/4998
[4] http://www.cehm.org.mx/Content/assets/img/publicaciones/articulos/documento/Tratado-Mclean-Ocampo.pdf

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